27: A Magic Trick

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Febrero de 2009

—Ten cuidado, Evan —suplicó su madre mientras su padre subía las escaleras hacia el desván.

—Tranquilas, esto lo tengo más que controlado.

—No le va a pasar nada —tranquilizó a su mamá—. Papá es el mejor mago de la historia y puede protegerse de todo.

Nada más terminar la frase su padre tropezó, nunca supo si queriendo o de verdad, pero las hizo reír a su madre y a ella. No tardó más de dos minutos en volver a bajar con una pequeña sonrisa asomada a los labios.

—La trampa está puesta, ningún ratón asustará más a mis chicas —dijo con voz grave—. Mirad lo que he encontrado. —Sacó una linterna gigantesca—. ¿No te apetece hacer excursiones como las de antes? Seguro que a Jen le encantan las historias de miedo junto a la hoguera —murmuró con voz tenebrosa.

—¡Sí! ¡Sí! —dijo rápidamente, alzando los brazos y mirando a su madre, que a su vez observaba a su padre con gesto poco convencido.

—Pero tiene seis años...

—Soy mayor.

—Es mayor, Haseul, e irá con nosotros y un guía.

—No lo sé... —dudó.

—Por favor —pidió ella con las palmas de las manos unidas debajo de la barbilla.

Le encantaban las fotos que tenían sus padres de todas las veces que habían ido de camping para hacer rutas y ver animales. A ella le gustaba verlas y a su padre enseñárselas.

—Una excursión en familia de un par de días y vemos si le gusta —accedió la mujer—. Y porque sé que te hace ilusión —le dijo a su padre, que sonrió ampliamente y se acercó para darle un beso en los labios.

Ella se puso roja con la escena y desvió la vista hacia otro lado, aunque continuó mirando de reojo, porque sus papás se querían mucho. Su papá le dijo una vez que a su mamá le daba miedo que se hiciera daño, pero él siempre le aseguraba que ella era valiente y que podía hacerlo todo. Así que lo intentaba y si no le salía bien, sus padres siempre le decían que la siguiente vez lo haría mejor. Como cuando en el colegio perdía contra sus compañeros jugando al señor lobo y ellos jugaron con ella hasta que una vez ganó.

—Tenemos que celebrarlo —dijo su padre de repente, y ella lo miró con una sonrisa mientras la cogía en brazos—. Dime qué te apetece comer.

—¡Pizza!

—Está bien, dime de qué la quieres, pero tiene que ser rápido, muy rápido.

—Eh... eh... —Se ponía muy nerviosa siempre que no lo tenía del todo claro, su padre ya la había depositado en el suelo, frente a la puerta de la entrada, y tenía en la mano su varita negra de puntas blancas—. Eh...

—Cariño, se acaba el tiempo, la varita empieza a temblar.

Ay, que estaba temblando de verdad...

La observó conteniendo el aliento cuando su padre apuntó con ella hacia la puerta, salió confeti no sabía de dónde y sonó el timbre. Alzó las cejas, totalmente sorprendida al descubrir al repartidor de pizza justo allí y se giró hacia su madre sin variar la expresión de su rostro. Se la encontró sonriendo ampliamente, en cuanto la mujer le vio la cara imitó su gesto sorprendido y a ella se le escapó una risita.

—Vaya, han traído dos... —Su padre abrió las cajas para comprobarlo después de pagar y despedirse del chico—. Jamón y queso, y la otra de beicon. ¿Te gustan?

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2023 ⏰

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