Un Poco de Esperanza II

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Gotham

Febrero 15

05:15 am

Batman no dejaba de ver el celular y un teléfono fijo en el tablero de la baticomputadora, esperando a que empezara a sonar. Alfred revoloteaba por la casa y la baticueva sin encontrar un polo a tierra para mantenerse quieto; Bruce no le dijo nada, pero esa acción solo le provocó más desesperación. Ya habían pasado 16 horas desde el secuestro, y él estuvo huyendo de la policía y los medios durante la mayor parte de la tarde y el día. Estaba agotado.

Hace unas horas platicó con Flash respecto a su hallazgo con el reloj que Dick llevaba puesto, lo encontró tirado en medio de un desierto que solo pudo haber sido cruzado por aire. Él no quiso decírselo al velocista, pero siempre supo que esa búsqueda iba a acabar en más preguntas que respuestas. Gastó la mayor parte de sus horas revisando los videos de trafico de la ciudad con la esperanza de encontrar algo que lo ayudara a llegar a Dick y a los otros chicos, pero su mente y la de Oliver estaban tan nubladas que no pudieron encontrar mayor información, a excepción de una camioneta sospechosa que ya sabía que Roy y el Equipo estaban investigando.

Miró una vez más el teléfono esperando que cobrara vida, pero no pasó nada.

Reconocido: Superman 01, Flash 03, Flecha Verde 08

No se inmutó al escuchar las designaciones de sus amigos y compañeros de pelea. Normalmente les hubiera reclamado que aparecieran en su cueva sin previo aviso.

—Ya hablamos con los chicos —Superman empezó —. Los pusimos al tanto de todo lo que sabemos hasta ahora.

—Ya que el plan de encontrarlos antes de que se dieran cuenta no funcionó —Flash dijo con dolor.

—¿Los dejaron solos? —Batman les preguntó sin voltearse.

—Claro que no. Dinah y Tornado Rojo se quedaron cerca, y sé que Roy iba en camino —Oliver le respondió.

Batman apretó los labios antes de suspirar y bajarse la capucha, sosteniendo su cabeza con ambas manos.

Clark se acercó despacio, poniendo su mano sobre el hombro de su mejor amigo. —No te han llamado —dijo mirando dos teléfonos en la consola.

Bruce negó con la cabeza en silencio.

Barry y Oliver también se acercaron más a él.

—Creo que es momento de aceptar que esto no es un secuestro normal —Barry dijo.

—¿Qué quieres decir? —Oliver preguntó.

—Es decir, piénsenlo, si hubiera sido un secuestro normal, ya hubieran llamado. Estoy seguro de que Bruce sería uno de los primeros en ser contactado si de dinero se tratara.

—De los otros chicos secuestrados, dos tienen una beca incluyendo a Artemisa. No tiene sentido que los secuestren por dinero, ¿no? —Clark frunció el ceño.

—Eso sin mencionar que a la misma escuela asisten al menos cien chicos más de familias adineradas, chicos que estaban en la misma cafetería que Dick y Artemisa cuando se los llevaron —Barry continuó —. Y solo se llevaron a seis chicos.

—¿Qué características tienen en común esos seis chicos? —Oliver preguntó al aire.

Bruce empezó a escribir en la computadora y los cinco perfiles aparecieron en la pantalla.

—Sandra Fisher es la hija de un genio de la tecnología moderna. Su padre, Taylor, fue de los primeros en empezar los experimentos con tecnología holográfica y microchips —Bruce empezó a agruparlos —. Andrew Robinson es hijo del famoso médico cirujano Odonel Robinson, y Daniel Rotz es el sobrino del decano de la escuela. Brandon Smith tiene una beca deportiva, está en el equipo de Beisbol y es el jugador estrella haciendo ganar los nacionales a la escuela durante dos años seguidos. Ya conocemos los perfiles de Dick y Artemisa.

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