Capítulo: 19.

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— Eh . . . mi . . . amigo que deje en Japón — inventé de forma improvisada, sin darle tantos preambulos ya que obviamente es una mentira, que quiero hacerla creíble.

— ¿Qué clase de amigo? Cualquiera podría enamorarse de un amigo. — inquirió.

— Enamoramiento no, Kiba — especifiqué de nuevo, Naruto solo se mantenía en silenacio pero atento — Y es . . . un amigo, amm . . . cercano y . . . —  me estrujaba los sesos para poder seguir poniéndole palabras a mi mentira—  y . . . a una amiga también le gusta, entonces . . .

— Tienes miedo de perder la amistad de tu amiga por haberte fijado en el mismo chico que ella. — completó Kiba.

— ¡Exacto!

— Bueno y, ¿quién se fijó primero en el chico?

— Ella. — murmuré muy dentro de mi pesar.

—  Pero tú ya te fuiste de Japón, ya no importa o ¿sí? — dijo Naruto, quien había estado como una estatua hasta ahora.

— Eemnh . . . — suspire de estrés, girando mi vista lejos del rubio que no paraba de observanos a los dos.

— Igual yo creo que lo hubieras hablado con tu amiga, en vez de especular tú sola las cosas y castigarte a ti misma. — interrrumpió Kiba  — Digo, no era su novio y ella no era tu mejor amiga — se encogió de hombros.

Me solté a reír y ambos me miraron. Si Kiba supiera a quién me refería ni siquiera haya dicho lo último.

— ¿Qué es gracioso? — preguntó Naruto.

— Nada, solo que . . . nada. No sucede nada. —  manoteé con la mano restándole importancia.

— ¡Mira, Hinata! — me dijo Kiba — ¿Ese lugar no te parece ideal para una fotografía? apunt+o hacía un edificio a lado de un canal que se extendía magnífico por el este.

— Que buen gusti tienes, Kiba. — concordé —  Creo que le tomaré una.

Saqué con la mano libre la cámara de mi bolso y luego me quedé en silencio y sin actuar. Tímidamente ya que KIba aun mantenía su mano atada a la mía.

— KIba, creo que Hinata necesita de sus manos. — farfulló Naruto.

— Oh, cierto. Disculpame. — enrojeció un poco y soltó mi mano a la que inmediatamente le pegó el aire gélido del medio día.

Le sonreí y apunté el lente de la cámara hacia el monumento y saqué la fotografía.

— Un fiore per la ragazza? — musitó alguien detrás de mi.

Me giré y obtuve la imagen de una señora con un canasto de rosas rojas que le hablaba a Naruto, mientras que Kiba estaba distraído mirando las palomas.

Naruto me miró y luego me sonrió. Entonces miró de nuevo a la señora.

— Quanto costa una? — preguntó.

— Un euro. — dijo la señora.

— Dammi uno.

Ella le acercó la canasta y Naruto escogió una rosa entre el puño y luego sacó del bolsillo de su pamtalón una pequeña moneda.

— Ecco — le dio la moneda y le sonrió.

— Grazie bel giovane — dijo la señora y luego me sonrió a mi oara después alejarse e ir a ofrecerle sus flores a las demás personas.

No había aprendido aun Italiano, pero al menos, ya estaba un poco más familiarizada con las palabras y pude entender la conversación entre Naruto y la señora. Ella le había ofrecido una rosa, él le había comprado una. Simple. Seguro se la llevaría a Sakura.

𝙈𝙖𝙣𝙪𝙖𝙡𝙚 𝙙𝙚𝙡 𝙋𝙧𝙤𝙞𝙗𝙞𝙩𝙤 → 𝙽𝚊𝚛𝚞𝙷𝚒𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora