Capitulo 6: Su única muestra de luz

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La impostora

La hija del arquitecto está atada en el trono de su padre mientras miro como sus ojos rasgados luchan por abrirse, mis marcas adornan gran parte de sus extremidades superiores dibujando cardenales purpuras sobre su piel de porcelana. 28 días han pasado desde que logre doblegar el escudo de su padre, y desde entonces la princesa ha luchado incansablemente por retomar el control de su cuerpo.

A nuestro alrededor flotan los sueños y recuerdos de todas las criaturas que componen los 6 reinos, mis ojos no eran capaces de descifrar la gran mayoría de ellos, pero eso no importaba, mi misión estaba frente a mi retorciéndose incansablemente y no pude evitar que un recuerdo se encendiera en mi mente, solía ser yo quien estaba en su lugar, retorciéndome de la misma manera mientras su padre me obligaba a llevar el peso del que resguardaba a su pequeña y aun mortal princesa, mi naturaleza no me permitía sentir pena por la pequeña, pero tampoco era capaz de sentir la satisfacción que espere durante tantos siglos sentir.

Los restos de su padre están aún sobre el suelo, su cuerpo helado y su mirada vacía enmarcada por un expresión de terror donde antes se erguía una de eterna arrogancia, los pálidos rasgos de su rostro eran tan finos como los de la pequeña princesa, sus ojos rasgados que escondían el peso de la parte más oscura de la historia tras ellos, un peso que sin duda logro romper su alma y algo más dentro de su cabeza, un peso del que intento con todo su poder jamás tuviera que sentirlo su pequeña humana.

El poder de los demonios del sueño es entregado por la luna en dos mitades, y nuestro destino es compartirlo y protegerlo, por lo que estar siempre cerca de nuestro géminis era nuestra mayor probabilidad de sobrevivir, mi gemelo había muerto a manos de un serafín mientras se alimentaba en el Reino humano dejándome débil y vulnerable, el monarca del Reino de los sueños lo sabía muy bien y aprovechándose de ello, tras mi primer salto al Reino, el arquitecto me retuvo y escondió de todos el tiempo suficiente para que todos creyeran que no había sobrevivido a la ruptura de mi enlace con mi géminis, pero lo cierto es que el arquitecto me había usado y adoctrinado para ser la princesa de un Reino al que no pertenecía, durante siglos compartí el oscuro peso de la historia a su lado, reviviendo una y otra vez todos los instantes que marcan la historia de cada reino, los buenos sueños y recuerdos flotaban a nuestro alrededor, pero los más retorcidos se incrustaban en nuestra mente hasta abrirse paso a nuestra esencia.

El desalmado rey protegió el alma de su única heredera de quebrarse ante el peso de la parte más oscura de la historia, dejándome a mí como un desechable daño colateral.

Irónico pensé mientras veía a la inocente princesa retorcerse frente a mí, como La única muestra de luz del Rey me arrastro a la oscuridad.

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Aislin

Antes de incluso poder abrir los ojos siento como el polvo se funde en el aire que intento hacer llegar a mis pulmones, mi cuerpo es sacudido por inmanejables oleadas de tos mientras un fuerte pitido amenaza con romper mis tímpanos, todo a mi alrededor trascurre en cámara lenta, las partículas de polvo se aglomeran creando una nube que oscurece todo a mi alrededor, pero más allá del pitido puedo escuchar los gritos desgarrar el silencio.

Mi cuerpo esta entumecido y parece incapaz de responderme, ignoro cuando fue la ultima vez que calme mi sed o me alimente, podía sentir las lágrimas correr por mi rostro, y mi paralizada mente solo me gritaba la necesidad de estar en los brazos de mi madre, pero ella ya no estaba, tampoco mi padre o alguno de mis hermanos, mi casa había desaparecido bajo los escombros pocas noches antes y también lo habían hecho ellos. Habían muchas cosas que era incapaz de entender, pero la lluvia de fuego que caía sobre mi tierra no era una de ellas, nos odiaban, no éramos mas que animales para ellos, o al menos eso me explicaban mis padres cuando los primeros misiles nos mostraron el único mundo que conocemos, y mientras ellos lo hacían en todo lo que podía pensar es en que ni siquiera siendo realmente animales mereceríamos este destino. Siento mi cabello caer libre sobre mis hombros sin nada que lo proteja y mis lagrimas son aun mas constantes, había muy poco en lo que refugiarse en estos días, pero mi fe era mi única ancla, y en el medio de la madrugada bajo los escombros de un hospital la vi desvanecerse frente a mis ojos.

A mi alrededor los cuerpos no dejaban de arder, el fuego abría su piel hasta dejar a la vista sus huesos haciendo que la sensación de mi entorno se asemejara a una escalofriante película de terror. El aire tenía un fuerte olor a algo que describiría como ajo mientras me hacia camino entre millones de almas.

Si alguien alguna vez tuvo curiosidad por saber cómo luce el yahannam, este era un buen lugar para empezar, los demonios están sobre nosotros vistiendo uniformes y estrellas de orgullo, puedo escucharlos mientras caminan por la tierra para la que siempre tuvieron planes y que ahora después de una intensa limpieza finalmente podían concretar.

No podía tener una idea de cuan herido estaba mi cuerpo o de si sería capaz de sobrevivir, pero era consciente de que la toxina de los misiles se abría paso a mi torrente sanguíneo en cada respiro que daba y no había nada que pudiera hacer al respecto. Sali de los escombros consciente de que en el instante en el que pusieran sus ojos en mi seria mi fin, pero lo cierto es jamás tuvimos una oportunidad y mientras intentaba mirar al cielo arropada por una nube espesa todo lo que podía pensar es en que moriría sin jamás siquiera haber vivido. 

Herederos del infierno #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora