CAPITULO 16

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Omer

Estaciono frente a la mansión viendo como hay más guardias que desde la dejé. Al salir cada uno baja la cabeza a modo de respeto y yo entro —Omer —miro hacia un lado y no pasa mucho para que Dilara se lance a mis brazos vuelta un mar de lágrimas —Omer...mi padre —solloza, veo que detrás de ella está su madre igual de angustiada, suelto un suspiro y la envuelvo en mis brazos.

—Tranquila —susurro sobre su cabeza —Suleiman es fuerte —más allá de la señora Aponte veo a mi hermano quien me hace una señal con la cabeza hacia las escaleras. Despacio me despego de Dilara tomándola de los hombros —tengo que ir a ver a mi padre —ella asiente aun cabizbaja, noto sus ojos hinchados y rojos causa de su llanto prolongado, "la verdad que poco me importa su padre, pero si quiero mantener las apariencias". Tomo su rostro y dejo un beso en su frente, ella me da una mirada un poco sorprendida y con eso me alejo hacia dónde está mi hermano.

—¿Ya caíste bajo su encanto, sultán? —se burla y yo lo golpeo en la parte de atrás de su cabeza por su estúpido comentario —espera...—toma el cuello de mi camisa y la desliza hacia un lado descubriendo la piel de mi cuello, pero lo aparto de un manotazo —hijo de puta —se ríe —te fuiste a follar mientras aquí se desataba la histeria.

—Cállate sino quieres que te haga rodar escaleras abajo y lo haga parecer un accidente —este levanta sus manos, pero aun continua con esa sonrisa burlona en su cara.

Se que marca ha visto Deniz ya que yo también la vi cuando me cambié antes de bajar del avión, "mi pequeña Alaya es toda una salvaje a la hora de dejar marcas". Niego sonriendo evitando recordar todo lo que disfruté del cuerpo de mi mujer y lo que aún falta. Nos detenemos en las puertas dobles de madera y toco antes de abrir una de ellas. Dentro me encuentro a Amelia verificando el suero y las demás maquinas conectadas a mi padre, mientras que mi madre está sentada en un lado de la habitación sollozando.

Ella al vernos se levanta y nosotros nos acercamos. Puede que tengamos casi nada de sentimientos hacia mi padre, pero mi madre es una historia diferente —¿Dónde estabas hijo? —me pregunta angustiada.

—Tenía que ver ciertas cosas —miro hacia mi hermano quien se acerca hacia Amelia —¿Cómo está?

—Amelia y otro doctor lo revisaron —noto como su rostro se contrae —estaba destrozado...—veo como le cuesta proseguir —es un milagro siga vivo y que no tenga que usar una bolsa de por vida.

—Bueno, al menos podrá seguir yendo al baño solo —mi madre me golpea el pecho enojada.

—No es momento para bromas Omer —me regaña —a tu padre lo mutilaron y casi lo perdemos —tomo una respiración profunda y vuelvo a ver a mi padre dormido y pálido.

—Perdona madre, pero yo no comparto tu sentir de pérdida o angustia —la miro —lo único que me interesa es como se procederá a partir de aquí con la organización —ella desvía su mirada hacia el suelo.

—Sea lo que sea, es tu padre Omer —lo mira —sé que no ha sido un fácil crecer bajo su mando, pero entiende que tiene sus razones —bufo colocando las manos en los bolsillos.

—¿Qué razones podría tener en llevar a tu hijo y hacerlo ver como varias mujeres lo atendían? —mi tono es acido y sé que la estoy lastimando, pero no voy a permitir que intente camuflar la naturaleza podrida de mi padre —¿o que ni le interese como estas en la intimidad, pero al público se muestre como el marido atento?

—Omer —me mira con una expresión de fastidio y también de dolor —mantén el respeto que no estamos solos.

—Si te preocupa la presencia de Amelia, pierde cuidado —le digo —ella conoce de primera mano cómo es tu esposo —camino hacia la cama, alejándome antes de seguir por ese camino que no conduce a nada.

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