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Entro lento sabiendo que luego de su informe, las cosas se pondrían mal.

—Madre! — la imponente figura abrió los ojos — te, tenemos un problema —

—Habla — pasó saliva y respiró profundo, la mirada de madre era atemorizante.

—Perdimos la señal de Prm 09, con él ya son tres elementos que caen en manos de los humanos —se levantó de su trono y caminó hasta donde el pequeño ser temblaba de pies a cabeza.

—¿Qué dijiste? —

—Qué Prm 09, falló en su misión y ahora está perdido igual que Tata y Jmn 01... — resonó tan fuerte como lo sintió el pequeño en su cuerpo, perdiendo la conciencia, cerrando sus ojos al tocar el suelo.

Grito con la furia haciendo eco en su garganta, esa que dolió por la fuerza.

—¡Madre, qué ocurre! —

—¡Madre! —

— Prepara las tropas de drones y robots, crea a los que hagan falta! — mirando a sus hijos —no permitiré que esos sucios humanos tengan a mis hijos cautivos, iremos por ellos — todos se miraron entre sí, era extraño ver a su líder perder así los estribos — ¡muévase! —

— ¡Sí, madre! —gritaron al unísono, saliendo rápido a cumplir con la nueva misión.

Mientras en la guarida, ajenos a todo el caos que estaba sucediendo en la superficie, Yoongi tenía ese momento íntimo con su pareja, donde estar así junto a él, besándolo y tocándolo su tersa piel, era lo mejor de la vida.

Sentía las manos del menor aferrarse a su carne, mientras él, embestía con todas sus fuerzas su interior, sacando eso que jamás se cansaría de oír, los gemidos de Jimin.

—Yo... Yoonie... — mordía su labio y boqueaba buscando llenar sus pulmones, el aire por momentos se volvió escaso— ¡ah! —es que parecía que el mayor, con nada, saciaba sus deseos por el menor, sin duda la discusión con Jungkook despertó algo más que solo celos, en él.

Busco sus labios besándolo casi que con furia, aspirando el ritmo de las embestidas, el golpeteo de pieles resonaba por el pasillo, por el que por obvias razones no cruzaba un alma.

Salió un segundo tomando al menos de la cintura para ponerlo en cuatro sobre lo que quedaba de cama, tomando algo por sorpresa a quien solo se dejó hacer, respirando profundo, y agarrándose como pudo del colchón, ya que la sábana estaba tirada en el suelo.

Se alineó a esa roja entrada y deslizó su pene dentro de aquel cuerpo que solo podía retorcerse, soltando esos jadeos y gemidos algo quedos.

—Yoonie, ya no... No puedo más — sentía todo su cuerpo moverse a espasmos con cada embestida, su cabeza de poco caía entre sus manos buscando soporte.

—Te amo Jiminie — susurro ronco en su oído, provocando unas cosquillas que casi hacer al menor derramarse sobre el colchón, lento deslizó su mano por el abdomen y pecho hasta llegar al cuello de Jimin, mismo que sujeto algo fuerte obligando al menor a levantarse un poco.

—¡Ah! —tenía la cola expuesta a la lujuria de quien sin decir nada comenzó nuevamente el frenético vaivén, gimiendo de esa forma ronca que ponía el lívido del menor a tope, con su mano libre buscó el miembro del rosado y trato de masturbarlo al ritmo que sus embestidas, llegando al clímax, casi juntos a los pocos minutos, cansados, pero felices, terminado con ese beso que decía más que todas las palabras.

—Te amo, Yoonie —sonrió, de forma algo tonta, adoraba cuando Jimin le decía esas dos simples palabras.

Lo acomodo a su lado y luego de recoger la manta que también estaba en el suelo, los cubrió, dejando un beso tierno en la frente de su pareja, esa que ya bostezaba por el cansancio propio del sexo.

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