Capítulo 2.

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Capítulo 2

-¡Buenos días bella durmiente!- casi grito en mi oído -Valla que, así como me tocas dormida me trataras despierta otro gallo nos cantara- comento con una sonrisa burlona.

-¿Ah?- pronuncie confundida con la vista nublada por la luz, mire a todas partes y rápidamente mis ojos enfocaron mis manos, bueno más bien mi mano izquierda la cual estaba posada por todo su perfectamente bien definido abdomen y se deslizaba hasta llegar al borde de su pantalón de pijama. ¡Oh Dios Santo! ¿Qué he hecho? Me cuestione a mí misma, y, aunque mi conciencia daba saltos de alegría yo luchaba por tener algo de sensatez, una cosa era verlo, pero tocarlo es algo distinto.

Apenada quite rápidamente la mano y frote mis ojos maldiciéndome a mí misma por lo bajo.

-Soy real y sigo aquí sabes- dijo poniéndose de pie, iba a decir algo que me justificara, pero en ese momento él se bajó los pantalones y su ropa interior y se colocó una toalla alrededor de la cintura dejándome a mi ahí boca abierta, muda y con la mente en blanco su miembro en la entrepierna se le marcaba muy bien en la toalla -Baja a desayunar cuando quieras, te dejare el cuarto de baño de la habitación yo iré al otro- informo saliendo de la habitación.

Siento que me va dar algo.

Ya somos dos queridas conciencia.

Resto del día: me duche, desayune, me pase la maldita mañana buscando un empleo y por la tarde fui a tres entrevistas, y al final quede en uno de los empleos, tenía el trabajo de mesera, no era la gran cosa, pero, por algo debía iniciar ¿no?

-Hija estas segura de trabajar como mesera ¿Por qué no aceptas la ayuda de Aiden? Ya nos mantuvo por casi diez años que caso tiene- sugirió mi madre.

-Ese es el caso mamá, ya no quiero depender de él, y hablas del tema como si yo fuese un objeto para regalar ¿sabes?- dije.

-No es que seas un objeto, pero está claro que lo atraes y mucho, además esta bueno y tiene plata- comento ella.

-No es que lo atraiga mamá, estás tan ciega que no lo ves, solo soy un capricho, no le abrí las piernas a la primera y me ve como un reto y sabes que no voy a ceder, no voy a caer tan bajo y ser suya- advertí ya algo irritada -Además tu ¿por qué dices que lo atraigo si ni siquiera lo has visto o has interactuado con él?

-Uno sabe sus cosas- se limitó en decirme -Bueno ya pero no te enfades- dijo poniendo las manos en alto como señal de paz -Y ¿Cuándo empiezas a trabajar?- pregunto.

-Mañana- comente.

-Bueno te dejo, aquí donde me vez ni siquiera he desempacado- dicho esto ella se marchó y yo me quede sola en la sala tomando mi café. Pero claro la felicidad no podía durar tanto.

Uno de los trabajadores se acercó a mí con la cara más mal humorada que alguien podría tener.

-El señor Aiden solicita su presencia en el despacho- comento, solo vi de reojo y no le hice mucho caso –De inmediato- insistió tomándome por el abrazo bruscamente haciéndome derramar el café, prácticamente me arrastro hasta el despacho y de inmediato se me puso morado el brazo (verán mi piel es un tanto sensible con cualquier golpe se me pone morado de inmediato y duran semanas así).

Entre al lugar con una cara de furia que ni yo sabía que tenía, y una mueca de dolor porque en realidad me dolía el brazo, aparte tenía la ropa empapada por el café.

-¿Qué quieres?- cuestione molesta.

-Mira te daré una…- se detuvo en seco al verme el brazo morado -¿Qué te paso en el brazo?- pregunto con un aire de seriedad.

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