13: South Korea

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Comprobó el contenido del sobre de nuevo, porque no podía dejarse en San Francisco nada de lo que había dentro.

Llevaba con el labio inferior atrapado entre sus dientes desde que empezó a hacer la maleta, porque esperaba ese día desde hacía tanto y con tantas ganas que no se podía creer que ya hubiera llegado.

Joder, que iba a ver en persona y en directo a Jennie Kim.

Metió el sobre en una carpeta y luego la colocó entre algunas camisetas para que no se doblara. Paró todo movimiento al escuchar el tono de llamada de su móvil, una pequeña interrupción que no le vendría mal para calmarse un poco.

—Hola, Lou —saludó a su hermana.

—¿Cómo van esos nervios?

—Uf —resumió y la escuchó reírse al otro lado del teléfono—. No me puedo creer que sea ya el día.

Te confieso que yo también estoy nerviosa.

—¿Tú? ¿Por qué?

Porque me encanta esa chica para ti.

—Louisa, aún no sabemos si siente algo por mí. Quizás ella no quiere nada serio y menos una relación a distancia. A lo mejor solo me ve como a una amiga.

—Lisa, sácale el tema, por el amor de Dios, no dejes escapar la oportunidad de poder hablarlo cara a cara. Dile lo que sientes.

—¿Después de besarla?

Habían tenido esa conversación mil veces, y se sabía de memoria los pasos que su hermana consideraba fundamentales.

Después de besarla —le confirmó—. No sabes cuánto me alegro de que lleves un mes sin fumar.

Había sido difícil, pero escuchar el orgullo en la voz de Louisa era una recompensa de las grandes y a corto plazo, llegaba antes que la que perseguía en realidad: que a Jennie le gustara cuando la besase.

Y, por favor, que Jennie quisiera besarla de vuelta.

—¿Tienes idea del nivel de ansiedad que tengo en estos momentos? Si Jen me impresionó físicamente por la webcam, ¿cómo será cuando pueda tocarla de verdad? ¿Sabes las veces que me he quedado con las ganas porque no puedo traspasar la pantalla? No sé cómo voy a actuar cuando la tenga delante, seguro que me quedo petrificada.

Es muy sencillo, Lisa, no te estreses antes de tiempo. Cuando quedéis para cenar, tanteas el terreno, no te lances sin más. Seguramente estaréis igual que por Skype, pero frente a frente, que es mejor. Y después dad un paseo, pídele que te enseñe la ciudad.

—¿Y cuándo la beso? ¿Cuando la acompañe a casa?

Solo con preguntarlo su tasa cardíaca llegó al pico máximo posible.

Eres adorable, hermanita. —Le gustó percibir la sonrisa en el tono de su voz—. ¿Y tú? ¿Tendrías una relación a distancia?

—Lou, estoy coladísima por ella. Mucho, en serio. —Se dejó caer en la cama y se masajeó la frente cerrando los ojos—. C-creo que estoy enamorada de ella.

Increíble.

—Lo sé. —Se mordió el labio y acabó sonriendo—. Si cuando la tenga delante sigo sintiendo esto que siento ahora mismo, sí que tendría una relación a distancia con ella. Quiero tener una relación con ella —confesó—. No me imagino cómo debe de ser decirle cosas más bonitas mientras hablamos por webcam, pero me encantaría poder hacerlo.

Sabía que eras de las que dicen cosas moñas.

—No he dicho «cosas moñas». —Soltó una risita—. Pero sí quisiera decirle que está guapa, porque lo está todos los días, da igual cómo vaya vestida o peinada. Quiero decirle que me gustaría besarla, o... Uf.

Distance | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora