Rin miró anonada como obito se separaba de ella. Había cierto recelo ante su toque.
—Perdón, cariño. — el uchiha le sonrío forzadamente—. Hoy estoy cansado.
Rin asintió mientras trataba de sonreír. El ambiente entre ambos se hizo pesado.
—¿Estuviste con kakashi? —Preguntó la mujer. No pudo reprimirse.
El Alfa la miró molesto, irritado ante la cuestión.
—Creí que no hablaríamos de eso. —Respondió seco el alfa.
—Bueno, solo quiero...
— Rin. —El hombre no dio paso a más explicaciones—. Buenas noches.
Sin más, el uchiha se subió a la habitación. Cada paso era pesado y tosco. Obito se encerró en el cuarto. No quería verla ahora, no quería tocarla, no quería besarla.
Su Alfa se negaba a estar con ella. Su Alfa quería algo en específico. No, no algo, alguien en específico.
Recordó el calor de kakashi, la manera en que lo apresaba y como parecía estar hecho a su medida, recordó su rostro y sus gestos al llegar al orgasmo, recordó la manera en que se aferraba a él.
Bakashi, kakashi, kakashi. Su cabeza sólo estaba llena del Omega.
Obito se dejó caer al piso, deslizándose por la puerta. Cerró los ojos y pudo sentir el contacto de sus labios con los del Peli-plata.
—Esto no está pasando. — obito se toco la boca. Reprimió la imperiosa necesidad de salir y buscar al omega,hacerlo suyo de nuevo y está vez, dejar que sus labios recorrieran los ajenos.
Se estaba volviéndolo loco.
