Capítulo: 29.

164 19 2
                                    

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme. 

— Hola. — comentó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano. 

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecía turbia. Como no hablé para nada, Shikamaru, volvió a la plática con Naruto. 

— Neanche parla spagnolo? — le pregunto, confundido. 

Naruto soltó una carcajada que al instante supo contraer. 

— Penso che oida questi loughi, man no te la prendere personale. — le dijo él, con amabilidad — Beh, 'e meglio andare — el pesar en el rostro de Naruto apareció de repente. 

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendería nada de lo que hablaban.

—Ma se siete appena arrivati! parloteó el sujeto tras la barra.

— Sí, ma fretta — una mueca se dibujó en el rostro de Naruto. 

— Okay, okay. Saluto Sakura. 

— Chiaro. — Naruto sonrió , fugaz.

— Hasta pronto, Hinata. Me dio mucho gusto conocerte. — me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español- 

— Adiós, Shikamaru. — musité, tímida. 

— Arriverdeci. — dijo, Naruto, despidiéndose con el movimiento de mano también. 

 — Arriverdeci, Naruto. — dijo él. 

Naruto me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como sí una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo. 

Me saco de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Sakura. Me sobresalté.

— ¿Qué hora es? — le pregunté a Naruto. 

Saco su celular y miró la pantalla del mismo. 

— Las ocho con cuatro. — contestó, como sí nada.

— ¡Sakura ya está en casa!

— Conduciré rápido. — dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo qué él? ¿Él se sentiría culpable al menos? Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente. Callándolas.

Subí a la Hybrid de Naruto cuando este me abrió la puerta. El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mi pareció solo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Sakura, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación. Situación que a Naruto parecía no preocuparle. Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento porque aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Sakura. Hoy era una de esas noches en las que la cabeza no me daba para más, más que para sostener el cabello. 

El rugido del motor se detuvo y el silencio se produjo al instante.

— Listo, subamos rápido. — dijo, Naruto, satisfecho del tiempo que había tardado en llegar. ¿Veinte minutos se le hacía poco?

— Espera. — le sujeté del brazo antes de que bajara. 

Me miró, intrigado.

— ¿Qué vamos a decirle? — pregunté.

𝙈𝙖𝙣𝙪𝙖𝙡𝙚 𝙙𝙚𝙡 𝙋𝙧𝙤𝙞𝙗𝙞𝙩𝙤 → 𝙽𝚊𝚛𝚞𝙷𝚒𝚗𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora