Capítulo 15.

13 2 0
                                    

Capítulo 15.

Ocho meses pasaron ya, ocho largos y agotantes meses, pronto vería a mi hijo nacer (si, es varón) creí que ocupándome en algo podría olvidarlo, pero no fue así, el recuerdo está ahí siempre, no hay un solo segundo que no le recuerde, pero ya no lloro por las noches, tampoco sufro como al principio, al contrario, me gusta pensar que donde sea que este, está orgulloso de mí y de todo lo que he logrado.

En estos ocho meses han pasado muchas cosas, la empresa de Aiden (ahora mi empresa) sigue operando de una forma increíble y se ha extendido a nuevas rutas de exportación (aun no les he dicho a los socios sobre la muerte de Aiden, todo está mejor así), el club tiene nuevos socios y gracias a las inversiones de los alemanes está mejorando mucho más, mi panza ha crecido algo exageradamente y aunque Mónica insista que debo descansar por estar próxima a dar a luz, yo ínsito en que estoy cómoda trabajando, he seguido de cerca los pasos de Cédric y cada vez tengo más motivos para matarlo, lo último que supe hace unos días fue que estaba traficando con niños, niños inocentes que son maltratados y asesinados, jamás odiare a nadie de la misma forma que lo odio a él.

En fin, todo pintaba a una buena noche en el club hasta que empecé a sentirme mal, muy mal el dolor en el vientre no cesaba, Mónica que por suerte estaba cerca llamo a una ambulancia, literalmente sentía que se me saldría el bebé ahí mismo. Llegamos al hospital y el parto fue inmediato, había tenido un adelanto y el bebé nacería en ese momento.

Entre maldiciones, gritos, ordenes, pujidos de dolor y mucho estrés por fin nació mi hijo, era un bebé precioso, pequeño, frágil, el doctor lo llevo rápidamente a una incubadora para poder chequear que todo anduviera en orden y a mí a una habitación para mantenerme bajo supervisión por 48 horas.

-Bien, felicidades ya eres madre- me felicito Mónica con una leve sonrisa dibujada en sus labios rojos (vamos sé que la tía Mónica esta más feliz de lo que le gustaría admitir).

-Gracias- le agradecí.

-Ahora si tienes que reposar, deja que me haga cargo de todo estos días, ya después te reincorporas- pidió.

Solo asentí.

-¿Y ya sabes cómo lo llamaras?-

-Si, lo llamare Esteban, Aiden Esteban-

-¿Aiden? ¿Dany estas segura de querer atormentarte de esa manera? Te lo digo porque cada vez que lo nombres lo recordaras a el-

-No te preocupes, sabes… ya no lloro por las noches, ni me duele recordarlo, ya no siento que me ahogo sin su presencia-

-¿Quieres decir que has empezado a superarlo?-

-No, jamás podría superar a Aiden- solté un suspiro -Simplemente su recuerdo se volvió más tolerable-

-Me alegra por ti Dany, aunque no lo creas, te veo como una hermana y me dolía de cierto modo verte mal-

-Gracias- le agradecí.

Seguimos conversando un poco hasta que tuvo que irse a su casa y yo me quede sola en el hospital (el personal de salud no cuenta como compañía en moralidad).
Por mi cabeza se plantó como una increíble idea, ir al área de incubadoras para ver a mi pequeño (a las 11:45 PM y sin permiso de tu doctor que gran idea) ironizo mi conciencia, pero no le hice mucho caso, me puse de pie haciendo algunas muecas de dolor y empecé a caminar torpemente por los pasillos del hospital hasta encontrar el área de incubadoras, al llegar choque accidentalmente con un enfermero.

-Disculpe-

-No hay problema- quede helada al oír su voz ese tono varonil, ronco y sexi que solo había oído en… Aiden.

-¿Disculpe lo conozco?- le pregunte de inmediato.

-No lo creo- fue lo único que dijo y siguió caminando con prisa por el pasillo sin mirarme, no pude reconocer nada de él ya que estaba completamente cubierto por su gabacha y cubrebocas, mi mente debía estarme jugando un sucio juego de nuevo, Aiden estaba muerto, está muerto, me golpeé a mí misma en la frente repitiéndome el “está muerto” y entre al área de incubadora, o bueno al área hasta donde se me permitía llegar.

Una ventana enorme de cristal era lo único que me separaba de mi hijo en este momento, mi hijo estaba en la incubadora número 5 y para mi sorpresa era un pequeño con mucha energía porque estaba despierto, era un bebé precioso y sus ojos sus diminutos ojos eran como dos gotas de azul cielo, era la copia directa de los ojos de Aiden, esos ojos azules volverían a mirarme de cierto modo.

Sonreí dichosa de mi fortuna (no, no la económica) y por primera vez en mucho tiempo sentí que volvía a ser feliz, una enfermera me sorprendió e inmediatamente me ordeno que regresara a mi habitación, me informo que vería a mi pequeño Esteban hasta en la mañana cuando ya fuese hora de alimentarlo, sinceramente no dormiría el resto de la noche ansiosa por poder cargarlo entre mis brazos y apapacharlo, estaba muerta de amor (valió la pena el dolor).

Al día siguiente después de alimentar a Esteban por primera vez ya me sentía mucho mejor y el pequeño estaba fuera de peligro (estable) así que ya podía regresar a casa, Mónica se hiso cargo de llevarme a casa personalmente, estaba fascinada con el bebé, tanto que ya se había autonombrado tía-madrina del pequeño Esteban.

Pasaron algunos meses, los negocios iban bien, habíamos perdido al presidente mexicano y ahora se sabía que trabajábamos en la mafia y éramos buscadas, pero aun conservábamos al de Colombia intacto, debíamos será más precavidas ahora, pero de igual forma el negocio crecía, Esteban también crecía sano y feliz, yo pensaba menos en el pasado y Mónica, ella enviudo duplicando su fortuna y volviéndose una de las empresarias multimillonarias soltera más deseada de todo México y líder de uno de los carteles de mafia más peligroso de México.

-¿Hallo, Daniela?- (¿Hola, Daniela?) era Armin.

-Hola Armin, háblame en español ¿sí?-

-De acuerdo, ¿Cómo estás? Ha pasado mucho tiempo-

-No te has parado por el club desde hace semanas, estoy bien, ya soy madre de familia- dije sonriendo.

-¡Felicidades! Oye tienes tiempo de ir a tomar algo el sábado-

-¿Eh?- me tomo por sorpresa -¿El sábado?... sí está bien- respondí.

-¿Sí? ¡Oh perfecto! Pasare por ti a las seis- su entusiasmo era notorio.

Colgué el teléfono y miré a Mónica la cual me miraba con una sonrisa perversa mientras cargaba a Esteban.

-¿Y bien? El alemán es lindo ¿te invito a salir no?-

-Si me invito a salir, pero no es una cita ok… él es mi amigo y socio, nada más-

-Deberías darle una oportunidad, eres joven, hermosa, inteligente y él tiene una cara de ángel y se ve que tiene lo suyo- comento con una sonrisa coqueta.

-Yo paso, mejor te lo regalo- le ofrecí.

-Hay vamos ¿acaso te quedaras sola por siempre?- me cuestiono.

-No estoy sola, tengo a Esteban y además no me siento preparada… no lo he olvidado aun- admití.

-Vamos Daniela, Aiden te… Aiden ya no está aquí, deberías intentar rehacer tu vida- propuso.

-Lo sé, lo are, pero no hoy, no con Armin, me estaría mintiendo a mí misma y a el-

Talvez tenía razón (claro que tenía razón) pero no podía, mi corazón se negaba a aceptar amar a otro, como si aun tuviese que serle fiel a él, como si aun estuviera conmigo y no hubiese muerto aquel día. Yo ordenaba la ropa de Esteban mientras Mónica lo cargaba cuando Toro llamo a la puerta con mucha urgencia.

MAFIOSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora