Capítulo 12.

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Capítulo 12.

Amaneció, el día seria triste y pesado, Mónica se aria cargo del club por hoy, mientras yo debía darle sepultura a mi madre.

El día estaba un poco nublado, pero aun así no llovería, en el panteón solo se encontraban algunos hombres vigilando el perímetro por seguridad, y frente a la tumba de mi madre nos encontrábamos Aiden y yo.

-Aquí yace el cuerpo de Luz María de Hernández, que descansé en paz su alma- no pude detener las lágrimas- siempre te recordaremos como la mujer valiente y alegre que fuiste mamá- Aiden me abrazo pegándome más a él.

-No estás sola Dany, estoy aquí para ti-

Le agradecí sus palabras.

-¿Aiden?- solo asintió -¿Por qué hiciste todo esto por nosotros? Me refiero a ¿Por qué tanto afecto y consideraciones?- pregunte.

-Tus padres fueron como mis padres Dany-

La mire extrañada, el solo dibujo una sonrisa triste en sus labios y siguió.

-Mi madre era una prostituta que me dejo en manos de mi padre cuando yo solo tenía unos meses de nacido, nunca supe más de ella, a mi padre lo único que le importaba eran sus negocios, nunca tuvo tiempo para mí, y yo, yo estaba encerrado en una jaula dorada viviendo mi vida atreves de los demás, tu padre siempre trabajo para nosotros así que era de total confianza, tu madre fue contratada como mi nana, ellos pasaban mucho tiempo con migo, hacían que mi vida fuese más tolerable, hablaban todo el tiempo de su bella hija, y aunque suene ridículo me enamore de ti, o más bien de todo eso que me habían contado, todos los días buscaba un pretexto para que me hablaran más de ti, luego mi padre enfermo y murió, ustedes se fueron a Colombia yo era un niño inexperto aun, a los 15 años tu padre se encargó de mostrarme las cosas básicas luego, murió por mi culpa y yo me quede solo-

Hiso una pausa agachando la mirada, lagrimas salían de sus ojos, por segunda vez lo estaba viendo llorar, levanto la mirada y continuo.

-Luego regresaron ustedes, te vi por primera vez en esa sala y solo avivaste más lo que ya sentía por ti, no podía dejar de mirarte y ese carácter que te caracteriza hacía que me volviera loco en el buen sentido, te amo Dany, nunca has sido un juego para mí, mi nana me ayudo un poco a saber más de ti, de lo que te apasionaba, de tus sueños, cada vez que te veía u oía era un disparo de amor directo, nunca me había sentido así por nadie, ahora que paso esto, perdí a mi nana, y estuve a punto de perderte a ti, abecés pienso que no te merezco, es decir has hecho tanto por mí y yo, yo solo te he lastimado, abecés creo que estarías mejor si no me hubiera involucrado en tu vida, estarías a salvo, tu madre estaría viva y tú, tu no estarías llorando.

Oírlo decir eso y verlo llorar junto a mí me conmovía, nunca lo vi de esa manera, fui prejuiciosa al creer que solo era su capricho de una noche me sentía mal por juzgarle tanto sin saber nada de él, y me enamoraba más de sus palabras, de su sinceridad hacia mí.

-Yo… no sabía nada de eso- mi mirada se clavó en la tumba de mi madre, no tenía cara para verlo a los ojos.

-Mirame Dany- demando él, y lo hice, temerosa subí la mirada hasta encontrarme con sus hermosos ojos azules -Nunca has sido un juego para mí, y si tengo que morir para ponerte a salvo lo are sin siquiera pensarlo me oyes-

Lo abrace -Aiden… te amo…-

-Y yo a ti pequeña mafiosa- planto un delicado beso en mis labios y volvimos a casa, el resto del día lo pasamos en nuestra habitación, prácticamente me obligo a comer ya que yo no quería hacerlo y me consoló el resto de la tarde hasta que lo llamaron urgente y salió, no tardó mucho en volver a casa, pero aun así sentí que fue una eternidad. 

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