Capítulo 13.
Dos semanas han pasado ya desde la muerte de mi madre, dos semanas en las que han pasado muchas cosas, una de ellas asco cada vez que veo ciertos alimentos, he hecho todo lo posible por no hacerlo notorio ante Aiden quiero estar 100% segura de que mis sospechas sean ciertas antes de darle la noticia.
Me escabullí de casa para poder ir a la farmacia sin mis sombras (los guardaespaldas de confianza que todo le cuentan a mi marido) con la prueba discretamente guardada en mi bolso regrese a casa, cuando llegue la puerta principal estaba abierta, el cerrojo estaba roto y se escuchaban disparos por todos lados, entre con cuidado esquivando balas, Aiden gritaba ordenes, maldiciones y disparaba, luego se enfocó en mí y corrió hasta mí.
-¿Dónde caragos estabas? Bueno, no importa, vamos te llevare a un lugar seguro- me tomo del brazo y me jalo a prisa hasta una habitación, ahí nos alcanzó su mano derecha alias “Toro”.
Otros hombres aparecieron frenando nuestro paso, obligándonos a entrar a una habitación.
-Bien, esta habitación tiene un acceso directo al patio trasero y esta despejado- comento Aiden.
Iba a decir algo cuando los hombres dispararon contra la puerta y luego dispararon contra nosotros Aiden cayó sobre la cama.
-¡Llévatela!- le ordeno a “Toro”.
-¡Noo!- grite mientras el hombre me cargaba en su espalda y empezaba a bajar por el balcón -¡Aiden!- no podía perderlo a él, no quería perderlo a él, no a él.
Subimos a una camioneta y nos largamos de la casa dejando a Aiden ahí, a esta hora ya debía estar muerto, aunque me duela admitirlo, no volvería a verle. Llegamos a la casa de seguridad, estaba en estado de shock ni siquiera correspondí al saludo de los pocos empleados que había ahí, me senté sobre el sofá sosteniendo mi cabeza, esta me había empezado a doler, aun llevaba mi bolso, tenía una puta arma en el bolso y ni siquiera la usé, pude haberla usado para defendernos y no hice nada.
-¿Señorita?- el hombre me toco el hombro haciéndome reaccionar de inmediato apuntando con el arma que tenía en mano.
-Cálmese señorita soy yo- me calme de inmediato.
-Discúlpame Toro no… no se ni que estoy haciendo-
-¿Quiere que avisemos a alguien de lo sucedido?-
-No, no avisen a nadie, envía a más gente, que aseguren la casa y me mantengan informada yo estaré en mi habitación-
El asintió y se fue de inmediato, subí a mi habitación y me encerré a llorar ahí, lance mi bolso sobre la cama provocando que todo en su interior se saliera, vi la prueba de embarazo y la tome, en este momento me hacia la pregunta ¿estoy segura de querer saber la respuesta? Qué tal si era positiva, qué tal si no. Reuní valor y entre al baño para poder orinar en la prueba, fueron los cinco minutos más largos de mi vida, temerosa levante la prueba y un “+” confirmaba mis sospechas, en mi vientre crecía el fruto del amor que tenía por Aiden, entre el llanto se dibujó una sonrisa y por un minuto juro que olvide lo que estaba pasando pero no duro mucho, la imagen del momento cuando Aiden caía sobre la cama desangrándose vino a mi mente, si Aiden murió mi hijo o hija no tendría padre pero me aseguraría que le sobrara madre.
-Te juro que no dejare que nada malo le pase a nuestro hijo mi amor, te lo juro- limpie mis lágrimas y salí de la habitación Aiden me había enseñado muchas cosas, una de ellas a ser valiente, a saber, liderar ante la adversidad, no me dejaría vencer, por él, por mi hijo o hija y por mí.
Salí de la habitación un poco más centrada en la situación.
-¡Toro ¿hiciste lo que te pedí?!- el asintió
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MAFIOSA
ActionElla era una princesa que ascendió a reyna en el mundo de la mafia, no sin antes unos sacrificios. Te demostrara que hasta los mafiosos se enamoran.