Capítulo 8.

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Capítulo 8.

Me desperté literalmente a las cuatro de la mañana Aiden ya se había marchado ya que él se está haciendo cargo de todo lo de la boda prácticamente (hombres como el hacen falta en el mundo) y así yo solo me encargo de ponerme el vestido, peinarme, maquillarme he irme a la ceremonia (que tan difícil podía ser) me levante dando brinquitos de alegría metiéndome a la ducha, después de eso pase media hora intentando no destruir el vestido mientras me lo ponía, más otras dos horas maquillándome y peinándome (la verdad no creo que esto sea necesario, pero si me niego le daría un infarto a mi maridito y otro a mi madre que ha estado a mi lado todo el tiempo). 

Una vez lista salí a donde la camioneta estaba esperándome para llevarme al lugar de la ceremonia, nada más y nada menos que en Estrella de Mar (si, si Mazatlán) el lugar estaba esplendido y el océano de fondo daba ese toque que, ¿quién no querría en su boda?

Campanas empezaron a anunciar mi llegada y ahí junto al altar (claramente bien diseñado y elaborado) se encontraba un sacerdote, un juez, los padrinos (claramente amigos de Aiden que no conozco), mi madre en primera fila, personas las cuales tampoco conozco y empleados que se aseguraban de la seguridad del evento, el cual fue eterno después del sacerdote fue el abogado (y yo tipo, pasemos al “si acepto” y a chingar a su madre, si supieran como duele andar tacones).

Ya mencioné que la boda fue eterna, pues ni hablar del banquete había tanta comida como para tirar al cielo.

-¿Qué te pareció?- la voz de Aiden me tomo por sorpresa.

-Largo, agotador, caro, elegante, grita estilo de Aiden Johnson por doquier- ironice.

-¿Pero… te gusto, si, no, me pedirás el divorcio?- pregunto.

-Me encanto ya quiero ver la luna de miel- dije sonriente.

-Pues qué bueno que te entusiasme porque estaba pensando en las hermosas costas de Marbella, una copita de vino tinto al atardecer visto desde el balcón de nuestra habitación, y un jacuzzi y una muy cómoda cama donde gemirás mi nombre-

-Mmm no suena nada mal- acepte.

Y así tomamos un avión que nos llevaría a nuestro destino, Marbella, una vez cómodos en el hotel me dispuse a desempacar y darme una ducha.

-¡Oye! ¿te iras a tardar mucho ahí dentro? ¡Ya te extraño!- grito Aiden al otro lado de la puerta.

-No de hecho ya terminé- informe saliendo del baño tapándome solamente con la bata de baño del hotel, caminé hasta la cama (la cual es enorme) y me recosté con los ojos cerrados (¿tenemos un plan malvado cierto? Si, bueno prosigue) -Oye y si pudiste arreglar el asunto del dinero- abrí los ojos para ver sus expresiones mientras ponía una linda sonrisa malévola.

Solo me sonrió –Te dije que no había ningún problema-

-Si claro al igual que yo te dije que te creía-

Se acerco a mi colocándose encima soportando su peso con sus antebrazos para no aplastarme (aunque siendo sincera a este punto no me importaba, lo quería mucho más cerca) dándome un cálido beso en los labios (esperaba más salvajismo).

-Te he dicho cuanto te amo-

(Awww cosita que tierno, pero ahora necesito que seas más tú, ni modo hora de calentar las cosas) haz lo tuyo conciencia.

-Si como 500 veces hoy- suspire pesadamente -No te lo tomes a mal amorcito, pero esas dos palabras ya me están aburriendo, tendrás que ser más original y demostrármelo- susurre en su oído mientras lo tomaba por la nuca y me levantaba lentamente para hacer contacto directo con nuestros cuerpos.

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