Capítulo 13: Princesa de fuego

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Genesis

Un escalofrío recorre mi cuerpo y me levanto con la sabana ocultando mi cuerpo, la puerta está abierta unos centímetros y de pronto soy muy consiente de la espesa oscuridad que cubre mis ventanas

—Deberías vestirte— señala una voz fría y familiar desviando mi atención del exterior mientras mis músculos se contraían, en cuestión de segundos mis ojos se toparon con los suyos y una inexplicable sensación de familiaridad me abrazo calmando los temblores de mi cuerpo

—¿Quién eres? — pregunte presionando más la sabana contra mi cuerpo, si esto no era un sueño tenía entre otras mil cosas que empezar a trabajar en el sistema de seguridad de mi casa.

Mis sentidos se mantenían alerta a cada mínimo movimiento del extraño intruso mientras su presencia aumentaba la estática de mi alrededor, como si su cuerpo emanara un innato e imposible de imaginar poder. Es más alto que yo por varios centímetros y su piel anormalmente blanca hace un contraste hipnotizante con el color de su extraño traje por completo negro, hay una belleza peligrosa en cada uno de sus rasgos a los que mi cuerpo no parece reaccionar como debería una chica de mi edad. Tenía la certeza de que no había ser vivo o muerto capaz de negarle nada al chico que se hacia espacio en mi habitación, ya sea por miedo o por el simple placer de verlo existir, el chico emanaba poder y oscuridad con cada paso y aun así no era deseo lo que empezaba a construirse bajo mi piel.

—¿Con quién hablabas? —pregunto ignorando mi pregunta mientras tomaba mi pijama del piso y la lanzaba en mi dirección, acto seguido se sentó en mi cama con su mirada fija en mis ojos esperando mi respuesta.

Coloqué mi pijama evitando a todo esfuerzo que la sabana no dejara de ocultar mi cuerpo semidesnudo, sin embargo, el chico frente a mi ignoraba por completo mi precaria situación, parecía completamente inmune al hecho de que estuviera frente a él con tan poca tela separándome de su vista, lo que me dio una vez más esa inexplicable sensación de calma y familiaridad, era como estar en el closet de Isabella con ella vistiéndome para alguna fiesta. Era una sensación de lo más rara.

Sus ojos se pasearon por mi cuarto lentamente estudiando cada espacio hasta finalmente detenerse en las ventanas hechas añicos y pude notar un leve suspiro de cansancio

—Vas a darme más problemas que Eva ¿no es así? —deje caer la sabana al piso y me abrace en silencio, mi cuerpo estaba sumido en una relajada calma que quería aprisionar para siempre

—Salto sobre mi— dije sin más y sin entender muy bien el por qué, mi mente sentía la necesidad de desahogarlo de mi sistema y un instinto demasiado primitivo me impulsaba a dárselo todo a él.

Sus ojos me estudiaron y se detuvieron en mi cuello, fue entonces como en cuestión de segundos las facciones del chico se endurecieron y la oscuridad que cubría mis ventanas pareció volverse mucho más espesa. No pude evitar encogerme en respuesta, sus envenenados ojos lentamente se encontraron de nuevo con los míos y mi cuerpo empezó a reaccionar de manera más lógica apartándome de el

—¿El impuro? — el frio en su voz mando corrientes de escalofríos por mi columna vertebral, si la muerte tuviera voz, sin duda sonaría como el. Mire al suelo y lagrimas se escaparon de mis ojos mientras intentaba contenerme. ¿quién era este chico?, ¿Que era un impuro? Y más importante aún ¿por qué sentía la necesidad de contarle todo lo que me estaba pasando, de refugiarme en él?

—Ven aquí— dijo tendiéndome la mano y mi cuerpo me impulso a su encuentro, sus dedos alzaron mi rostro hasta que mis ojos quedaron atrapados en los suyos. El calor que desprendía su cuerpo me envolvía junto al aroma que empezaba a nublar mis sentidos, solo los dioses deberían tener permitido oler de esa manera, lagrimas se anclan en mis ojos renuentes a derramarse de nuevo frente a mi cuerpo que esta por primera vez completamente desarmado, todo se siente demasiado irreal y a la vez demasiado correcto. Sus ojos azules empiezan a oscurecerse mientras parece ver algo detrás de los míos. Me Mira como si pudiera leer mi alma o mínimo mi mente, y yo empiezo a temblar ante lo que mis recuerdos generan en el y en mi a la vez

Herederos del infierno #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora