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-¿No te importa que me quede a dormir?

-Son las tres de la mañana. No voy a mandarte a casa.

-Puedo tomar un taxi y-

-De aquí no te mueves.- le empuja de vuelta a la cama – Descansa, has estado muy nervioso y tienes que estar cansado.

-En realidad no tengo sueño.

Seungho nota los pies de Nakyum frotándose entre ellos muy cerca de los suyos. Él tiene la espalda apoyada en el cabecero. Nakyum está tumbado boca abajo jugueteando con un hilo que ha encontrado en la almohada. La cama es algo estrecha para ambos pero a ninguno parece importarle.

Y mucho menos al dueño.

-Ha estado fatal ¿Verdad?

Seungho no responde.

Nakyum resopla. Farfulla. Y esconde el rostro en la almohada muerto de la vergüenza. Aún no se explica cómo pudo pedirle algo tan pervertido. ¡Él no es ningún pervertido! Pero cuando está con Seungho sus racionamientos lógicos no funcionan. Sus neuronas se apagan. Y el diablillo es su guía.

-¿Quieres volver a practicar?

Nakyum se queda sin aire.

Los dedos de Seungho juguetean por la goma de la cintura de sus pantalones cortos para dormir la cual va abriendo lentamente.

-¿A t-tu compañero de piso no le importará que duerma aquí?

Cambia de tema.

Seungho se muerde el labio.

Dicha práctica le hubiera encantado.

Una práctica conjunta no habría estado mal.

-Y si le importa le echo de una patada.

Nakyum ríe.

Seungho encuentra esa sonrisa escondida en la almohada.

No piensa lavarla hasta que el olor de Nakyum desaparezca.

-¿Sabes qué?

-Eres muy hablador cuando estás nervioso.

-Perdona, te estoy molestando.

Le da la espalda.

-No me molestas.

Lo gira hacia él, pero esta vez el cuerpo de Nakyum se queda muy cerca. Tanto que no sabe si los latidos que siente son los suyos o los de Seungho.

Eso acelera los suyos.

-Cuando estoy nervioso hablo mucho.

-¿Y por qué estás nervioso? ¿Por lo que ha pasado en la bañera? ¿O por si practicábamos otra vez? – de nuevo esconde su rostro. A Seungho le gustaría mordisquear esas coloradas orejas - ¿Haces algo más cuando estás nervioso?

-Salgo a correr. Dibujo. Como snacks cuando Noona no me pilla porque si no me regaña y no veas como duelen sus tirones de orejas.

Protesta frotándoselas.

-Se ve que tu infancia ha sido divertida.

-¿Cómo fue la tuya?

Otra vez Seungho se queda callado.

Nakyum le observa desde abajo. El brillo de la pantalla de su móvil avivan sus bonitos e hipnóticos ojos que se mueven con rapidez al igual que sus pulgares enviando un mensaje. Espera por su respuesta aunque también entiende que no quiera hablarle de su pasado, ni que le cuente cosas sobre él, ni sus intereses, sus gustos, o algo que le preocupe.

Toy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora