Enfermedad

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Como muchas otras, había sido llevada como esclava al planeta Vegeta. El rey, un chiquillo precioso de piel bronceada, ojos azul como el cielo y cabellos revueltos color lila, se había prendido de ella en cuanto la vio.

Solo por el placer de dominarla y de verla todos los días la había convertido en su sirvienta.

Poco permanecía el rey Trunks en Vegeta, pues sus constantes misiones como conquistador de otros planetas lo mantenían muy ocupado, por lo que no había tenido la oportunidad de hacer suya a la bella sirvienta de cabello negro y ojos índigo.

...

Los saiyanos, muy altivos por otra victoria, habían regresado, y con ellos un virus que solo haría estragos en su maldita raza había aterrizado.

Era tan potente que esa misma tarde cayó la mayoría, incluido el mismo rey.

Habiendo notado los esclavos la vulnerabilidad de sus opresores, atacaron; el pueblo y el exterior del castillo eran un caos, así que Raditz, un soldado de clase alta, llevó a Mai a la habitación del rey; la dirigía del brazo con brusquedad. —La Medical Machine no funciona; tendrás que curarlo —le informaba Raditz.

—¡Pero...! —objetó Mai sin dejar de mirarlo.

—Hazlo —le exigió el soldado para enseguida cerrar la puerta.

—Esperan que yo lo cure cuando ni siquiera sus máquinas pudieron... —comentó Mai de espaldas al enfermo, que a continuación se quejó.

—Mai... —dijo con la voz ronca, apenas audible.

El enfermo tenía un paño en la frente y una cobija gruesa lo cubría casi desde el pecho hasta los pies; los ojos estaban medio abiertos, porque solo hasta ahí podían llegar. —Has venido a matarme —aseveró con una sonrisa.

—Quisiera... pero no puedo —dijo la sirvienta mirándolo de frente.

—A envenenarme entonces —se apuró a decir el rey—. Apuesto a que ya lo has intentado —aseguró de nuevo con su sonrisa pícara.

—Esa es otra forma de muerte... y no; aunque tuve la oportunidad una vez no lo hice por miedo a morir. Que ni siquiera sé por qué quiero vivir —dijo Mai con extrañeza.

—Debe ser porque tienes que curarme para que yo pueda darte lo que quieras.

El discurso del rey Trunks se vio frenado por su propia tos. Mai frunció el entrecejo. —¿Por qué estás actuando tan amable?

—¿Acaso no lo soy todo el tiempo?

—La mayor parte del tiempo eres un arrogante estúpido, prepotente; no cabe duda de que la muerte nos hace cambiar a todos.

—Prometo ya no serlo si me curas... y te daré lo que quieras —confirmó Trunks con otro paño en la mano para aplacar la tos.

—¿Lo que yo quiera? —preguntó Mai cruzada de brazos—. Pues entonces quiero una cabaña con un jardincito lleno de flores; siempre he soñado con una así para mí —concluyó la muchacha con ilusión.

—Una así tendrás —le prometió el rey con una sonrisa a pesar de su malestar—, y viviremos en ella.

Mai no quiso negarse, ya que la gravedad de su soberano no estaba como para eso. —Pero para eso debes hacer que viva —recalcó Trunks.

—Veré qué puedo hacer —dijo la muchacha con la cabeza abajo, y a continuación fue al enfermo; lo cierto era que muy diferente a Nion, la doctora de los saiyanos, no podía ser. Lo más que podía hacer por él era descubrirlo un poco para ayudarle a bajar la fiebre y tal vez aplicar algunos otros consejos, y lo principal: darle amor—. Estás muy cubierto; así nunca te va a bajar la fiebre —puntualizó la joven ya retirando la cobija de los pies de Su Majestad.

—Tengo frío... —dijo el rey temblando en la voz y en el cuerpo a causa de la sensación gélida que le calaba hasta los huesos.

—Y una cosa más —le decía Mai al tiempo que le ataba un paño mojado en cada tobillo—: vas a liberar a todos los esclavos.

—Lo haré —aseguró Trunks; en ese estado deplorable hubiera prometido cualquier cosa.

Mai llevó a cabo los poquitos cambios con los que contaba en mente; aseó la habitación y abrió las ventanas para que se ventilara; encargó un té de hierbas especiales que a ella misma le hubiera gustado preparar pero que su rey consentido no le permitió para que se mantuviera a su lado. El joven lo bebió encantado y a toda prisa, después se durmió tomando las manos de la mujer bondadosa que intentaba curarlo, la cual lloraba en silencio debido a la comparación; sabía que lo dulce finalizaría con el deceso de la enfermedad.

Ojalá fueras así siempre —dijo Mai acostada enseguida de Su Majestad sin soltarle las manos.

...

Grande fue la sorpresa de Mai al ver a Trunks repuesto; el muchacho comió la sopa, esta vez sí preparada por su amada sirvienta, como si hubiera sido el mejor de los manjares, y al terminar llamó a sus soldados principales para exigirles liberar a los esclavos cuanto antes y para presentarles a su salvadora y reina; Mai no lo podía creer.

...

Mai visitó a los enfermos en compañía de Nion para indicarle qué hacer; la salvación estaba en un té único y en el amor; porque todo enfermo necesita que se le tome la mano.

...

Trunks pasaba una florecilla blanca y suave por el hermoso rostro de su esposa en el exterior de la cabañita la cual habitaban en lugar del suntuoso palacio que tenían al lado. —Vivimos entre flores —le dijo a su mujer con una sonrisa para ipso facto apoyar la frente en la suya.


















Nota de autor: ¡Hola 👋☺️! Aquí me tienen de nuevo XD. Como siempre, no puede faltar un drabble más para esta colección... que espero que sea infinita 🙏💖.
Espero de corazón que les haya gustado este trabajito.

Resulta que llevo días, bueno, semanas enferma, y esta gripe horrorosa (y muy cansada 🥴) me sirvió para inspirarme e imaginarme a Trunks también enfermo en un universo alterno en el que sin duda merece su condición; más que nada para aprender; recibir una lección, pues, ya que si la cercanía de la muerte no hace reaccionar a una persona, ¿entonces qué lo hará?

Nos vemos pronto 💗.

Tú y yo (drabbles TruMai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora