David
Mi sangre está hirviendo, el dolor del ojo queda en segundo plano ya que el recuerdo de esa perra encima mío sacándome el ojo está vivo en mi cabeza —el veneno ha perjudicado toda su cavidad señor que sería imposible hacerle una operación para devolverle la vista —respiro pausadamente.
—¿Cuánto tiempo tengo que inyectarme el suero? —pregunto.
—Un tiempo de 2 meses para eliminar cualquier rastro en su sistema —mi mano se cierra en puño y le hago una señal para que me deje solo. "Maldita zorra rusa", después de apenas salir de la mansión en ruinas, supe que Alaya Petrova envió a sus hombres al lugar llevándose los cuerpos de Elena y Federico.
Eso empeoró el humor de Danilo ya que ni muerta la consiguió. Ha pasado varias semanas del incidente y su único objetivo ha sido encontrar al vástago que engendró y pudo ocultar antes del ataque. Debo decir que yo también estoy interesado en encontrarlo, pero por motivos diferente que los de Danilo, "mientras él lo quiere para poseer algo de Elena, yo lo quiero eliminar para que no se vuelva un problema a futuro".
Si ese mocoso sigue con vida nada le impedirá reclamar el control de todo el bajo mundo italiano y eso solo me perjudicaría si deseo que Danilo se convierta en la cabeza, "solo los Bernardi que provenga de él deben prevalecer". Y ahí va otro dilema, convencerlo de tomar una mujer para procrear descendencia. Escucho la puerta abrirse y ya estoy a punto de mandar a quien sea a la mierda cuando una melena castaña junto con unos ojos inocentes entra.
—¿Papi? —mi pequeña hija me llama con nerviosismo que toda la tensión que sentía se desvanece o al menos la mantengo a raya.
—Mia piccola —ella me sonríe y corre hacia mi metiéndose entre mis piernas, "cada día tiene más parecido a su madre". El solo recordarla me vuelve un trago amargo y más sabiendo donde la envié.
—¿Qué te pasó? Mase y yo vimos mucha sangre —me pregunta mirando la venda que cubre gran parte de mi rostro.
—Hubo un accidente y salí un poco lastimado, pero estoy bien —ella frunce el ceño e intenta subir a mi regazo y yo la ayudo. Al estar sentada apoya ambas manos en mis mejillas y besa en donde esta vendado.
—Mami nos quitaba así el dolor —dice dulcemente —¿te sigue doliendo papi?
—Ya no piccola —ella sonríe —¿Dónde está tu hermano?
—Con el tío Danilo —apoya su cabecita en mi pecho —papi, ¿Cuándo volverá mami? Mase muchas veces llora en las noches porque la extraña —me mira con ojos de cachorro —y yo también la extraño —peino su cabello hacia atrás y beso su frentecita.
—Muy pronto —le miento —te lo prometo —ella asiente y vuelve a apoyar su cabeza en mi pecho relajándose.
"Ella jamás volverá", ese día la condené por haberme mentido. No solo confabuló en mi contra, provocando que todo mi trabajó se vaya al carajo, sino que también dejó que otro hombre la tocará al punto de parirle un hijo haciéndolo pasar como mío, "no, ella sufrirá hasta su último aliento por haberme traicionado".
La puerta vuelve abrirse y esta vez entra Danilo junto a Mase a quien se le ilumina el rostro al verme que corre en mi dirección, "es la prueba viva de su traición" pienso cada vez que lo veo—¡papi! —llega a mi pierna y se agarra a ella con fuerza, al levantar la vista me sonríe de forma inocente y yo sé la devuelvo acariciándole el cabello, "no llevaras mi sangre, pero te moldearé para que seas mi perro fiel".
Solo Danilo sabe que Mase no es mi hijo biológico, al médico que sacó la prueba de paternidad lo mate días después de haberme entregado los resultados, "no iba a dejar que un imbécil de fácil compra supiera mi secreto". Cuando supe la verdad no niego que tuve el impulso de matar al niño en frente de Rubí, mas hubiera sido algo muy sencillo y no me satisfaría por completo, así que deseche la idea y tuve una mejor, un dolor más prolongado y que tuviera más retribución con los años, «convertirlo en la cadena que atara de por vida a su madre».
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ZARINA
RomanceLIBRO 2 - TRILOGÍA AMORES Y MENTIRAS Mi pasado siempre estará marcado por tres cosas; Era el resultado de una aventura. El reemplazo de una hija muerta. El error vivo de Iván Petrova. "Tres cosas a las que fui obligada a aceptar y convertir en mi v...