Capítulo 19.
Desperté muy adolorida y desorientada sobre una cama, estaba en una habitación oscura, no era cualquier habitación, era… era la habitación donde lo conocí, la habitación que compartí tantas noches con Aiden ¿acaso estaba muerta? Me pellizque para estar segura, intente levantarme, me dolía el cuerpo, tenía algunos morados y raspones que ya no sangraban, revise el lugar, todo estaba ordenado y limpio incluso las sábanas parecían nuevas; mire las heridas provocadas por la hoja del puñal en las palmas de mis manos y habían sido vendadas, pero ¿Cuánto tiempo pase inconsciente? Y más importante ¿Quién me trajo aquí?
Me puse de pie quitando las vendas de mis manos para ver bien mis heridas, ya no sangraban, se habían convertido en marcas solamente. Luego paso lo que menos me esperaba, el entro, Aiden estaba en la habitación (pero ¿Cómo? Era imposible que el estuviera vivo, él estaba muerto, yo lo vi morir) caí de culo sobre la cama nuevamente, estaba en shock total ¿Qué está pasando? No podía dejar de mirarlo, sus ojos, su rostro, esa sonrisa, su cuerpo, era el, pero ¿Cómo? ¿Acaso si estoy muerta?
-¡Aiden!- mi voz estaba entre la sorpresa y la horrorización total y apenas pude pronunciar su nombre, me froté los ojos con fuerza y el seguía ahí.
-¿Estas bien?- su voz, oír su voz era como una puñalada a mi corazón.
-Tu… tu estas… estas vivo ¿Cómo…?- no sabía si lo que estaba viendo era real, si seguía inconsciente y seguía soñando, si ya estaba muerta, no sabía ni como tragar saliva en ese momento.
-Se que hay mucho que explicar Dany, solo cálmate ¿sí?- dijo acercándose.
-Esto no es real, tú no eres real- dije llevándome mis manos a la cara.
-Soy real mi amor, estoy aquí, contigo, estamos vivos solo cálmate- hablo descubriendo mi rostro para que lo viera ¡él estaba aquí, frente a mí, vivo! Y yo solo podía llorar, no sabía ni siquiera cómo reaccionar.
-¿Cómo? ¿Cómo quieres que me calme? ¿qué vas a explicarme? Te fuiste por cuatro años Aiden, no te importo lo que sentí por cuatro malditos años, no te importo tu hijo por cuatro malditos años ¿eso vas a explicarme?- todo lo que sentía estaba atorado en mi garganta, explote, no entendía, no podía calmarme, estaba impactada, me alegraba que estuviera aquí, pero a la vez sentía todo este enojo por su abandono.
-¡Claro que me importas, claro que me importa mi hijo, lo hice precisamente para protegerlos!- defendió
-Yo… debo salir de aquí- dejándome llevar por mi rabia me puse de pie nuevamente, hice algunas muecas de dolor, pero me estabilicé y seguí caminando hacia la puerta pasando al lado de Aiden.
Estaba llorando, ni siquiera sé porque, pero estaba llorando, Aiden me tomo del brazo antes de poder abrir la puerta estampándome contra esta.
-No puedo dejar que te vallas, no así, perdóname si- tomo mi rostro entre sus manos y luego me beso.
No voy a negar que sentí mil cosas con el simple hecho de tocar sus labios con los míos nuevamente, pero lo frene, por orgullo propio y resentimiento lo frene y con todas mis fuerzas estrelle la palma de mi mano contra su mejilla, la bofetada hiso arder la piel irritada de mi mano mientras que la cachetada se hizo resonar en toda la habitación, él se quedó quieto viendo al piso ¿esperaba otra bofetada? Pues no me faltaban ganas de darle otra, más no lo iba a hacer, al contrario mi cuerpo reacciono por voluntad propia, mis sentido se habían segado por el deseo y las ganas que tenia de besarlo otra vez, de sentirlo otra vez, me abalance sobre él, se miraba sorprendido cuando estampe mis labios contra los suyos en un efusivo y salvaje beso que demostraba cuanto lo había extrañado, rápidamente paso sus brazos por mi cintura pegándome más contra él, nos separamos por aire y por unos segundos nos miramos directamente a los ojos, esos lindos ojos azules volvían a mirarme, y por esos segundos pareciese que nuestras miradas dijeron más que mil palabras.
¿Por qué lo había hecho? Porque me había destruido de esta manera haciéndome creer que había muerto, porque torturarme por cuatro malditos años y luego aparecer, así como si nada ¿a que juega? ¿a qué juegas Aiden Johnson? Pero sobre todo y más importante ¿Qué siento yo? ¿lo amo o lo odio? No puedo confiar en él, no después de esto, pero mi cuerpo parecía no entenderlo, ya reclamaba su contacto a gritos.
Como si el también sintiese lo mismo que yo rompió el poco espacio entre nosotros y volvió a besarme ¿lo amaba o lo odiaba? Volví a cuestionarme mientras que nuestras lenguas danzaban en aquel beso ardiente, la respuesta: ni yo la tengo clara, la única verdad del momento es que lo necesitaba, mi cuerpo reclamaba al suyo como nunca y paso, tanto de ese deseo fue liberado, ahí sobre la misma cama que compartimos tantas noches, sobre la misma cama que lo vi morir.
-Te amo pequeña mafiosa- sonaba sincero, pero por primera vez era yo la que no sabía si seguía sintiendo lo mismo, y por eso fui yo la que no correspondió a ese te amo en esta ocasión.
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MAFIOSA
AcciónElla era una princesa que ascendió a reyna en el mundo de la mafia, no sin antes unos sacrificios. Te demostrara que hasta los mafiosos se enamoran.