20: Change of plans

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Cuando abrió los ojos le costó ubicarse y enseguida sintió un pinchazo en las sienes.

Joder, esa iba a ser la última vez que salía a beber con Jisoo.

No sabía cómo, pero la pelinegra se las ingeniaba siempre para que ella tomara más cervezas de las que debería.

Se giró en la cama y estiró el brazo en busca del móvil para darle los buenos días a Jennie, seguramente ya estaba despierta. Al abrir su conversación se encontró con su mensaje de «buenos días» decorado con los iconos de varias flores y un sol. Jennie era muy tontita, aunque ese adjetivo fuera dirigido a ella en la mayoría de las ocasiones. Se mordió el labio inferior al recordar lo que sucedió la noche anterior y, en vez de sentir vergüenza o preocuparse por que Jennie se hubiese sentido incómoda en algún momento, experimentó algo completamente distinto, se sintió todavía más unida ella. Como si hubieran subido un nuevo escalón juntas, un tramo de asfalto más en un hipotético puente que cruzaba el océano que las separaba.

¿Sentiría lo mismo la coreana?

LISA: Sé que te felicité anoche, pero si tienes un rato libre, me gustaría llamarte.

LISA: Y me gustaría ver tu carita unos minutos en Skype esta noche.

LISA: Porfi.

LISA: Porfi.

A pesar de que la noche anterior se moría de sueño, sobre todo tras el orgasmo, aguantó como una campeona hasta que fueron las doce en Busan para desearle un feliz cumpleaños y confesarle que le habría gustado poder volar hasta allí para pasar su día juntas. Lo había intentado, de verdad que sí, pero un viaje tan largo organizado en y para tan poco tiempo era una locura, los billetes tenían un precio desorbitado para su bolsillo. Estaba deseando empezar a trabajar ya y poder ahorrar para el próximo viaje, y necesitaba que pasara esa semana pronto y ver a Jennie en Moapa Valley de una vez.

Al parecer, Jennie solía cogerse vacaciones en su cumpleaños, aunque siempre trabajaba el día que su padre se fue para tener la mente ocupada, pero aquel año había tenido que atrasar sus días libres a la semana siguiente, ya que era la fecha elegida para realizar aquel viaje familiar a Nevada. La coreana aún no había hablado con su madre acerca de ellas y, ya puestos, esperaba que no lo hiciera hasta después de Moapa Valley, porque se moriría de la vergüenza si la presentase como su pareja así en directo y sin avisos previos ni nada. Literalmente. Ella jamás había tratado el tema de su orientación sexual con sus padres, pero quizás debería ir planteándose decirlo, porque tantos viajes a Corea terminarían resultando sospechosos.

JEN: Estoy fuera, mi madre no me ha dejado entrar a trabajar. Se ha compinchado con Nayeon para que me regalara una «sesión de belleza especial previa a Moapa Valley», o eso dice ella, porque en realidad llevamos horas dando vueltas por tiendas de ropa mientras intenta sacarme cosas sobre ti.

LISA: Primero, no creo que necesites sesiones de belleza, te pasas por millas del límite de atractivo físico permitido para seres humanos normales.

LISA: Segundo, ¿qué intenta sacarte sobre mí?

JEN: Cosas de las que hablamos, pero no le está yendo muy bien.

LISA: ¿Te da vergüenza? :-P

LISA: Adorable.

JEN: También me está informando sobre «cómo lo hacen las chicas».

LISA: Uh, dile que yo también quiero ir a esas clases.

Distance | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora