Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Pasaron algunas semanas después de aquella noche donde Aiden me conto sobre la muerte de mi papá, nuestra “relación amistosa” se había tornado más pacífica desde entonces, aunque no lo he visto en tres días solo informo que había salido debido a sus negocios y vuelve quien sabe cuándo. En fin, me preparaba para ir a trabajar, ya cuando estaba por salir recibí una llamada del gerente diciendo que hoy no abrirían el restaurante *genial motivos para estar en una casa que no es tuya sin hacer absolutamente nada* pensé.

Cuando entré nuevamente a la casa todo estaba en silencio, sobre el recibidor de la entrada había un sobre con mi nombre que decía “Ábreme de inmediato” atado con un listón rojo que se extendía por todo el piso del pasillo, abrí el sobre y leí el papel el cual decía.

*Por favor sígueme el juego*

Y lo hice, recogí todo el listón como una niña emocionada por ver su regalo sorpresa, y me quedé helada de impresión al llegar al final, el final del listón estaba atada a una cajita de anillo posada en la mano de Aiden quien se encontraba de rodillas, di una ojeada rápido a la habitación y habían colocado rosas y velas por todos lados.

-¿Q…qué… es todo… esto?- Pregunte con la voz temblorosa.

-Es mi forma de demostrarte que no eres un capricho Dany- lo mire sonreír delicadamente y luego poner esa mirada suplicante -Te quiero ¿te casarías conmigo?- Pregunto.

Lo dude un momento, bueno talvez lo dude demasiado tiempo, tanto que Aiden parecía desesperado y un tanto decepcionado.

-Por Dios, hija ya dile que si- la voz de mi madre fuera de la habitación me hiso reaccionar al instante.

-No es por presionar, pero… me vendría bien una respuesta, un “si” estaría genial- comento él.

-Y si digo que sí, significa que tendré que compartirte con otras siete mujeres más- comente sarcástica enarcando una ceja.

-Alguien ha visto demasiadas películas- murmuro.

-Películas no, series si- corregí.

-Vamos Dany, jamás he sentido algo como lo que siento por ti- comento.

-Eso será porque nadie te había dicho que no antes- murmure.

-Y ya me darás el “si”- dijo poniendo una carita como cachorrito adorable.

Tome el anillo y lo puse en mi dedo echándole una ojeada rápida a mi mano luego lo mire directamente a los ojos, a esos hermosos ojos azules que se acercaban de prisa hacia mí, me tomo por la cintura estrujándome contra él, para luego besarme efusivamente en los labios.

-Hey… para vaquero, que te dé un si no quiere decir que aún no tengas mucho trabajo que hacer para tenerme a tu lado- advertí sonriendo.

-Me esforzaré mucho créeme, no soy fácil de vencer- advirtió el -Pero por ahora solo déjame besarte- dijo retomando el beso con más salvajismo, y admito que me encanto la forma experta con la que mueve sus labios sobre los míos, no soy experta en besos, pero el me guio mostrándome como se hacía.

-¡Genial vamos a emborracharnos!- grito mamá.

-Creo que ahora si puedo llamarte suegra nana- dijo Aiden sonriente.

-¿Nana?- pregunte.

-Si bueno hija, recuerdas cuando cuidaba a aquel niño y me reclamabas porque decías que lo quería más a él que a ti- solo asentí -Bueno ese niño es Aiden- confeso sonriendo.

-¡Que! No es cierto- solo se encogió de hombros -Por eso lo defendías tanto, que mala eres- le acuse.

Ya lo comprendía todo, este era un complot para engatusarme, pero que les digo al final si había caído en los encantos de su trampa.
Una vez en nuestra habitación (Dios mío ya hasta hablo en plural) estábamos solos y claramente sabíamos lo que iba a pasar, mejor dicho, lo que obligatoriamente tenía que pasar 

-¿Te va mejor rudo o lo prefieres más romántico?- su pregunta me hiso reír un poco.

Hay hija ¡tú aun eres virgen, no la cages! Advirtió de inmediato mi conciencia.

-No tengo idea, será mi primera vez- confese un tanto apenada.

Me miro pervertida mente mordiéndose el labio inferior -Seré gentil entonces, pero no te acostumbres- comento lamiendo el lóbulo de mi oreja para luego besarme nuevamente en los labios, un beso con el que arraso por completo con todo mi ser y cordura.

OH. POR. DIOS.

Por la mañana me levante temprano; porque, aunque anoche fue algo maravilloso aún tengo la responsabilidad de ir a trabajar, a mi lado Aiden parecía seguir durmiendo plácidamente. Me levanté con cuidado de no despertarlo y me metí al cuarto de baño, cuando salí Aiden estaba despierto sentado en el borde de la cama, de inmediato noto mi presencia y me miro sonriente.

-Buenos días pequeña mafiosa- saludo el poniéndose de pie.

-Sigues con eso- soné un tanto irritada.

-¿Quién fue la que me confeso anoche que su sueño de pequeña era ser una narco multimillonaria con autos, diamantes y mansiones lujosas eh?- uso es nota de sarcasmo molesta que solo él podía tener.

-Si y también te dije que se burlaron de mi por meses después que dije eso en frente de todos y terminé odiando el trabajo aún más cuando entendí todo lo que hacían-

-Es porque eran unos idiotas y no todo tiene que ser siempre matar o morir- comento y se agacho para poder besarme en los labios (verán este hombre era muy alto tanto que tenía que ponerme en puntitas para alcanzar sus labios y aun así él tenía que poner de su parte agachándose levemente) -Sabes que no quiero que estes trabajando, no es necesario te daré una tarjeta sin límite de expiración-

-Sabes que no me gusta depender de nadie, que haya aceptado este anillo- mostré el anillo en mi dedo -no quiere decir que vaya por la vida detrás de tu dinero, ya hiciste suficiente por mí en esos diez años y aun pienso pagártelos- aclare.

-Eres tan hostil cuando se trata de aceptar algo que te dé- dijo negando con la cabeza -Pero ese carácter indomable es lo que me enamora de ti- confeso, dándome otro beso.

-Bien ahora suéltame fiera que se me hace tarde- dicho esto me soltó y me llevo en su auto al trabajo.

-Pasare por ti a la salida- solo me despedí de el con la mano y me fui.

Y así empezó mi día, debo admitir que no fue el mejor de todos ya que estuve super distraída con los recuerdos culposos de la noche anterior, pero que le vamos a hacer.

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