Me levanté cansada al escuchar la alarma de mi celular, hice mi rutina para ir al escuela.
Baje del autobús y camine al escuela, me encontré como siempre a nuvia que camino junto a mi
- holi ari- dijo dedicándome una enorme sonrisa
- hola nuvia- dije sin mirarla
- estás triste verdad- mi silencio le respondió
- por qué faltaste ayer - la mire intentando no llorar
- Samantha- solté muy bajo
- te gusta - intuyo
- no se, pero sucedió algo ayer - ella guardo silencio esperando que siguiera contando
- la bese - dije mirando al suelo decepcionada
-y que paso -
- no dijo nada -
- idiota, te rechazo verdad -
- no simplemente no dijo nada -
Ella me abrazo y nos quedamos en un silencio cómodo con mis bajos sollozos de fondo.
Caminamos hasta el salón de clases, al entrar la vi sentada al parecer esperándome, le pedí de favor a nuvia intercambiar los asientos.
Ella soltó una expresión de confusión, era obvio ella no sabía el por qué la quería evitar.
Al terminar las clases Aldo ofreció irnos juntos pues el vivía cerca de mi casa, yo acepte, no esperaba que Juan me llevará, ni mucho menos Samantha.
Durante todo el día ella quiso hablar conmigo pero no lo logro, no estaba lista para hablar con ella ahora.
Desperté y mire el reloj, mierda era demasiado tarde, me levanté, bañé y cambie, olvide desayunar, salí corriendo de mi casa esperando poder subir al primer autobús, anoche no pude dormir, pensaba y pensaba en qué hacer con Samantha.
Al llegar a la escuela, saludé sin ánimos a nuvia, tenía mucho sueño, ella noto esto y no pregunto pues sabía que yo no era de dormir tarde.
Las clases fueron eternas, aún más con la mirada intensa de Samantha en mi, a veces me daban ganas de correr y abrazarla pero mi cordura no lo permitía.
Que pasaría si lo hacía solo me podría humillar más.
Este día si llevaba el permiso de mis padres firmado.
El profesor los recogió al final del día y por fin pude irme.
Salí y busque con la mirada a aldo, me acerque y lo saludé, me despedí de nuvia y caminamos a la salida.
Podía ver a lo lejos a Samantha como esperando que le hablara pero estaba claro que no lo haría.
Juan apareció de la nada llamando nuestra atención, me saludo cariño y pregunto que haría más tarde, para ver si podríamos ir por algo de comer ,sinceramente no haría nada solo un poco de tarea así que acepte, el me beso tiernamente y me abrazo por unos segundos, me sentía bien, tal vez Juan no era tan mal novio.
Al llegar a casa dormí un poco estaba cansada, me levanté y cambie para salir con Juan, dieron exactamente las 6 en punto y Juan tocó el timbre, baje las escaleras de inmediato y abrí la puerta, el vestía un pantalón un poco holgado, una sudadera color negro, una gorra blanca y lentes negros, el siempre combinaba su ropa.
Fuimos en su auto platicando de lo sucedido estos días que no pudimos vernos tanto tiempo.
Llegamos a una heladería y comimos helados todo fue muy lindo y muy normal.
A la hora designada por mi madre, Juan me dejó en casa.
Me la pasé bien aunque el problema con Samantha consumía toda mi cabeza.
Apague mi mente y dormir tranquila.
Al día siguiente empaque todo, pues hoy sería día de mudanza.
Mis libros decoraciones etc
Nuvia y yo por fin podríamos tener nuestra propia habitación juntas.
Al llegar al escuela me indicaron dónde era mi habitación y como se haría la mudanza.
Toda la clase comenzó a subir cajas a todos los pisos sin importar de quien fuera, cada caja contaba con un número el cual indicaba el destino de las cajas.
Subía una caja un poco pesada, iba por un pasillo solitario caminando a la habitación 208.
Deje la caja y me di la vuelta, pegue un susto al ver a Samantha ahí parada, mierda la tendría que enfrentar, estaba enojada, me preguntaría sobre por qué no le eh hablado.
Se acercó suficiente a mi y escuché un perdón. ¿Perdón?Por q decir eso, el inmenso silencio hacia sonar nuestras respiraciones.
- perdón por que- pregunté
- solo perdóname - dijo para después tomar mi mano y acercarnos lo suficiente para saborear sus dulces y carnosos labios.
