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*Unas semanas antes*


-¿Aún sigues así? Como no te des prisa llegaremos tarde.

-No voy a ir a ninguna parte.

-¿Estás rechazando la maravillosa oferta de pasar una encantadora velada con nuestras compañeras de clase a la que nos han invitado con dulces y permisivas sonrisas de hacer con ellas lo que queramos durante toda la noche?

-Piérdete y déjame en paz.

Seungho cruza el salón con el entrecejo fruncido rumbo a la cocina donde saca una cerveza de la nevera. La abre y se bebe más de la mitad de un trago. Jihwa silba sorprendido.

-Tío, estás hundido en la mierda.

Le ignora.

-Te ha dado bastante fuerte ese pequeño bribón.

-Me ha despedido.

Automáticamente se arrepiente de habérselo contado. La risa de Mihwa rebota por las paredes.

-¿Tú? ¿Despedido? JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Esto es graciosísimo.- se destornilla de la risa inclinado hacia adelante agarrándose a la barriga – Tú, el gran Seungho, despedido. Ahora sí que tengo muchas más ganas de conocer a ese chico. ¡Es súper interesante!

Jihwa calla ante el golpe enfurecido de Seungho dado sobre la mesa.

No dice nada más y su amigo desaparece en su habitación.

****
-¿Me vas a decir quién es de todos esos chicos cuyas piernas bronceadas y musculosas me parecen adorables?

-Nadie te ha pedido que vengas.

-¿Y perderme la oportunidad de conocerle?

Jihwa entorna la mirada cubriéndose los ojos con la palma de la mano protegiéndose del sol. Mira a un lado y a otro, y de vez en cuando de reojo a Seungho y así saber que le ha encontrado y lo sabe en cuanto sus ojos se agradan y sus labios se separan lentamente ansiosos.

Sigue su mirada hasta encontrar a ese mortal que ha sido capaz de mandar a la mierda al gran Rey Yoon Seungho. Al mortal que ha conseguido clavarle una estaca en su congelado corazón y hacerle sangrar.

Jihwa y Seungho son amigos de la infancia y nunca, nunca, le había visto esa mirada, ni tampoco esa sonrisa paralizada y expectante. Más que mirar la carrera no pierde detalle de los gestos de su amigo. Le hace gracia como calla las ganas que tiene de gritar el nombre del chico animándole, de vitorearle, de gritar a los cuatro vientos cuando cruza primero la línea de meta y aparece su tiempo en el marcador estableciendo así un nuevo récord y consiguiendo ir al Nacional.

Ahora es Jihwa el que se queda sin habla.

Literalmente.

La expresiva mirada de Seungho brilla feliz, orgullosa. Sus labios se curvan hacia arriba más vivos que nunca.

Si su corazón late volátil por ver a su amigo ¿Qué sentirá éste al ver ganar al que él sigue rechazando sentir algo por Nakyum?

****
-¿No vas a beber conmigo?

-No me apetece beber.

-Estamos celebrando la victoria de tu ama- de tus clientes el cual te ha despedido.- se corrige ante su peligrosa mirada. Es más que evidente que no se ha dado cuenta de que ese chico le gusta. ¿Cómo puede ser tan avispado con los demás y un ciego consigo mismo? – Venga, venga, un traguito por Nakyum. Para que sus sueños se hagan realidad.

Toy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora