Entre vampiros y dioses (Saint Seiya x Vampire Knigth)

Extra 1 de 4: Mi motivo para vivir.

Capítulo dedicado a aquellos que les gustó esta pareja y se quedaron con ganas de mas de ella 😉 (me incluyo, por cierto)

Advertencia: capitulo excesivamente largo 😅.

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El cielo ya comienza a pintar en sus usuales tonos naranjas rosas y azules, la brisa frasca del amanecer lo estremecen, aunque sabe perfectamente que esos ligeros escalofríos pronto pasaran dejando el inmenso calor, consecuencia de un duro entrenamiento.

El coliseo del gran santuario de Athena ya comienza a recibir sus primeras batallas, mientras que otros caballeros se acomodan entre las gradas para presenciarlas. Aidou sigue su ejemplo y pone atención a como Rima ataca una y otra vez al caballero de leo. Ataque tras ataque, y el gran coliseo se llena de rayos, y una inmensa energía. Golpes, patadas, saltos y al fin, Rima logra lo que hace tres años ni loco hubiera imaginado: Aioria sale volando para despues estrellarse contra uno de los pilares. Rima en medio del coliseo jadea, suda, pero una sonrisa, mas inmensa que aquellas que el propio Shinki Senri provoca en ella, aparece adornando los labios de la vampiresa.

Aidou sonríe también, pues sabe mejor que nadie lo difícil que es lograr aquella proeza.

—¿sabes que me encanta tu sonrisa? —susurran en su oreja.

Aidou grita ante la impresión ganándose varias miradas, unas abriéndose por la sorpresa al ver ahí a uno de los jueces de Hades, y otras tan acostumbradas que las desvían de inmediato para centrarse en la siguiente pelea.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con un ligero sonrojo en las mejillas y volteando a ver al juez que se estira y recarga sus brazos detrás de si mismo para ver a pelea.

—esa que derrotó al santo de leo es tu amiga ¿no? —Aidou asiente y regresa la mirada al coliseo —se ha vuelto fuerte.

Aidou frunce los labios en un tierno puchero que hace que el juez sonría, sonrisa que Aidou no ve. Su mirada aunque puesta en el combate que ahora realizaran Shaka y Saga se pierde en la deriva de sus recuerdos. ¿cuantos años han pasado desde que abandonaron la academia Cross y fueron catalogados como traidores? Suspira al darse cuenta que ya han pasado tres años.

tres cortos pero al mismo tiempo, largos años donde su vida cambio por completo.

Su mente se traslada más y más al pasado, a esa primera vez que pisó el santuario de Athena y donde se dio cuenta que su vida pasada era un completo asco.

Era tarde cuando llegaron al santuario, él como Kain, Rima y Shinki se sorprendieron ante semejante vista. Él ya lo había visto por fuera, había caminado por las calles de Rodorio e incluso había platicado con algunos habitantes de este, pero ver el santuario por dentro, incluso el pisarlo… en el aire se sentía que aquel lugar era territorio de dioses.

Delante de ellos iban Hades, Zero y Athena. Hades como de costumbre, desde que se enteró del embarazo de Zero, permanecía al pendiente de cualquier movimiento de este para que no se lastimará, mientras que Zero y Athena platicaban alegremente sin prestarle atención al dios o a ellos. Atravesaron los doce templos hasta llegar al gran salón del patriarca donde este ya los esperaba y el cual saludó con gran alegría a Zero y  Athena. Hades ante aquel gesto frunció el ceño, suficiente para que el patriarca no se detuviera con él.

Despues vinieron las presentaciones, y para sorpresa de los vampiros, Zero no los presentó como Kaname Kuran los presentaba ante la sociedad aristocrática de los vampiros. No, Zero no los presentó como sus subordinados (un título que pese a degradarlos los llenaba de orgullo, por que no cualquiera tenía aquel privilegio, no cualquiera había sido escogido por el propio Kaname Kuran para formar parte de su círculo más íntimo, como ellos lo habían sido), Zero los presentó como sus amigos y los vampiros que estaban bajo su cuidado. No bajo sus ordenes, no bajo sus exigencias, ellos estaban bajo su cuidado. Aunque ninguno lo dijo, aquellas palabras significaron mucho para ellos, y fue gracias a esas palabras que ellos decidieron por voluntad propia, (y para devolverle de alguna forma lo que Zero estaba haciendo por ellos), protegerlo como él lo hacia con ellos.