La batalla final (parte 5/6).

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Narrador omnisciente.

Belos había tratado de detener a Luz de romper el espejo donde yacía su peor enemigo y su único seguro de vida contra Bill, pero Luz se las había arreglado aún moribunda para destruirlo. El emperador, por primera vez en toda su vida, estaba genuinamente aterrado. Una inmensa luz cubrió el lugar y cuando por fin pudo ver, pensó que estaba alucinando.

Luz Noceda estaba ahí, frente a él. Sólo que ya no con su apariencia de niña. Ahora, parecía cubierta de ¿pelaje? Y no sólo eso. Sus manos ahora tenían garras, igual que sus pies. Sus ojos ahora eran entre morados y amarillos, y de su cabeza salían lo que parecían ser cuernos. Parecía una especie de lobo... o un Titán.

-¡¿C-C-Cómo es posible?!-exclamó Belos, incluso retrocediendo.

Luz sonrió.

-Verás, abuelo-dijo Luz-, ya dejé de ser la niña asustada con la que has estado peleando.

Y sin esperar más, Luz se lanzó contra su abuelo a toda velocidad. Si antes era poderosa, ahora parecía serlo más.

-No estás usando glifos...-dijo Belos, impactado-. No lo entiendo, ¡NADA DE ESTO DEBERÍA SER POSIBLE!

-Últimamente, abuelo, he descubierto que muchas cosas que parecían imposibles no lo eran-dijo Luz.

Belos, aterrado pero decidido a pelear, lanzó un rayo de energía de su bastón. Pero Luz sólo dibujó un circulo en el aire con su dedo y creó un escudo con el cual se protegió.

-Creí que era imposible que encontrara mi lugar en el mundo-dijo Luz, avanzando en medio de los ataques de Belos-. Creí que era imposible que alguien me entendiera. Creí que era imposible que hiciera amigos que me aceptaran siendo quien soy. Y también creí... creí que era imposible que me pudiera perdonar por todo lo que tú has hecho. 

Belos seguía atacando con todo lo que tenía, pero ninguno de sus ataques parecía surtir efecto, Luz los bloqueaba todos.

-Por mucho tiempo, me he odiado, me he culpado de todo lo que tú causaste-decía Luz-. Todas las vidas que arruinaste, todos los años que torturaste y manipulaste a mi hermana, todo el dolor y muerte que has dejado a tu paso, creí que había sido mi culpa sólo por haber nacido. ¿Pero sabes qué?

Luz lo agarró del cuello.

-Ahora sé, que si no hubiera sido yo, habría sido alguien más-dijo Luz-. Porque todo esto nunca se trató de mí, siempre fue sobre ti. Mi familia, mis amigos, sólo fuimos daño colateral de tu retorcido juego. ¿Y te digo algo? Ahora vamos a jugar un nuevo juego, uno llamado vete al infierno...

Lo aventó fuera de la sala con mucha fuerza.

-... Y tú eres el vencedor.

Belos se levantó, blandiendo su bastón.

-¡¿Crees que esto hará alguna diferencia?!-exclamó-. ¡Tienes razón, bastarda impura! ¡Lo admito, para mí nunca fuiste más que un cero a la izquierda, un error que tenía que borrar! ¡Pudo haber sido cualquier otro, fue una mala broma del destino que fueras tú! ¡Y hoy me voy a encargar de ti de una vez por todas, sin importar cuantas veces tenga que matarte!

Luz le lanzó una llamarada de fuego que Belos apenas pudo bloquear, pero que le quemó la capa.

-Sólo una-dijo Luz-. Te reto a que lo intentes, abuelo.

En otro lado del castillo, la batalla entre Luz, ahora con sus nuevos poderes, y Belos, estaba causando que todo el castillo temblara, lo que distrajo a Odalia que aún tenía a Vee contra la pared.

-¡¿Qué es eso?!-exclamó Odalia.

Vee se soltó aprovechando la distracción y le hizo un corte en la mejilla a Odalia.

El día de la Unidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora