39 - ''Un mundo raro.''

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La noticia de que el Huichol se había desplegado hacia el norte abandonando así esas tierras, se propagó por las calles de Montesinos

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La noticia de que el Huichol se había desplegado hacia el norte abandonando así esas tierras, se propagó por las calles de Montesinos.

De esta manera, los días que sobrevinieron a marzo, se volvieron cada vez más tranquilos, atribuyéndole a él y a su gente los asesinatos que aterrorizaron al pueblo durante meses.

Aprovechándose de ese mal entendido, ''el círculo ''comenzó a operar con perfil bajo gracias a las conexiones que Álvaro, al saber desenvolverse en los lugares más peligrosos de Montesinos, les confería. Realizando todo tipo de encargos para Ariel y demostrándole su lealtad a pesar de que no había conseguido deshacerse de Joel cuando así se lo pidieron.

   —Oye Ariel... ¿Por qué le tienes tanta confianza a ese idiota? —Morbius hizo la pregunta del millón, mientras sacudía la ceniza de su cigarro en el interior de una taza de porcelana que utilizaba como cenicero.

Esa tarde de ocio, ambos estaban en la habitación de Morbius; sentados en un viejo sillón azul y roído; fumando con total libertad al no haber una figura de autoridad que los descubriera.

   —¿A qué viene eso? —Ariel, entre el humo de su cigarrillo, miraba los posters que Morbius tenía pegados sobre esas horribles paredes color verde pistache; donde hermosas mujeres en paños menores los miraban de manera provocativa.

Mientras el instrumental de una banda de Black Metal que le habían recomendado al mayor días atrás, sonaba por debajo de sus voces, Morbius, decidió externar sus dudas.

   —Viene al tema porque es una persona cobarde y eso lo convierte en alguien que no es de fiar. Se irá del lado de quien pueda proteger a su familia sin dudarlo. Es el tipo de perro que muerde la mano que le da de comer.

Ariel, quien retuvo el humo en sus pulmones mientras Morbius exponía sus objeciones, soltó una oleada de ese vaho grisáceo y cancerígeno, viéndolo flotar hasta crear una densa y pequeña capa de neblina ante él. —Entiendo a qué te refieres.

   —¿Entonces? Si tanto lo entiende el señor sabelotodo, ¿Por qué ese enano sigue con nosotros? Ni siquiera pudo con el encargo que le diste. Joel sigue ahí, vivito y coleando.

   —No fue su culpa que Joel consiguiera sobrevivir —lo defendió—. Pero demostró de lo que es capaz. Y eso es lo que importa.

   —Ariel...la necesidad crea perros obedientes, pero no fieles... ¿Qué pasará si esa necesidad desaparece y él se nos voltea?

El menor mostró sus pequeños dientes cuadrados en una mueca semejante a una sonrisa, causándole un escalofrío a Morbius.

—Simple. Le creo otra necesidad — respondió Ariel encogiéndose de hombros—. Donnie ha hecho un buen trabajo amedrentando a Álvaro; si vemos que se está torciendo...le pedimos el favor a él y que le dé una calentadita. Al menos en lo que lo vamos moldeando a nuestra conveniencia.

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