Jugando a amar || Jenna Ortega x Fem.

Capítulo 30 - 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬❤︎︎

(esta cap solo es para mostrar recuerdos de antes de que se separarán, después de la separación, o recuerdos en general..)

La pareja perfecta si existe
¿sabes cuál es? La que a pesar de sus peleas, de sus altas y bajas, de los momentos malos y buenos, aún siguen juntas dándole con todo, las que siguen intentando a pesar de todo.

Es quien te cuida, te protege, te valora como a uno de sus más importantes tesoros, es quien te quiere, es quien te da aliento, es quien confía en ti aunque nisiquiera tú lo hagas, es quien te ayuda ser más fuerte, es quien sigue junto a ti cuando más lo necesitas.Y así es, Jenna y Stanley son la pareja perfecta, en todos lo sentidos, a pesar de lo que en algún momento paso, supieron enfrentar eso, y darse una nueva oportunidad para demostrarse su amor.

Memories♥︎

La noche era tranquila, el aire fresco llenaba el ambiente mientras caminaban por las calles iluminadas, disfrutando de la compañía mutua. Jenna jugaba con los dedos de Stanley, sonriendo mientras la observaba.

— Amor, mi papá quiere que vayas y le digas que somos novias. — dijo Jenna, lanzando la declaración de manera casual, pero con un brillo juguetón en los ojos.

Stanley se detuvo por un segundo, soltando una risa nerviosa. — ¿Tu papá? ¿En serio? — miró a Jenna con una mezcla de sorpresa y humor. — Me da miedito, amor.

Ambas no pudieron evitar reírse, las risas resonando en la tranquila noche.

— Le caerás bien, no te hará nada. — aseguró Jenna, con una sonrisa que irradiaba confianza.

Stanley suspiró, resignada, pero con una sonrisa en los labios. 

— Okey, lo que sea por ti. — dijo, deteniéndose brevemente para dejar un suave beso en la frente de Jenna.

El gesto fue simple, pero lleno de cariño. Era un pequeño recordatorio de lo mucho que se importaban, incluso en momentos de incertidumbre.

Continuaron su camino hacia la casa de los Ortega, caminando de la mano, sintiendo la conexión que las unía en cada paso. Ambas sabían que este era solo un pequeño desafío comparado con lo que podrían enfrentar en el futuro. Pero en ese momento, mientras la noche las envolvía, todo parecía perfecto, y estaban listas para enfrentar lo que viniera, juntas.

Poco sabían que esos días de felicidad pura pronto serían ensombrecidos por la revelación de la apuesta, un secreto que cambiaría todo lo que habían construido hasta ese momento.

La puerta se abrió revelando a Natalie, con una sonrisa cálida en su rostro. 

— Hola chicas. — saludó, dejando paso a Jenna y Stanley.

— ¡Holaa! — respondieron al unísono, la alegría en sus voces siendo evidente.

Apenas entraron, Edward, el padre de Jenna, apareció desde el fondo de la casa, con su presencia imponente y su mirada directa.

— Hola. — dijo Stanley, su tono firme pero respetuoso.

Era la primera vez que Stanley se encontraba cara a cara con su suegro, ya que la mayoría de las veces él estaba ocupado en el trabajo. La tensión en el aire era palpable, aunque ambas chicas intentaban mantener la calma.

— Un gusto, soy Stanley Schnapp. — dijo, extendiendo la mano con una sonrisa, tratando de mostrar confianza y respeto al mismo tiempo.

Edward observó a la joven por un momento antes de devolverle la sonrisa, aunque fuese leve, y tomar su mano en un apretón firme.