Belaam Pierce
El sudor corre por su rostro mientras se retuerce en mis sabanas, sus gritos desgarran el silencio, pero aun así es incapaz de despertarse, hay lagrimas en sus ojos por instantes y por otros hay reflejos de un miedo inexplicable, mas de 6 horas han pasado y aun su cuerpo es incapaz de traerla a la realidad, incluso siendo un demonio del sueño era poco lo que podía hacer por ella, Aislin parecía estar atrapada en el reino de los sueños lo cual era un terreno desconocido para todos, desde el primer momento en que la vi supe que era algo mas que una simple humana, en el Reino de Fuego corrían rumores sobre la posible existencia de la magia humana, sin embargo no creía que fuera esto a lo que se referían, Aislin arquea su espalda mientras un crudo grito rompe de nuevo el silencio —Adorable— dice Sidra mientras entra en la habitación, el olor del miedo de Aislin es tan espeso que empezaba a desequilibrarme, Sidra era mi hermano gemelo, y al igual que yo un demonio del sueñoTodavía seguíamos sin poder explicar por qué las súcubos solo eran capaces de procrear gemelos, sin embargo mi hermano y yo compartíamos una conexión que nadie mas era capaz de entender, razón por la cual a pesar de mis dudas lo seguí al reino de las mareas, Isabella y Sidra han sido mejores amigos desde la infancia, por lo que ayudarla cuando se lo pidió no fue una decisión difícil de tomar, yo por mi parte solo pensaba en que en un año debíamos entrar en la Academia Hierro y Fuego y no había nada capaz de interponerse entre el plan de ser centinela y yo, o bueno eso creía hasta que ojos verdes y un fingido miedo me arrastraron a la tierra de los humanos, Sidra siempre había sentido una debilidad por Isabella y aunque lo negara era bastante obvio para el resto del mundo, jamás entendí como termino siendo la marioneta de la pequeña princesa si tenía el acceso entero a todo lo que necesitaba con solo desearlo, si bien no éramos los demonios más poderosos, éramos los más fáciles de satisfacer, y por supuesto los únicos con acceso a caminar entre el mundo de los sueños, no habían barreras para nosotros, solo debíamos tomar lo que queríamos, sin embargo aquí estábamos siendo esclavos de la necesidad de alguien mas —Hay hematomas en sus brazos— fue todo lo que respondí y Sidra los recorrió despacio con la mirada —Lamentable, es realmente una hermosa chica—dijo ladeando la cabeza mientras la estudiaba con cuidado —¿De quién es? —Pregunto. los hematomas eran las marcas de pertenencia que lo demonios del sueño colocábamos en los humanos para reclamarlos como nuestros, en otras circunstancias habría pasado de ella, pero por alguna razón su sufrimiento me incomodaba —¿Estrés postraumático? — pregunto Sidra relamiéndose los labios haciendo que mi instinto despertara, pero me limite a negar en silencio —Estas seguro? —Aislin volvió a gritar y la mirada de Sidra fue aún más intensa—Suena como si algunos muy exquisitos recuerdos estuvieran paseándose por ...— dejo de hablar mientras caminaba de manera inconsciente hacia ella, no me pertenecía, por lo cual no había justificación alguna de lo que hice a continuación, pero aun así no pude evitarlo, Sidra voló por los aires antes de poder tocarla, su cuerpo se estrello contra la pared mientras explotaba en risas, mi mano aún se mantenía en el aire y mi cuerpo seguía ocultándola de él, totalmente desconectado de mi cerebro y en posición de defensa. —Está marcada, sabes que no puedes poseerla— me dijo su expresión era una mezcla entre diversión y confusión —Es mía— dije logrando sorprenderme de la decisión en mi voz, mi hermano volvió a reír mientras se sentaba en la silla que acababa de abandonar—Sabes lo que significa privarla de estar con su dueño— dijo mi hermano en tono mas serio, claro que lo sabía, alejarla de él o ella era una declaración de guerra, en especial si era algo mas que solo su alimento, pero de nuevo pensar en dejarla sola me producía incomodidad —Es el mundo humano, ¿no es así?, ya estas sintiendo los efectos de vivir entre ellos— era una posibilidad y lo sabía, pero lo cierto es que solo era capaz de sentir esta incomodidad cuando se trataba de ella, di la espalda a mi hermano sin responderle y la mire de nuevo, seguía retorciéndose entre mis sabanas tentándonos inconscientemente, su miedo era lo mas dulce y adictivo que había olido incluso en mis salidas clandestinas del reino, sin embargo había algo más, algo que me atraía de manera absorbente hacia ella.—Eso o son solo sus estúpidas hormonas adolescentes— respondió Isabella poniéndonos en alerta a ambos, estaba de pie en el marco de mi habitación mirándonos a ambos inexpresivamente, de pronto me golpeo el recuerdo de Aislin gimiendo en mis brazos y termino de desencajar todo rastro de lógica existente en mi cerebro—Debemos pasar desapercibidos Belaam, y una guerra entre demonios no es precisamente un evento silencioso— su voz era firme y fría, pero dentro de su mirada había algo demasiado invasivo para ser ignorado—Devuelve a la humana— me ordeno —No recuerdo haberte consultado Reedmoon—respondí sin moverme, ella suspiro y miro a Sidra—Tengo información cuando termines la orgia...— se interrumpió mientras su mirada fue una vez más a Aislin, y su rostro se contrajo al escucharla gritar —Se supone que es normal que los humanos sueñen de esa manera? —pregunto Isabella —No son sueños—respondió Sidra con sus ojos consumidos en deseo —Y tampoco es humana—respondí a su vez, la confusión estaba impresa en el perfecto rostro de la princesa, pero aun así no dijo nada más y se fue arrastrando a Sidra con ella mientras este intentaba detenerla, esta era una de las razones por las que habíamos logrado sobrevivir a existir en la vida del otro, Isabella y mi hermano eran dos piezas que encajaban hasta volverse una, pero no era mi caso, Isabella siempre me había parecido demasiado irreal, demasiado perfecta, sin embargo en estas últimas semanas había notado que nada en ella era como lo había imaginado, a diferencia de lo que pensaba no era una princesa malcriada y superficial, por el contrario había algo en ella que te obligaba a no acercarte demasiado, una señal de que estabas siendo hipnotizado a caminar al borde del abismo, había aprendido a no subestimarla, por su parte ella había aprendido a no entrar en mi espacio, cada quien en lo suyo, si Sidra desidia seguir siendo su marioneta era su problema, mi única misión era evitar que mi hermano se lanzara al abismo arrastrándonos a ambos y a nuestro poder con él, pero si quería caminar por el borde el resto de su vida era su puto problema, la puerta se cerró detrás de ambos y yo volví a centrarme en Aislin, seguía encorvándose en mi cama mientras hacia puños con mis sabanas, sus gritos enviaban dolorosas pulsaciones a mi entrepierna y al resto de mi cuerpo, era la escena más excitante que había presenciado, pero aun así algo me detenía de hacer la intromisión y alimentarme de ella, y sorprendentemente no tenia nada que ver con que alguien mas la hubiese marcado, tenia mas que ver con la incomodidad que me hacia sentir el verla ser torturada, no tenia sentido, tal vez Sidra tenía razón y me estaba volviendo loco, o talvez la tenía Isabella y se trataba de mi adolescente cuerpo, los humanos y los demonios no éramos muy diferentes en ese sentido y después de todo solo tenía 15 años.Me obligue a mantenerme alejado de ella mientras la vigilaba durante horas y finalmente antes de ocultarse el sol llegue a mi limite, no podía verla un segundo mas en ese estado, me acerque a ella y su cuerpo desprendía un calor extraño, la tome en brazos y fui hasta la ducha, las altas temperaturas a diferencia de nosotros no eran una buena señal en el cuerpo humano, abrí el grifo mientras Aislin desvariaba en mis brazos y me coloque bajo el agua con ella, deje que el agua la empapara mientras trataba de traerla de vuelta, ¿Que estaba pasando?, minutos bajo el agua y nada cambiaba por lo que la tome en brazos y con ambos dejando ríos de agua por donde pasábamos la lleve al único hospital de sleepy hollow sintiendo como la incomodidad se hacía cada vez más insoportable cuando los doctores la tomaron de mis brazos y la llevaron lejos de mí.
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Herederos del infierno #2
FantasyEl viento ingresa por la ventana liberando mis rizos rojo fuego por el aire mientras mi chelo lanza al aire la última nota de la canción más hermosa alguna vez escrita, y al instante el salón se llenó de un silencio que me permití disfrutar por unos...