Amor entre príncipe y princesa

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Se odiaron al principio, y ahora no podían parar de hacerse el amor. Era algo constante; algo de todos los días y de casi a todas horas.

No podían dejar de tocarse. El amor había traspasado las barreras y ahora se evidenciaba en el toque, siempre presente.

Él era un príncipe; al inicio no muy bueno, por ello la princesa con la que habría de casarse lo odiaba.

Era ruin, y Mai, siempre devota a la humanidad; a los sentires de los demás, le reclamó su falta de compasión.

En tan solo unos días, Trunks había cambiado; se había convertido en una mejor persona, puesto que se había enamorado en grande, como nunca jamás en la vida. Mai le otorgó bondad a su fiero corazón.

Estaban perdidamente enamorados, y necesitaban hacérselo saber... a través de la piel, siempre caliente.

...

Trunks, con la pierna de su dulce y bella esposa recargada en su fuerte hombro derecho, entraba y salía de ella muy lentamente. El miembro apenas y alcanzaba la salida; en realidad, no salía del todo de ella; no quería. Quería mantenerse dentro de las paredes calientes, suaves, que lo apretaban más y más. Le gustaba hacer sufrir a Mai con un placer extremo. Sonreía maquiavélico al verla temblar y pedir piedad; rogando que se detuviera, pues su cuerpo, delicado, pequeño, no podía más; el placer sobrepasaba los límites. El cosquilleo en la parte baja y los golpes de placer estaban acabando con ella; sin embargo, su cuerpo, caprichoso, pedía siempre más.

El cuadro era sublime: un hombre viril; fuerte, musculoso, de cabello hasta los hombros, con el miembro grueso bañado en los fluidos de su mujer; una preciosa princesa de largo cabello negro y piel nívea y ojos índigo y labios carmín apuntando a la nada.

Trunks colocó la mano en su cuello blanco. Lo apretaba un poco, esperando a que se corriera; que mojara su pene con sus fluidos abundantes, que siempre terminaban empapando la cama. No dejaba de sonreír lascivo mientras la embestía muy calmadamente. Le apretó un poco más el cuello, y Mai soltó un gemido, y los fluidos salieron disparados, cubriendo la verga de su esposo y las sábanas. Trunks estaba más que satisfecho.

Con esa sonrisa pervertida, le dio la vuelta a su cuerpo, liviano; no la dejaría descansar.

Le ciñó las nalgas y se las abrió. —Jugaré un poco más —dijo.

Hacía con el cuerpo de su amada esposa lo que le venía en gana.



















Nota de autor: Un poco de lemon subidito de tono no hace daño 😳 (XD). Por supuesto, es un género que no puede faltar en esta colección. Espero que les haya gustado.

Nos vemos pronto 💗.

Tú y yo (drabbles TruMai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora