Capítulo 7.

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Capítulo 7.

Amaneció un lunes (genial hora de ir al trabajo) de mala manera me puse de pie y me metí al cuarto de baño dejando correr el agua fría por toda mi piel (A ver si así terminas de despertar).
Para cuando salí Aiden se había marchado, así que me fui (sin desayunar) al trabajo; y, todo pintaba a un día aburrido sirviendo comida hasta que alguien demando mi servicio específico y el gerente fue en mi búsqueda a la cocina, salí de inmediato para ver de qué se trataba y me detuve en seco al ver quien era el cliente.

Ahí sentado en una mesa reservada mirándome divertido mientras jugaba con la carta del menú estaba Aiden, me acerque a la mesa con intención de tomar la orden cuando este ni siquiera me dejo hablar solo se puso de pie y me beso en los labios.

-¿Qué carajos haces?- pregunte sorprendida.

-Valla que carácter, no puedo besar a mi futura esposa- reclamo.

-Si… bueno no… si… ¡ahhh! Si, si puedes, pero no ahora, se supone que estoy trabajando- solté un tanto apenada -bueno ya ¿Qué haces aquí…?-

-Aparte de venir a verte a ti- me interrumpió.

-Si aparte de venir a verme a mí- le concedí el placer de tener razón -¿Qué no se supone que tendrías que estar atendiendo tus negocitos?- pregunté.

-Huyo de la prensa y algunos detectives- dijo divertido.

-¿La prensa? ¿Qué haces aparte del lavado de dinero y las drogas Aiden?- cuestione.

-Si veras para que este negocio funcione necesitas dos cosas. La primera tener los huevos bien puestos y la segunda una buena cortina de humo para no ser descubierto que básicamente va desde un político corrupto o un empresario multimillonario como yo- 

Eso me dejo boquiabierta y completamente perpleja por un rato.

-Y me lo dices a mí, así como si nada- solté impresionada.

-Supongo que confió en mi prometida y futura mafiosa- comento.

-¡A ver y hasta la fecha no saben que eres una de los mafiosos más demandados de todo México!- solté de forma inconsciente.

Solo se rio divertido -tienen sospechas, pero no han conseguido pruebas concretas aun, aparte que el presidente sigue mis órdenes y me cubre la espalda- aseguro tranquilo.

-Mira esto es muy interesante pero mejor dejémoslo para mis clases de cómo ser mafiosa ¿sí?-  él enarco una ceja -mejor dime que vas a ordenar- dije señalando la cocina.

Le echo una ojeada a la carta del menú -A ver, déjame ver, quiero una Daniela sentada en mi regazo con una orden de besos apasionados en cuello y labios… a si y unas caricias muy calientes- ordeno divertido -Y dile al chef que se apresure porque muero de hambre- agrego.

Lo mire de mala manera.

-Aiden no estoy jugando me pueden despedir- le aclare.

Se hiso el pensativo -de hecho, no, no pueden porque acabo de comprar este lugar, creo que lo transformare en club nocturno…- lo interrumpí abruptamente.

-¡Que tú que!- solté con sorpresa, no lo podía creer.

-¿Qué cosa que?- parecía no entenderme.

-Acabas de decir que compraste este lugar- señale el edificio.

-Ah, eso, si lo compre- confeso restándole importancia.

-¿Por qué?-

Solo se encogió de hombros no quiso responderme.

-Ahora ven acá- me tomo por la cintura y me coloco en su regazo con mucha facilidad -¿Ya está lista mi orden? porque muero de hambre- bromeo besándome en los labios.

-Tu qué crees- dije acomodándome encima de él.

No diré que no fue divertido, este hombre tenía el poder de llevarme al cielo con un par de besos. Nos separamos después de un rato jadeando por aire.

-Vamos a casa- sugirió.

-Pero si apenas son las diez de la mañana- le recordé.

-¿Y? mañana serás la dueña oficial de este lugar- dijo enfatizando el espacio en el que nos encontrábamos.

-Y quien ha dicho que aceptare, lo compraste con tu dinero no con el mío- dije divertida viendo como sus expresiones cambaban.

-Vamos Dany, sigues con eso- solo me encogí de hombros -Velo como tu cortina de humo inicial entonces- comento.

-Tu no aceptas un no por respuestas ¿no?-

-Que sabía, como lo supiste… oh si debe ser por el anillo en tu dedo-

Volvimos a casa ese día y a la mañana siguiente volví al restaurante como la dueña no más como empleada, y si empezamos a reconstruir el lugar ya que me di cuenta que un restaurante no era el mejor concepto para mi nuevo negocio, así que lo cambié a un club nocturno, el más grande de la ciudad de hecho.

En fin, habían pasado ya dos semanas, y justamente estábamos a una noche de la boda, estaba recostada sobre la cama y Aiden apareció con su celular en mano maldiciendo por lo bajo.

-¿Algún problema?- dije enarcando una ceja en su dirección.

-No ninguno-

-Pensé que me tenías más confianza- acuse.

-Bueno, supongamos que alguien, así como “tu prometido” (empezó recostándose a mi lado mientras hacía esas comillas con los dedos en “tu prometido”) tiene que hacer desvanecer un dinero (lavado de dinero) pero se ha quedado sin ideas- confeso.

-Yo no sé tú, pero yo usaría nuestra boda- puso cara de confusión absoluta -Haber necesitas una cortina de humo ¿no?- el asintió -Pues que mejor que los gastos de la boda y luna de miel- dije encogiéndome de hombros.

-Claro que ya lo sabía, que bueno que yo no tenía ese problema verdad- dijo rascándose la nuca.

-Si menos mal ¿no?-

-Te amo-

-Y yo a ti, ya duérmete que mañana hay que madrugar- ordene.

-En serio, no aremos nada de nada antes de la boda- dijo en un tono triste.

-Claro que si- se le ilumino la mirada -Dormiremos tranquilamente- su ilusión se esfumo.

-No es justo- me reprocho.

-La vida no es justa cariño- dije sonriente mientras bese su mejilla y me reacomode a su lado.

Paso su brazo por mi cintura y me pego más contra él -Aun así, te amo- dijo besando mi mejilla.

-Y yo a ti- me di la vuelta y lo abracé también enterrando mi cabeza en su pecho para aspirar el aroma de su piel desnuda con mi nariz.
No necesitaba ni noche de bodas, ni despedidas de soltera, yo solo lo quería a él junto a mi porque, aunque me cueste admitirlo ya lo amaba demasiado como para soltarlo.

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