Capítulo 8: El regreso

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El día siguiente estuvo tranquilo, James y yo salimos en la noche al patio mientras todo el mundo dormía.

Frente a la casa había varios árboles, era como un mini bosque privado.

Escuchamos un ruido nada usual.

—Hoon está aquí —susurró en mi oído—, lo escucho pensar.

Lo buscamos pero nos ganó, se había ido.

—Quería saber si nos habíamos venido aquí, ahora nos encontró.

—Tenemos que irnos a otro lugar —dije casi gritando. 

—No tendrá caso, estuve investigando y ve el futuro cuando una decisión es tomada. Se enteraría a donde nos iríamos y nos buscaría de nuevo.

—Hay que hacer algo —intentaba calmarme.

Entramos a la casa y no dormimos ni un minuto.

Al día siguiente ya no lo escuchamos, ni ninguno de los demás días al estar vigilando.

***

El lunes de la siguiente semana estaban mi tía y Lucy —además de mi madre y yo—. Nos encontrábamos preparando una ensalada de manzana, entonces tocaron el timbre, me limpié las manos con una servilleta y fui a la puerta.

Vi a Hoon en cuanto abrí. No le dije nada e iba a cerrar pero me detuvo antes de que lo hiciera por completo. Con su fuerza abrió de nuevo.

—No vine aquí para que me rechazaras.

—¿Por qué me buscaste?

—Por Kevin, no podemos dejar que siga así.

—Les dije que no quería volver a verlos —fingí total molestia.

—Pues ahora vendrás con nosotros.

Eli y AJ aparecieron en ese momento detrás de él.

—No lo haré.

Hoon me colocó en su hombro y me llevó.

—¡Bájame en este instante! —golpeteé en su espalda.

—No y cállate.

—Gritaré que me estás secuestrando.

—Solo inténtalo y verás —me amenazó.

—¡_______(tn)! —escuché a mi madre.

—No se preocupe, estará bien, solo avísele a James y él entenderá lo que está pasando —le dijo Eli.

Me subió a un coche negro sin soltarme, era más fuerte que yo. Eli y AJ entraron rápido y nos fuimos al aeropuerto.

—Exijo que me dejes ir —dije tratando de zafarme. Me tomaba de las muñecas así que no podía hacerle nada.

—No, ahora quédate quieta.

—Sabes que puedo detener este auto si quiero.

—Sí, pero ahorita no puedes.

—Tendrás serios problemas con James.

—Él entenderá —sonrió.

Llegamos y traían su avión privado, seguía llevándome de las muñecas y no me soltó hasta que éste cerró las puertas.

—Me voy de aquí.

Me levanté y una sobrecargo se acercó a mí.

—Por favor tome asiento —sonrió y regresó a la cabina.

Almas Inmortales (UKiss y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora