26: Memorizing her skin

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Habían vuelto de la calle hacía casi una hora y llevaban un rato tumbadas sobre la cama y mirándose directamente a los ojos. Hablando y en pijama, se robaban besos de vez en cuando y ambas querían que esa noche pasaran muchas cosas, pero se estaba muy bien así, charlando frente a frente. Cada vez que conseguía hacerla reír, su corazón se saltaba un latido y ella recortaba un poco más la distancia que las separaba en el colchón, atraída por las vistas y por aquel sonido.

Llevaba un rato jugando con los dedos de Jennie mientras esta le contaba una de sus historias en la panadería, y le encantaba escucharla en general, pero cuando hablaba de pan, de bollos, de galletas y de clientes habituales resultaba obvio lo importante que era ese negocio para ella y le gustaba aún más.

—Y así fue como me hice esta cicatriz.

Jennie levantó el brazo y le mostró la pequeña cicatriz que tenía en la muñeca, cerca de la palma de la mano. Soltó un bufido y le gustó verla sonreír.

—Empezaba a sospechar que mentías, porque no te había visto esa cicatriz.

—No te he mentido, me quemé con el horno —insistió divertida.

—Te quemaste y apartaste el brazo en dos segundos.

—A toda velocidad.

—Mi chica valiente —murmuró, la tomó de la mano y se llevó su muñeca a los labios para besar su cicatriz.

Tras hacerlo, la acercó a su cuerpo de un suave tirón y le acarició la nariz con la suya sin apartar la mirada de aquel marrón. Joder, cómo iba a echar de menos el color exacto de sus ojos, y sobre todo estar a esa distancia de su boca. La besó con suavidad, buscando el ángulo perfecto, y suspiró al sentir cómo Jennie separaba los labios para recibirla. Le acarició el brazo, hacia arriba, hasta llegar a su mejilla y la acunó en la palma de la mano, a la vez que profundizaba el beso. Durante unos segundos continuó siendo lento y delicado, pero después, seguramente, Jennie comenzó a pensar lo mismo que ella: «Es la última noche que pasáis juntas» y, además, al día siguiente se iba, así que buscó sus labios el doble de intenso acercándose aún más a ella, como si quisiera aprovechar al máximo cada uno de los minutos que les quedaban juntas. No eran muchos.

Jadeó y atrapó el labio superior de Jennie entre los suyos, y soltó un murmullo de agrado al sentir que la coreana le lamía el inferior. Recordó el mensaje de Jisoo: «No te preocupes, tardaremos en volver», era una buena amiga, pero muy poco concreta, porque ¿cuánto? ¿Cuánto tardarían en volver? Pues no lo sabía, así que sería mejor pasar a la acción inmediatamente y por eso atacó su boca con todas sus ganas. Jennie dejó escapar un gemido ahogado contra sus labios y ella le contestó con otro parecido intentando acercarse más. Las dos estaban tumbadas de lado sobre la cama, y aprovechó la postura para sujetar una de las piernas de Jennie y animarla a rodear con ella su cintura.

Se perdió por completo en aquel beso, en el momento y en lo suave y caliente que notaba el muslo de Jennie mientras lo acariciaba y se dejaba acariciar, sentía la palma de su mano pasearse por su brazo y su cuello y, uf, aquella chica lo hacía muy bien.

Le mordió el labio inferior y, tras escuchar el sonido que se escapó de entre los labios de Jennie, la miró a los ojos mientras deslizaba la mano muslo arriba, despacio, pero sin pausa, hasta que terminó cubriendo con ella su trasero por encima del pantalón del pijama.

—¿Y si nos escuchan? —susurró la coreana en un hilo de voz, y pudo sentir la excitación empapando su tono.

—Han dicho que iban a tardar, y siempre puedo besarte para que no nos escuchen si entran —dijo contra sus labios y continuó la exploración de su anatomía hasta acariciar su intimidad por encima de la ropa.

Distance | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora