El olor a alcohol me invadió las fosas nasales y casi llegó hasta mi garganta, haciéndome arrugar la nariz y carraspear. Comencé a abrir los ojos poco y divisé una silueta junto a mi.
— Naruto... — susurré, pero la voz que respondió a mi llamado no fue la misma que había escuchado antes.
— ¿Ya estás bien, Hinata?
Me tañe los ojos y luego parpadeé repetidas veces para aclarar mi vista. Shino tenía un algodón en su mano izquierda y la mirada puesta en cualquier cambio en mi expresión.
— ¿Dónde estoy? — pregunté, mirando a mi alrededor, sin embargo, al instante hubo otra pregunta más importante y volví a pasar la mirada por el lugar, pero esta vez con desesperación. — ¿Dónde está Naruto?
— Tranquilízate, dime que estás mejor... — insistió Shino. — Estás en la parte trasera del salón.
— ¡Estoy bien! ¿¡Dónde está Naruto!? — el lugar estaba más oscuro que alumbrado, pero lo suficientemente claro como para examinar cada rincón.
Mi garganta y también mi boca comenzó a secarse, mis labios temblaban con un "no" inquieto por temor a que todo hubiese sido sólo una alucinación en mi mente. Jugándome una mala pasada.
Tomé a Shino del cuello de su camisa, inclinándome hacía él y percatándome de que estaba recostada sobre un sofá viejo con olor a humedad.
— ¿Dónde está? — mi tono de voz me traiciono, causando involuntariamente que se alabara más de la cuenta. Fue así que creí que me estaba volviendo loca, sí es que aun no lo estaba.
El silencio de Shino me hizo pensar lo peor y sentí que el corazón se me encogía acongojado en el pecho.
— Él está... está hablando con una chica, justo afuera de la habitación. — comentó y los ojos se me abrieron de par en par. Mi corazón le ganó al pensamiento en mi cabeza y revivió con estruendosos latidos golpeando contra mis costillas.
Me levanté del sofá, como impulsada de éste e ignoré el lacónico mareo que me sucumbió la cabeza. Camine agitadamente hasta la puerta del lugar y estaba entre abierta, logré ver lo que mi corazón pedía a gritos volver a sentir. Reconocería aquella espalda ancha entre millones y no dudé en salir en su encuentro, pero el nombre que pronunció me congeló los pies en el mismo sitio sin músculo movible alguno; trayéndome a la memoria el segundo antes de desmayarme.
— Sasuk yo... — tartamudeó un poco, pero volver a oír el sonido de su voz fue como para un ciego volver a ver la luz del sol. — Es que no entiendo.
— ¿Qué es lo que no comprendes, Naruto? — la voz de la chica me incitó a fijarme en ella; tenía el cabello negro y ondulado, era más baja de estatura que Naruto y muchos allí, ya que le llegaba un poco por arriba de los hombros. Su boca ancha al igual que su frente y su nariz chata la hacían lucir como una muñeca Barbie, pero de alguna marca que ocupara el segundo lugar en ventar, lo suficientemente opacada por el primer lugar para no subir nunca a él. — Te lo estoy diciendo de la manera más sencilla que puedo... — continuó, con un hilo de voz. — Terminar fue un error, ¡Me afectó tanto cuando me enteré que te habías ido! — dijo, con fingida melancolía, hasta yo pude notarlo.
Así que ella era Sasuk.
Cuando recordé lo que Naruto me había contado, casi quise salir a arrancarle los pelos con mis propias manos.
— Hinata. — Shino me llamó pero no reaccione, seguí allí, tras la puerta, escuchando y viendo todo.
— Sasuk. — Naruto tardó un momento en continuar y luego habló despacio. — Cuando estábamos juntos, todo lo que yo te dije era sincero y real. Fuiste la novia que más... quise. — volvió el silencio y junto aquella falta de sonido, mi corazón se desplomó.

ESTÁS LEYENDO
𝙈𝙖𝙣𝙪𝙖𝙡𝙚 𝙙𝙚𝙡 𝙋𝙧𝙤𝙞𝙗𝙞𝙩𝙤 → 𝙽𝚊𝚛𝚞𝙷𝚒𝚗𝚊
Romance¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como sí esa cosa estuviera en la lista de "No toques, no codicies" pero que cada momento te incita más a...tenerlo. Decían que eran la pareja perfecta y yo situada en medio, todo saldría mal. #12 [Número de...