Capitulo 6

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Después de estar todo el día fuera de casa llegar al edificio era un Lujo que pocos se podían dar, no había ningún inquilino dando vueltas por los pasillos. Así que coloque la llave y abrí la puerta la casa estaba silenciosa y solitaria que desgracia la mía el sentirme así tan solo. Muchas veces me imaginaba como sería mi vida si no me hubiera metido en la mafia, talvez, estaría casado y con hijos, si una hermosa familia todos sentados en una gran mesa compartiendo momentos y charlando sobre la vida y nuestro día a día. Pero desgraciadamente yo elegí este estilo de vida nadie más que yo mismo sabía a lo que me dedicaba. Ni siquiera mi prima Samanta y mi abuela sabían sobre mi profesión, bueno si a esto se le puede decir profesión. Del refri saque una lata de bebida energética, me senté en el sofá y me predispuse a ver el teléfono. No tenía redes sociales más que el puro WhatsApp sonaba viejo esto que acabo de decir no era por qué no quisiera, si no, por qué no me interesaba saber la vida de los demás. Doscientos treinta mensajes de Santiago y la gran mayoría eran memes. Dos mensajes de mi abuela curioso que ella usará está App. Treinta mensajes de Melania diciéndome cuando volvería al club, por qué ella, ya comenzaba a extrañarme y que quería sentirse exitada por mi. Dos mensajes de un número desconocido diciendo que entregué a la chica lo antes posible o mi cabeza amanecería sobre la chimenea del Chacal. No me asusté, tal vez era lo que quería terminar con esto de una vez por todas. En mi cabeza ya me estaba haciendo la idea de que apenas terminará el trabajo, El Chacal no me daría la libertad que tanto anhelaba, estaba cien por ciento seguro que terminaría o muerto para que no digiera nada o seguiría trabajando y haciendo trabajos de mala muerte para él. Una de dos, o moría, o me suicidaba o seguía con el plan de buscar la libertad. Claramente sabemos lo que va a pasar no necesitas ser adivino para averiguarlo.

Ya era tarde, en la ciudad no había una sola alma. Me dispuse a ir a dormir la vida de Sherlock Holmes era aburrida, demasiado aburrida. Estuve un rato mirando hacia el techo por mi cabeza pasaban distintas imágenes, algunas de mi infancia aunque eran pequeños recuerdos, después imágenes de mi adolescencia y ahora que técnicamente me estoy haciendo viejo me comencé a dar cuenta lo poco que disfrute, treinta años de edad era como si hubiera pasado una maldita eternidad.

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Al día siguiente

Los pequeños rayos del sol entraban por la ventana justo me daba la luz en los ojos, me di vuelta en la cama, parecía que dormí una eternidad. Poco a poco fui abriendo mis ojos con poca gana me levanté de la cama, fui hasta el baño hice todo lo que tenía que hacer. Finalmente, me miré al espejo las pequeñas arrugas comenzaban a notarse en mi cara 
— Joder, me estoy haciendo más viejo de lo que era ayer, maldito estilo del rejuvenecimiento al parecer ya no me está sirviendo.– tire la botella de retocador esa mierda ya no me estaba funcionando. Fui hasta el comedor de allí saque solo una taza y un saquito de café. Puse los pequeños granos en la taza más el agua caliente me senté en las pequeñas sillas giratorias de la mesada, miraba por la ventana las personas haciendo sus indiferentes vidas, mamá y papá seguramente estaría diciéndome lo muy estúpido que me veo en este momento.

Tocaron a la puerta siempre era lo mismo, todos los días tocaban a mi puerta ¿en algún momento me dejarían en paz? Sin más fui abrir la puerta semejante sorpresa que me lleve, hoy era día sábado la chica de nombre Candy estaba justo en mi puerta.

— Hola Alfa, quería invitarte esta noche a la fiesta de los vecinos es una fiesta que hacemos todos los sábados quería invitarte hace tiempo, así que creo que es una buena oportunidad.– Candy me entregó una invitación que tenía un olor particular olía a fresas.

— Gracias por la invitación pero no me interesan esos tipos de fiestas pero lo tendré en cuenta.

— Está bien si cambias de opinión estaré allí esta noche sería lindo verte, adiós alfa.– sin más ella se alejó, cerré la puerta deje sobre la mesada de la entrada principal la invitación, la observé por unos instantes estaba claro que iría.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora