CAPITULO 8

72 9 0
                                    

Alaya

El frio se siente aún más, el viento junto con la nieve da el paisaje que a muchos extranjeros les encanta de Rusia. Veo como el avión aterriza trayendo dentro a la otra mujer que considero importante en mi vida.

La escotilla se abre y Elena sale seguida de Federico Ciprianno —por lo que veo, el nuevo puesto de capo le queda bien —sonrío por el comentario de Alexis.

—Una mujer en el puesto de líder —susurro para después verlo —eso solo puede significar el comienzo de una nueva era, ¿no lo crees? —Alexis solo esboza una media sonrisa antes de volver la vista a nuestros invitados.

Con una gabardina color beige y botas del mismo color, el cabello azabache de Elena resalta bastante y Federico siento su contraste al estar totalmente de negro, "parecen un ser santo siendo protegida por su sombra".

—Es bueno verte de nuevo Ninfa —saluda Alexis dándole un abrazo fraternal ya que la considera como una hermana más. Noto la incomodidad de Federico y aguanto el sonreír para no ponerlo en evidencia —Ciprianno —lo saluda al alejarse extendiéndole la mano.

—Petrova —responde mientras estrechan manos, su vista se posa en mí y la tensión que había desaparece —gusto en verte Alaya.

—Igual Federico —no espero y abrazo a Elena por el cuello haciendo que ambas riamos—no creas que no noto como la atmosfera entre ambos ha cambiado —susurro para que ninguno de los hombres me escuche.

—Es lógico que cambie cuando es mi prometido —me alejo sorprendida y esta levanta su mano mostrándome un anillo dorado con una piedra violeta.

—No jodas —digo y ella solo sonríe más, mi mirada va como pelota de pin pong entre ambos hasta que grito emocionada y vuelvo a abrazarla por el cuello. Se que esta no es una actitud que debería mostrar, pero me importa una mierda, una hermana mía va a casarse y eso es motivo de felicidad para mí.

—Cuando me dijiste que tenías sorpresas no me imaginaba que era esto — digo al soltarla, Federico envuelve su brazo en su cintura apegándola a él.

—Bueno no son todas —dice este y yo frunzo el ceño —pero esa sería mejor darlas cuando estemos en un lugar más seguro — con ganas de sacarle más asiento y los guio hacia el auto para ir hacia la mansión.

El camino es tranquilo y cómodo, aunque en esta época es cuando notas los dos lados de Rusia, uno donde puede enamorar por su paisaje blanco con diversas manchas de color, como también puede llegar a mostrarte su lado crudo ya que cuando fijas bien la mirada, puedes encontrar esos detalles donde la maldad está presente, esa que si te atrapa te arrastra a nuestro mundo de sangre.

Cuando llegamos a la mansión veo al viejo junto a Anoushka y los demonios esperándonos —¡papá! —los dos saltan a sus brazos y mi hermano los alza como si aún fueran unos bebes.

—Esos son...— Elena dice y yo asiento —están enormes.

—Bueno eso es lo que pasa con las personas al pasar el tiempo, crecen —me burlo mientras subimos las escaleras.

Anoushka la abraza con efusividad sonriendo —es bueno volver a verte Elena.

—Lo mismo digo Anoushka —noto como Anoushka mira hacia Federico y su expresión se endurece, "aquí viene mamá osa en acción"—es mi pareja y nuevo segundo al mando —Federico baja la cabeza a modo de saludo.

—Gusto en conocer a la mujer del pakhan de la Bratva —saluda.

—Sera mejor que no traiciones a Elena —advierte —ya que no me importaría ordenar a los perros que coman tu carne — "no dije, mamá osa en acción".

ZARINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora