Extra 2 de 4: ¿El juguete de los dioses?

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El sol que pega en su ojo es lo que lo despierta. Al levantarse, como últimamente ha ocurrido por las mañanas, se encuentra solo. Debería de comenzar a acostumbrarse a eso, pero por extraña razón, no comienza a hacerlo. Todo lo contrario, como cada mañana, aquello le molesta.

Suspira pesadamente. La desnudez de su cuerpo le incomoda, esta vez mas que las anteriores.

¿Cuándo fue que sucedió todo eso? ¿Cuándo fue que todo aquello llegó a convertirse en un profundo vacío en su corazón?

Rememorando, tal vez pudo ser aquella tarde, cuando Zeus llegó a su oficina a hacerle una propuesta de lo mas extraña. No. Todo aquello comenzó mas antes que eso.

Por supuesto que ya se había dado cuenta de las miradas que le dirigía, desde ese día que lo conoció por primera vez, ese día que se enteró de lo que había tenido que pasar a quien consideraba un hijo. No le había tomado importancia. Que tonto, que estúpido por no haber visto lo que el dios de los cielos y los dioses tenía entre manos. Tenía que haberse dado cuenta; los innumerables libros que había leído y que relataban lo que aquel dios había hecho durante eones tuvo que ser suficiente para que se diera una idea de lo que le esperaba, y aunque en un principio aquello lo vio como un simple momento de disfrute, ahora todo por lo que estaba pasando lo hacía ahogarse en miles de sentimientos encontrados. Lo que se prometió que no pasaría, terminó pasando, y como un estúpido adolecente había caído en sus garras, y lo peor de todo; había entregado lo más valioso de su ser: su corazón, ¿y a quien? A ni mas ni menos que a ese egocéntrico dios de mierda.

Ojala pudiera regresar al pasado para negarse a todo eso. Sin embargo aquello era imposible, y lo peor de todo es que no solo estaba encadenado a un dios, sino a dos.

A su mente comenzaron a llegar los recuerdos.

 La situación con Zero era mas complicada de lo que parecía, las insistencias de Kuran Kaname para que Zero Kiryuu se le entregara para enjuiciarlo, comenzaban a dejarlo sin argumentos. El consejo vampírico ya había puesto un límite… y él, no podía hacer nada para cambiar eso.

En situaciones desesperadas, necesitaba tomar acciones desesperadas. Habló con Athena, sin embargo jamás imaginó en aquella reunión también estaría Zeus. Ambos dioses lo escucharon con detenimiento, ambos dioses se sintieron indignados por aquello.

—un mes —dijo Zeus con semblante serio —dile a esas sanguijuelas que en un mes, tu cazador será entregado.

—padre —había objetado Athena, sin embargo el dios de los cielos levantó la mano para que su hija ya no hablara.

—se lo que vas a decir, y yo también comparto tu opinión. Zero no será entregado, pero necesitamos tiempo para saber que hacer. Eres la diosa de la guerra estratégica, bien, entonces haz una estrategia para que esto se solucione sin la necesidad de que Zero sea ejecutado.

Athena no pudo hacer otra cosa que asentir, y entonces el trabajo comenzó.

Libros, códigos, todo lo que la diosa le pedía él se lo entregaba. La diosa se empapó de todo lo referente a cazadores y a vampiros y Zeus… el por extraña razón también lo hizo.

No hubo tarde que Zeus no estuviera ahí con ellos, estudiando las leyes de los vampiros y cazadores. Se comportaba como un padre… y eso a Yagari lo hizo sentir celoso. Zeus era un dios, el simplemente podía acabar con los vampiros con solo tronar los dedos, pero no lo había hecho y el sabía que era por Zero, la reencarnación de su hija. Si el tuviera ese poder no se contendría, pero Zeus lo estaba haciendo para que Zero no se viera involucrado en algo mas grande. Zeus lo estaba protegiendo, mientras que él, no sabía como hacerlo.

Tal vez el que Zeus haya estado ahí si fuera por Zero, pero ahora que se ponía a pensar… Si esa tarde no se hubiera pasado lo que paso, tal vez ese pensamiento seguiría vigente.

Entre vampiros y dioses (Saint Seiya x Vampire Knigth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora