NARRADOR OMNISCIENTE.
Tierra, Reino de los humanos.
Washington D.C.
-Gracias, padre-dijo Pacífica mientras hablaba por teléfono con sus padres-. Sí, es todo lo que necesitábamos. Miren, no les puedo explicar lo que está pasando por teléfono, y sinceramente espero no tener que hacerlo, pero me alegra que ayuden. Que estén bien.
Colgó y guardó el teléfono. En ese momento estaba paseando por las calles de la capital junto a Dipper, Mabel y sus tíos. Hacía dos días que Luz y sus amigos se habían ido y hacía dos días que habían solicitado ayuda a los padres de Pacífica por ese mismo asunto. Y por suerte, habían logrado conseguir el apoyo que necesitaban de parte de ellos y sus contactos en el gobierno. Sólo esperaban que no fuera necesario usarlos.
-Está hecho-dijo Pacífica-. Si ocurre algo en las próximas horas, estaremos listos.
-¿Cómo estarán Luz y los demás?-se preguntó Mabel-. Todo lo que nos contaron suena muy grave. Y si incluye a Bill...
-Mientras Bill se quedé encerrado, no hay de qué preocuparse, Mabel-dijo Ford-. Y no conozco muy bien a esos niños, pero conozco a Camila. Siempre fue muy testaruda, fuerte y decidida cuando estábamos en la universidad. Si alguien puede lograrlo, es ella.
-Sólo espero que no te equivoques, tío Ford-dijo Dipper con preocupación.
-Tranquilo, Pines-dijo Pacífica acercándose a Dipper-. Lo que sea que esté pasando, estoy segura de que se solucionará y ésta no será más que un recuerdo más de tus aventuras de verano.
Dipper sonrió tranquilo. Cuando conoció a Pacífica, nunca imaginó que ella terminaría convirtiéndose en una de las personas que le tendrían más confianza y él a ella. Que terminarían siendo amigos. Que terminarían viviendo juntos en la Cabaña del Misterio luego del desastre que hicieron en la fiesta de sus padres.
O que terminaría gustándole como algo más que una amiga.
Desde que terminó por aceptar que nunca tuvo (ni tendría) oportunidad con Wendy, no supo qué hacer con su vida por un largo rato. Y no hubiera descubierto qué hacer por mucho tiempo si no hubiera ido a la fiesta en casa de los Noroeste donde no sólo ayudó a Pacífica y a un viejo fantasma de cien años a hacer justicia, sino que terminó ganando una amiga en Pacífica. Después de aquella fiesta desastrosa, los padres de Pacífica pretendían dejarla encerrada por el resto de su vida para "darle una lección". A la mañana siguiente, todo lo que los señores encontraron en su cuarto fue la ventana abierta, varias sábanas atadas a modo de una cuerda y una nota.
Mamá, papá, si me necesitan estoy en la Cabaña del Misterio.
Y desde entonces Pacífica y sus padres no habían hablado hasta hacía un par de días cuando ella los llamó por ayuda. Pacífica llevaba tres semanas viviendo en la Cabaña del Misterio, y aunque le había costado terminó por acostumbrarse al estilo de vida que llevaban en la cabaña. Y aunque no encontraba mucha diferencia entre los negocios de su padre y los del tío Stan, definitivamente lo encontraba mucho más agradable. No tardaron mucho en hacerse todos amigos, Pacífica incluso se disculpó con Candy y Pacífica por todos los años de acoso y maltrato. Aunque todavía no la perdonaban del todo, ahora ya no se querían matar entre ellas al menos.
Y en cuanto a Dipper, él había sido probablemente la primera persona del mundo en ver la verdadera cara de Pacífica, su mejor lado. Pacífica no había dejado de ser la misma. Mandona, gruñona, creyendo que lo sabía todo. Pero ya no era tan mimada ni grosera como antes. Dipper incluso encontraba divertida esa forma de ser de Pacífica, la hacía única.
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El día de la Unidad.
Fanfic***CUARTA ENTREGA DE LA SAGA MULTIVERSAL DE SERIES DE DISNEY*** El día de la Unidad está cada vez más cerca. Las profecías se están cumpliendo. Mientras las tropas de Andrias y Belos se preparan para destruir la Tierra, un nuevo reino ha entrado en...