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Tata: dícese de quienes pueden exterminar la vida de cualquier ser, con solo tocarlo, si así lo desean, forman parte de la elite de Bloend y son bastante temidos entre sus pares.
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—Ca, capitán Suga —temblaba de pies a cabeza, el pequeño se había cuestionado la jornada entera si decirle o no al humano sobre lo que su amigo robot le advirtió, y si bien de a momentos su mente le decía que no, su corazón, le gritaba que sí, que solo, sería imposible cuidar de todo un planeta, por eso armado de valor, pronunció las primeras palabras de aquella discusión —Yo tengo que pedirle algo —
Por su parte, Suga sintió una satisfacción en su pecho al ver que por fin, luego de casi cuatro semanas, el pequeño ser al fin lo miraba a los ojos.
—¿Pedirme algo? — asintió —¿qué? — movía sus manos, y mordía su labio inferior, buscando un poco de valentía, Suga comenzó a cuestionarse si su actitud con el pequeño era demasiado ruda, dado el miedo que siempre mostraba ante él, así que respiro profundo y sacando esa suavidad que los años bajo tierra habían dormido, se acercó y tomó aquella pequeña barbilla, notando el asombro en los ojitos de Jimin, la cercanía que el mayor estaba teniendo —sin miedo solo dime — susurro.
Paso saliva y apretó los puños al sentir como aquella parte despertaba otra vez, es que todo en el mayor causaba algún efecto en su cuerpo, ya fuera su presencia, su rostro, su aroma, y en especial su voz, paso suave, su rosada lengua sobre su labio inferior, causando algo que Yoongi describió como un corto en su sistema, al tiempo que un calor subía desde sus pies para alojarse allí, justo en su corazón.
—Yo —paso saliva otra vez — yo, necesito su ayuda —contó cada pequeña peca, en las mejillas del menor, embelesado con lo suave que su piel se veía, tentado a pasar su dedo pulgar, por esta saciando así su curiosidad.
—¿Con qué? —
—Tata —
—¿He? — le tomó un poco explicar lo que esa palabra significaba, para él, y también lo que significaria para ellos, por qué no era sencillo, y es que si bien la vez anterior les dijo que podían confiar en él, y que no tramaba nada malo, omitió el hecho de que, tenía a casi todos los robots de su lado, ayudando con su sueño, y fue que Suga se preguntó ¿qué tan poderoso era el pequeño junto a él? Por qué si bien sabían que él reparaba cosas, no había pensado en el hecho que también podía cambiar la programación de aquellas temibles máquinas, que dicho sea de paso, desde hace mucho ya no eran un peligro para ellos, solo que ahora había caído en cuenta —espera me dices que estás replantando el planeta y que esa cosa llamada Tata, ahora te busca ¿por eso? — asintió.
—Para ellos yo, ya no existo, mi fuente de vida fue destruida cuando llegue aquí, así que aprovechando eso, he estado ayudando al planeta a recuperarse, cada robot que encontraba en las pocas expediciones que hicimos con Jin fuera de la guarida la usaba para reprogramarlos de manera que ellos no notaran el cambio, pero supongo ya notaron lo mismo que ustedes, que el planeta está cada día más vivo así que enviaron a un Tata, para eliminar a quien esté ayudando con eso —
—Todo este tiempo tú... —
—Sé bien que usted me odia, Jin me explicó ese sentimiento por eso...— se removió un poco alejándose de Suga.
—No te odio, es solo que me cuesta confiar, han pasado tantas cosas desde que los tuyos llegaron —
—Es por esa razón que yo quiero regresarles su mundo, aunque ahora con Tata rondando será complicado — nuevamente sintió la mano del mayor en su mejilla, en una caricia que aceleró su corazón, a un punto que sentía su latir casi en la cabeza, respiraba lento, y sus ojos estaban abiertos a más no poder, esa cercanía estaba siendo demasiado para quien estaba aún aprendiendo a reconocer y manejar sus emociones y sentimientos—que...—
—Jin tiene razón, tienes un corazón noble a pesar de ser parte de ellos —la mirada pronto bajó hasta los finos labios de quien al fin sentía que tenía la atención completa de aquel pequeño rosado, misma que se vio disfrutando— claro que te ayudaremos, porque esto lo haces por nosotros y así también debemos poner nuestro granito —
Sonrió, esa sonrisa que derribó el último ladrillo en el corazón de quien comprendió que su amigo tenía razón, Jimin no le era indiferente, solo se cuestionó en qué momento pasó de verlo como una amenaza a, algo más.
—Gracias, general Min —quitó la mano de la mejilla del menor y se alejó un poco, temiendo que si seguía en aquella situación, el desespero le ganara, por su parte el rosado, se sintió feliz, quien provocaba en él ese mar de emociones no había relacionado mal, ganado así otro pedacito en su corazón —seguiré con mi trabajo —el mayor asintió y por primera vez en semanas lo dejó caminar solo, el menor lo miro desde la distancia, volviendo a sonreír, el humano confiaba en él otra vez.
Es que era cosa de tiempo que la semilla del amor germinara en ambos corazones.
Por su parte Tata, seguía con su labor, desde que había comenzado solo vio un robot mismo que huyó, dejándolo con la duda, ¿dónde estaban los 200 que, según Bloend, había enviado? Porque en ese sector no estaban, como si hubieran desaparecido.
Camino hasta que el sol, que ahora se notaba más por la falta de nubes, comenzará a ocultarse dando paso a la noche, busco un lugar donde detenerse y planear los pasos que tomaría a partir de aquí, es que nada tenía sentido, no había nada en el planeta que pudiera causar que el oxígeno estuviera regresando, a excepción de la planta que la máquina se llevó no había visto ninguna más.
—A menos que... — se dijo pensando, a menos claro que la máquina tuviera un lugar oculto de los ojos de Bloend, y se lo llevó para dejarlo en un lugar seguro —aunque ¿por qué haría algo así? —estaban programadas para destruir la vida en todas sus expresiones, y fue que la duda principal surgió — ¿y si alguien las reprogramara? —sabían por sus espías que la resistencia humana, no poseía la tecnología de reprogramar sus máquinas —dame los registros de extravíos y bajas de los últimos meses —dijo fuerte a la computadora en su muñeca, misma que pito y mostrando en un holograma las bajas que los suyos habían tenido.
Muchas expedicionarias, drones, excavadoras, destructoras y claro está, aquel tecnopata, leyó el informe con detenimiento, Jmn01 salió a hacer reparaciones de los robots y se perdió, Bloend lo había deshabilitado y posteriormente destruido, aunque su cuerpo como tal no fue encontrado, entonces su mente trabajo rápido, ¿y si no estaba muerto?
Entonces, en el silencio de la noche, escuchó aquellos pasos a la distancia, mismos que sonaban como una marcha, guardó sus cosas y siguió el sonido, la impresión lo dejó perplejo, eran muchos robots, todos cargando un cuenco, con rumbo a un sector que no aparecía en sus registros, sigiloso los siguió, hasta llegar a una especie de anfiteatro, lo que los humanos llamaban campo de fútbol, el cual tenía sobre sí una capa que evitaba que los instrumentos de Bloend, lo detectarán.
Había tantos árboles como el espacio les permitia, y sí, las 200 máquinas estaban allí, cuidando de aquella plantas.
Es que Tata sin querer había dado con el tesoro más grande de Jimin, el regalo que tenía para Jin y para Suga, mismo que el pequeño defendería con todo lo que tenía.
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.My Home.
FantasyUna flor fue la causante de su curiosidad, y una mirada fue la que causo que a su vida llegara eso que decían se llamaba amor,luchando por reparar eso que él quería llamar .Mi Hogar.