Capitulo 7

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Fuazia Abbas

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Fuazia Abbas.

-¡pero porque rechazaste!- grita una de mis primas

Mis  ojos observan como la llama se mueven en medio del patio, estamos todos  aquí sentados al rededor de una hoguera hablando de diferentes temas,  bueno eso era hasta que conté lo que pasó esta mañana en la oficina.

Mis primas me ven con la boca abierta esperando que mi madre diga algo.

Todos  los hombres de la casa estaban durmiendo, menos Jalal quien no habló  desde el principio del tema  que deja con los pensamientos abiertos a  todas las presentes.

- ¡Aún no me creo que hayas rechazado a una gran propuesta así!- una vez más grita mi prima dramática.

-  Ella tiene razón Fauzia, porque rechazaste? Tienes el talento en la  sangre, trabajar para ese hombre sería pan comido para ti-

-Es  difícil de explicar si? Tengo mis razones- coloco mi manta sobre mis  piernas, dejando que mi mente se meta en mis pensamientos.

Todas nosotras nos quedamos en silencio, dejando paso al gran ruido de los pasos de alguien.

En  medio de la oscuridad del patio, los pasos cada vez más se van haciendo  presentes, y con ellos poco a poco lo que parecen ser quejas se hacen  cada vez más claras. Los ojos de todos los presentes se posa en la dirección de donde proviene el ruido, hasta que por fin podemos ver la causante de este.

Dalila, una de mis tantas primas.

No nos sorprende verla con una cara de asco puesta en toda su figura, de hecho es algo normal de ella.

Desde  hace años que tengo las ideas claras con ella, es decir, no puedo  considerar que la odio visto que es alguien de mi familia y lleva mi  propia sangre, pero sí que puedo decir que sé ponerla en el lugar más  bajo y con menos importancia de mi vida. Desde hace años que ella me demostró que la confianza, la lealtad y el saber vivir era algo que  no fue mi claro para ella, su vida se basa en querer los lujos de la familia y más, ser la "niña mimada" de mis tíos y sobre todo de mi  abuelo.

Pero este le dejo bien claro que no la educaría de esta forma, que sí quiere algo, se lo debía de ganar.

Créanme,  no fue mi decisión tener una mala idea sobre ella, digamos que se lo  gano desde la infancia, porque en su mente, tenerme como prima, siempre sería una competencia, no solo a la vista de la gente, sino en el lado  laboral y demás.

Para ser claros, nuestra relación se terminó desde que en su mente empezó la competencia.

Pero seamos claros, hay más cosas que hacer en la vida que tener que estar en competencia con su prima mimada.

-¡hay  porque no encienden la luces! ¡No sabía que estaban aquí sin mí!- grita  con su voz chillona, a simple vista, veo como mis otras primas lejanas  ruedan los ojos y otras suspiran fuertemente- hay porque tan en  silencio!-

Pregunta para todos, pero créanme el silencio se apoderó de nosotros desde que ella llegó.

-Estábamos hablando de una nueva propuesta para Fauzia- habla mi madre para no ser "maleducada".

-Hay tía, cuéntame todo- empuja a Jalal para poder sentarse y poner sus grandes orejas cerca de mi madre, pero ella, como buena madre, sabe de la relación que tenemos con Dalila.

-Es  solo una propuesta de trabajo Dalila, nada de lo que te interese no?-le  recuerdo las tantas veces que dejo claro a sus padres que sus "hermosas  manitas" no harán ningún esfuerzo para alguien que no sea ella- Buenas  noches, me iré a dormir estoy cansada y sobre todo es tarde- no  espero ninguna respuesta de su parte, solo, me despido de mi familia y  salgo del centro del patio, donde estábamos todos reunidos hace unos  cuantos momentos.

Camino para poder llegar al interior de la casa, quien la oscuridad está  presente en ella. Mis pasos son delicados para no levantar a ningún miembro de la familia. Pero mi mente no deja de pensar en la  propuesta.

¿Por qué?

Cocinar es mi sueno desde pequeña, y estoy de acuerdo con mis primas, no debería de dejar caer una propuesta como tal, pero...

El hecho de trabajar para una propiedad privada, un lugar desconocido, no es algo que me agrade.

Más... con ese hombre misterioso.

Mis intenciones son de abrir la puerta cuando una mano se posa en mi hombro.

Me trago el grito al ver la cara de mi prima cercana muy cerca de la mía cuando me doy la vuelta con rapidez.

¡Vaya susto!

- Nunca más vuelvas a hacer esto- susurro con fuerza-

Pero no parece importante lo que acaba de pasar, solo le ve a los ojos en la oscuridad.

-No dejes caer esa oportunidad- sus ojos no se despegan de los míos, ni tampoco su mano, esta sigue sobre mi hombro.

- No digas tonterías, sabes como soy, si algo no me agrada no lo haré-

- ¡Pero tu mente solo está llena de miedo y de suposiciones malas, solo  piénsalo! ¡Estás dejando caer una oportunidad que puede cambiar tu vida y  hacer vivir tus sueños!- susurra con fuerza.

María era de mis primas que más amor tenían, es una mujer calmada y con cerebro.

- ¡Me lo pensaré- veo como una sonrisa se posa en su cara- no dije que sí, solo que me lo pensaré- eso parece devolverle a la realidad, pero aun  así no deja de sonreír viéndome- ahora vamos, muévete, estas no son horas  para estar aquí hablando- ella ríe- si el abuelo nos ve aquí a estas  horas nos cortará la cabeza, así que vamos muévete!- sale corriendo con  una sonrisa en la cara.

Me lo prensaré...

****

Como lo digo...

¡Voy tarde!

¡Una vez más!

De verdad que estas cosas solo me pasan a mí.

Coloco con rapidez mi pantalón haciendo caer todo a mi alrededor.

¡Maldita sea!

Intento recogerlo, pero mis ojos ven el reloj marcar una hora bastante tarde. ¡Lo siento mamá, pero dejaré este desastre así!

Tomo las llaves del coche con rapidez y no pienso nada más cuando salgo corriendo hacia el garaje.

Las  llaves se meten en su lugar y el motor ruge con fuerza dejándome ir  hacia la oficina rezando para que esta vez sí que llegue a tiempo. 

Aparco como puedo y salgo en dirección hacia mi oficina.

Corro esquivando a la gente.

¡Alguien me puede explicar por qué mi maldita alarma no sonó!

Maldigo  viendo las puertas del elevador cerrarse en mi cara. Da igual que  pulse el botón un millón de veces, las puertas no se abren, incluso si le  suplico que lo haga.

Pero en el segundo, cuando pienso que deberé de correr hacia las escaleras, este se abre.

Pero con un hombre adentro.



Él está de nuevo aquí.


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Con mucho cariño y amor:

Sombra Roja

El Capo y su DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora