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-¿Estás seguro de querer hacer eso?

-Es eso o no nada.

El otro chico suspira desentendiéndose del tema.

-Tú verás, pero ten cuidado. Espero que no acabe engañándote.

-No soy ningún idiota

~Días más tarde~

El recién entrado en la universidad espera muy nervioso su cita.

No han intercambiado más que pocas palabras por la app. Desde fuera parecía un buen chico. Alguien de confianza. Todos los comentarios dejados por aquellos que habían alquilado su servicio eran de diez. Cinco estrellas de cinco. Ningún problema. Ningún conflicto. Incluso algunos habían repetido.

¿Iba a ser él el primero en romper con esa racha?

Observa a su alrededor.

Suda más de lo normal y no es por el sol que se cuela entre las ramas del árbol de cuya sombra se refugia.

El ruido ensordecedor de una moto llama la atención de todos los que esperan como él.

El corazón del joven se encoge, se clava las uñas, se queda sin aire.

Y vuelve a llenar sus pulmones de oxígeno, que suelta de una bocanada a punto de ahogarse, cuando la moto se detiene justo enfrente de él. Su dueño, un tipo con buen gusto para la moda, se baja y con elegancia se quita el casco mostrando un cabello corto y oscuro, liso, bien peinado. Y ahora su corazón late sin control en cuanto su mirada aliciente, fulminante y soberbia se clavan en su persona.

-Tú debes de ser Nakyum.

-S-sí...

Se ha quedado sin habla.

Literal.

El recién llegado sonríe. Está acostumbrado a que sus clientes reaccionen del mismo modo.

-Seungho, encantado.

Nakyum estrecha su mano sin vacilar al haber regresado a la tierra. Esa reacción sí es distinta a las recibidas por Seungho quien observa al joven universitario de arriba abajo. Por su ropa sencilla, nada de marca, su mirada infantil intuye el por qué le ha solicitado.

-¿Quieres que vayamos a un sitio más tranquilo para hablar?

-Podemos hacerlo aquí.

Dice decidido.

Eso es nuevo para Seungho. La mayoría de sus clientes prefieren lugares privados para comentarle su trabajo. Sonríe interesado mostrando su inmaculada caja de incisivos.

-Tú dirás.

Toma asiento en el banco donde Nakyum se sienta a su lado. Vuelve a mirarle de reojo esperando por saber qué papel le tocará interpretar a continuación. Al no haber respuesta, pues Nakyum está buscando las palabras oportunas para explicarse, él se adelanta.

-¿Quieres que finja ser tu novio para darle celos a alguien quien te interesa? ¿Presentarme frente a tus horribles padres que te tienen preparado un matrimonio? ¿Fingir ser tu novio para ser popular? ¿Curiosidad por tener sexo con un chico? ¿Estás confundido y no sabes si eres homo? O es posible que-

-Sexo.

Le interrumpe Nakyum observándole muy serio. Ahora es Seungho el que se ha quedado sin palabras.

-Quiero contratar tus servicios para que me enseñes a tener sexo.- se gira hacia él acortando distancias – Y no solo eso. En una semana me enseñarás a darle placer a tu pareja, a masturbar a tu pareja, a chu- sus mejillas se tornan rojas y baja un poco la voz –a chupársela a tu pareja, enseñarme varias posturas y, sobre todo – se queda en silencio. Seungho está perplejo – A besar.

Dice muy bajito.

Baja la cabeza esperando una carcajada. Una burla. Un "¿Eres virgen a tu edad?" "¡¿No sabes besar?!" "Mis servicios no son para mocosos como tú, lárgate"

Mantiene los ojos fuertemente apretados esperando ser ridiculizado.

-¿Estás enamorado?

Abre la boca sorprendido a esa pregunta. Ve a Seungho encendiéndose un cigarrillo mientras se cruza de piernas con naturalidad.

-¿Por qué crees eso?

-No se me ocurre otra razón al verte tan decidido y sin vacilar.

Exhala el humo en dirección contraria.

Los nudillos de Nakyum se tornan blancos aferrándose con fuerza a sus cortos pantalones.

-Hay alguien que me ha pedido de salir.

-¿Vas a salir con él mientras utilizas mis servicios? – lanza un silbido – Las apariencias engañan.

Sonríe divertido. Ese chico es una caja de sorpresas.

-¡No! No estoy saliendo con él. No...todavía... - se muerde el labio inferior pensativo – Le he pedido un tiempo para pensarlo.

-¡Claro! – chasquea los dedos – Por eso me has pedido que te enseñe todo eso en una semana. Le darás tu respuesta en siete días – Nakyum asiente avergonzado - ¿No crees que es mejor que todas tus primeras veces fueran con ese chico? Si estás enamorado, si estáis enamorados, la experiencia que vivirás será más fructífera y mágica que con un desconocido.

Nakyum niega con insistencia.

-Si se entera de que soy virgen, y que ni siquiera sé besar... - vuelve a decirlo muy bajo. De todo es lo que más vergüenza le produce – Seguramente me dejará por eso ¡Por favor! ¡Enséñame todo lo que sepas sobre sexo! – exclama alzando la voz – Haz de mí un experto en ese campo. Que cuando nos acostemos no tiemble o le rechace por el miedo.

-¿Por qué das por hecho que no soy el pasivo? – la cara de Nakyum es un poema. La carcajada de Seungho espanta a un par de palomas que paseaban la mar de tranquilas – No te preocupes – le da un ligero toque sobre su pequeña nariz – Soy una bestia empotrando a quien le gusta degustar su presa muy lentamente y en repetidas ocasiones durante horas – a Nakyum le ha temblado un poco los labios. Su voz susurrándole al oído le ha causado de todo menos miedo y se sorprende pensado en cómo se escucharán sus gemidos - Mis servicios no suelen incluir el sexo.

Le recuerda.

-Lo sé.- vuelve a bajar la mirada – Sé que solo finges ser el novio de los que te contratan. Sin cruzar la línea. A lo mejor cogerse de las manos o un beso pero nada más... Sin embargo, no he encontrado a nadie y tú luces como un buen chico. ¡Las reseñas son muy positivas! Y te pagaré el doble, el triple. ¡Lo que sea! Por favor, Seungho.

Hay algo en la mirada del cliente que le causa interés. Le gusta su forma de mirarle. Sin vacilación. Sin miedo. Sin mojarse ante sus sensuales sonrisas. Le atrae esas mejillas sonrojadas. Y sus labios lucen muy jugosos...

Los cuáles toma sorprendiendo a Nakyum. Ninguno cierra los ojos. Se ven reflejados en la mirada contraria. Al separarse, al ser un simple pico, a Seungho le entran ganas de avanzar un poco más por ese nuevo rubor que se extiende por todo el rostro de Nakyum hasta la punta de sus orejas al sentir los delgados y largos dedos de Seungho bajar por su cuello con suavidad sintiendo un extraño cosquilleo.

-Empecemos por lo básico, Nakyum.- habla con los labios prácticamente encima de los suyos – Te prometo que antes de siete días serás el perfecto pasivo y dejarás a ese chico más que satisfecho y seco.

Toy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora