CAPÍTULO 13: El secuestro

242 14 5
                                    

El día sábado en la tarde Soo Hyun llegó a mi departamento.

—Te tengo una noticia —dijo emocionado cuando abrí la puerta.

Entró y se sentó en el sofá.

—Vannia me acaba de avisar que Hadley estará fuera del país las dos próximas semanas.

—¡Qué bien! ¿Y cuándo iríamos?

—Dice que el sábado van a estar todos en casa y a las personas de servicio les van a dar ese fin de semana libre.

—Pues que sea el sábado —sonreí. 

El día lunes en la escuela Gaeul me notó muy emocionada.

—Estás más feliz que otros días, ¿es sobre Kevin?

—Sí.

—¿Terminó con su novia? —preguntó emocionada.

—No, aún no. Pero el sábado iré a verlo y hablaré con él otra vez.

—Entonces es el inicio de su reconciliación.

—Sí, pero también me siento nerviosa, ¿y si me evade o se porta muy cortante conmigo?

—No creo que sea tan mala onda.

—Bueno, ¿pero qué haría si eso llega a pasar?

—Seguir intentando. Tú no eres una persona que se rinde tan fácilmente.

—Tienes razón —su comentario me levantó el ánimo—, gracias por ser mi amiga Gaeul.

—Lo sé, soy un amor —no reímos.

La semana estaba pasando muy rápido y mientras, mis nervios crecían cada día.

El jueves como a las diez de la noche alguien tocó el timbre.

Al abrir había tres hombres altos y fornidos. Vestían un traje color negro.

—¿Si?, ¿qué se les ofrece?

—¿________(tn)?

—Sí.

Se miraron misteriosamente y yo me hice un paso para atrás. Entonces entraron y cerraron la puerta, corrí a mi habitación de forma humana pero después descubrí que eran vampiros cuando en menos de tres segundos ya me tenían rodeada.

Ataqué al que tenía enfrente y entré a mi habitación. Cerré y me quedé recargada en la puerta. Ellos estaban empujándola hasta que yo ya no resistí más y abrieron.

Uno me tapó la boca y me envolvió con su brazo, otro me detuvo las piernas cuando empecé a patalear; y el tercero me inyectó un sedante en el brazo que hizo efecto rápidamente. Poco a poco sentí como dejaba de moverme hasta que entré en la oscuridad.

Al despertar —no sabía cuánto tiempo había pasado—, estaba en un avión atada de manos y piernas, pero mi boca estaba libre.

—¿A dónde me llevan? —no me hicieron caso—. ¿Quiénes son ustedes y quién los mandó?

—Tenemos órdenes de no darle información —contestó uno.

—¡Exijo que me digan!

—No se preocupe, no le haremos daño y sabrá todo cuando lleguemos.

No dije nada más y esperaba que alguien ya se hubiese dado cuenta de que había desaparecido.

Pasó mucho tiempo o a mí se me hizo bastante largo. Varias veces miré el nudo que unía mis muñecas pero era muy complejo y apretado como para deshacerlo en poco tiempo, además de que mis palmas estaban unidas por una venda; ellos sabían la habilidad que tenía y estaban siendo precavidos.

Almas Inmortales (UKiss y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora