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Se removió lento, siendo el dolor en su parte trasera lo primero en decirle buenos días, cerró los ojos y con su mano sobo un poco, haciendo más evidente la molestia, y eso que el mayor había sido gentil en su ritual.

Mordió su labio y busco ponerse cómodo, dentro de lo que el dolor le permitiera, siendo esto de lado, frente a quien dormía plácido, pegado al cuerpo ajeno, pestañeo lento, admirando cada detalle, repasando algunos y descubriendo otros, Suga era guapo, un espécimen único.

Se acercó y dejó un casto beso, para volver a cerrar los ojos, disfrutando el solo estar con él, pero en cuanto lo hizo, imágenes de cuerpo regado por todos lados llegaron a su mente, abriendo los ojos de golpe y respirando de forma agitada, haciendo al mayor moverse algo inquieto.

—Madre — susurro.

Tenía sus ojos cerrados, desde que estaba en aquel lugar meditar se había vuelto su rutina de paz, eso y las visitas del menor, con preguntas sobre su gente y mundo.

—¿Supongo también lo sentiste, no es así? — dijo mirando la pared, esa que poco a poco se escondía dejando esa pieza de vidrio duro — te ves, contrariado... —

—¿Qué es? — sonrió.

—Nos busca Jimin, supongo ya sabe de ti y sabe que yo estoy aquí, vendrá por nosotros — se acercó hasta el vidrio, mirando al, peli azul — tienes miedo —

— No por mí, sino por ellos... —

—Están condenados de todas formas, ahora o después su destino es desaparecer —

— ¿Por qué, acaso coexistir no es posible, vivir todos en este planeta? —

—Ellos no saben convivir ni con ellos mismos, menos podrán con nosotros, entiende Jimin, los humanos no son como tú crees, al menos no todos, la mayoría solo ven por ellos —

— ¿Cómo Nam y Kook? — asintió — pero Suga y los demás... —

—Que dos sean diferentes no hace diferencia, tú eres único, pero no por eso madre cambiara todo su plan, así no funciona la vida — soltó el aire, debía haber una manera.

—¿Cómo detengo a Madre? — negó al tiempo que sonreía.

— Nadie puede, es absoluta —

—Siempre se puede, debe tener un punto débil —

—¿Por qué los proteges tanto? —

— Porque yo veo bondad, ganas de cambiar, de hacer las cosas bien ...—

—Solo tú ves eso... — el rosado bajo la mirada, un momento, sonrió — ¿qué? —

Lo veían y no lo creían, caminaba libre, siendo aquellos grilletes lo único que separaba la vida de la muerte, es que tanto el aura como la mirada de Tata, eran intimidantes.

—¿Qué hace ese monstruo suelto!? — y era obvio que no a todos les haría gracia, que estuviera fuera de su celda.

—Por favor, solo quiero que él vea lo buenos que son, mostrarles... —

—No me hables como si fueras igual a mí, basura — rugió Nam, mirando de mala forma al rosado, que solo bajó la mirada, ese hombre le daba mucho miedo.

—¿Qué es lo que traman, matarnos a todos!? — dijo Kook al llegar junto a ellos, con arma en mano, dispuesto a disparar.

—¡Jimin! — tanto Tata como el rosado miraron tras ellos viendo a Suga y Jin — que pasa por qué Tata está fuera de la celda? — dijo suave, una vez llegó junto a él, se sorprendió de no verlo a su lado al despertar, en especial después de la noche que habían tenido.

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