Prologo

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Cierro mis ojos mientras las notas de mi chelo me invaden, el mundo a mi alrededor siempre ha estado fuera de mi control, mis pesadillas, la escuela, mis padres, los profesores, todas las expectativas y normas de la sociedad, todo lo que el mundo espera pacientemente de mí, como si estuviera destinada a reinar un mundo que esperan que cree para ellos.Todos me abrían espacio en los pasillos y me miraban atentamente a cada lugar que iba, nunca había tenido amigos y aun así no había un solo ser vivo que no supiera todo sobre mi, era el centro de las miradas en cada espacio que ocupaba, pero aun así nadie se atrevía a acercarse a miEra la única hija de dos reconocidos neurocirujanos, notoriamente adoptada, mis padres eran seres de ciencia mientras yo solo tenía sentidos para la música.El mundo parecía abrumadoramente girar en mi entorno, mientras yo solo me enfocaba en huir de él y esconderme en el pequeño salón de música en el que éramos solo mi chelo y yo, sin embargo una nueva etapa se abría ante mí, ya no habrían escondites ni maestros a los que sobornar con inocencia, el primer año de secundaria aguardaba por mi tras las puertas del salón y todo lo que podía hacer era aferrarme a los últimos instantes de normalidad antes de tener que enfrentarme a un mundo que espera demasiado de mí.El viento ingresa por la ventana liberando mis rizos rojo fuego por el aire mientras mi chelo entona las notas más altas, puedo sentir bajo mi piel que es el comienzo de un camino que está escrito, mi cerebro intenta adormecer como la sensación de perdida y la incertidumbre por el futuro se pelean dentro de mí, pero como bien dijo mi madre mi nombre habla de comienzos y esta vez debía estar lista para tomar lo que sea que parecía pertenecerme, o por lo menos eso pensaba, mi chelo lanza al aire la última nota de la canción más hermosa alguna vez escrita y al instante el salón se llenó de un silencio que me permití disfrutar por unos segundos antes de que mis ojos finalmente se abrieran devolviéndome a la realidad, pero en el instante en que lo hicieron sus ojos tan oscuros como la noche me miraron desde el otro extremo del salón enmarcados por un rostro por completo inexpresivo, no estaba acostumbrada a aquella reacción después de tocar, sin embargo mi cerebro estaba más enfocado en que el aire escapo súbitamente de mis pulmones, un intenso escalofrió recorrió mi espina dorsal logrando que mis piernas se sintieran entumecidas por solo un instante, mil pensamientos pasaron por mi mente mientras mi mirada parecía incapaz de dejar de sostener la suya ¿Quién era? ¿Desde cuándo estaba allí? no podía evitar que mi cuerpo se paralizara ante su presencia y era imposible definir si lo que sentía era un asfixiante pánico o un intrusivo y sofocante deseo, pero lo cierto es que fue en ese instante cuando supe que ya no habría lugar en el mundo seguro para mí, estaba destinada a caer y la verdad es que incuestionablemente sabía que nunca me había sentido más lista para ello.

Herederos del infierno #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora