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-Ponte cómodo. ¿Quieres tomar algo?

Nakyum no sabe ni dónde mirar.

Desde que recibió el mensaje de Seungho con la ubicación del lugar en el que se reunirían jamás pensó que se trataría del apartamento de éste.

Un apartamento bien decorado a pesar de tener muy pocas cosas y una dulce fragancia que le quedaba a su dueño.

-¿Qué ocurre? ¿Esperabas velas y un camino de pétalos desde la entrada hasta mi cama, Nakyum?

Éste se gira con el corazón desbocado al caer por la trampilla que justamente se abre debajo y estrellarse contra el suelo del cual se levanta atontado.

-Has venido a follar, no a hacer el amor ¿Recuerdas?

Traga saliva.

Sí.

Lo sabe.

Fue él quién se lo pidió.

Fue él quien le pidió seguir enseñándole hasta el final.

Entonces ¿Por qué los nervios?

¿Por qué el miedo?

¿Por qué... la decepción de no encontrar nada más...?

-Ten.- le tiende una bolsa de papel – Puedes utilizar el cuarto de baño el tiempo que necesites.

-¿Qué es esto? – Seungho atrapa la bolsa al vuelo en cuanto Nakyum la abre dejándola caer por la impresión.

Intenta no reír.

Ni burlarse.

Porque de los dos es quien más nervioso está.

-Te he comprado lo que necesitas para poder prepararte ¿O prefieres que sea yo quien lo haga?

-¡Puedo hacerlo yo solo!

Le arrebata la bolsa y se encierra en el baño.

Seungho se desploma sobre la cama.

Su corazón rebota en su caja toraxica como una pelota saltarina.

****
Nakyum se ha tomado el tiempo que ha creído conveniente.

Mucho más para dar el paso y prepararse a detenerse en cuanto ha estado a punto de correrse usando sus dedos pensando en los largos de Seungho que ya ha probado. Y se siente mal.

Horrible.

Se ha masturbado por delante y por detrás pensando en el chico quien le espera ahí afuera. En el chico de labios ardientes. De mirada penetrante. Y personalidad sensual en vez del chico al que ama.

Pero no puede.

Seungho ocupa ahora mismo toda su mente caótica y pervertida.

Seungho es el único que puede lograr hacerle sentir cosquilleos en el pecho con solo pensar en lo que va a hacerle.

Cierra el puño aferrado su miembro obligándose a detener el placer.

Ha estado a punto.

A punto de mancillar la ducha de Seungho.

****
-¿Lo has pasado bien ahí dentro o me has echado de menos?

Sonríe bravucón Seungho al verle salir de la ducha con el cabello mojado, las mejillas sonrojadas.

-Podías haber salido desnudo. Claro, tenía que haberte esperado tumbado en la cama desnudo – chasquea los dedos – Tu expresión habría sido embriagadora.

Toy BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora