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Se removió notando el vacío a su lado, abrió los ojos y miro que el rosado no estaba, se sentó en la cama y soltó el aire, lo había sentido inquieto durante la noche, que esperaba al menos poder consentirlo un poco por la mañana, pero claro, el pequeño tenía sus propios planes, unos en donde él no era partícipe al parecer.

Salió de su habitación y caminó directo al invernadero, algo le decía que allí lo encontraría y si lo encontró, y no solo a Jimin, también a Jin, Nam y Jungkook, la mueca fue obvia, esa atención sobre el rosado por parte de Kook no estaba cayendo muy en gracia en Suga, aunque no fuera por un interés romántico.

—Buenos días— dijo fuerte llamando la atención de todos los presentes, aunque sus ojos solo se fueron sobre quien ya mordía su labio, tímido por la mirada pesada de Kook sobre él.

—Buenos días, Suga — paso de todos y llegó junto al rosado, que no fue capaz de mirarle, no quería que los humanos pensaran de forma errónea sobre su mayor— te tomas tu tiempo para comenzar el día — sarcástico.

—Aquí no es necesario estar despierto tan de madrugada, todos saben lo que tienen que hacer sin que yo esté sobre ellos —

—Muy cierto — apoyo Jin.

Nam solo miro de forma despectiva a Suga.

—¿Entonces cuál es la función de toda esta arboleda? —

—Esta "arboleda" es la base del aire que respiras Jungkook, sin mencionar la comida que proporcionarán cuando el tiempo cosecha llegue —

—Las máquinas crean el aire, al igual que la comida... —

—Afuera sí, aquí usamos la que los árboles generan, con un poco de ayuda de algunas máquinas que Jimin ha reparado y creado —Dijo Jin mirando a Kook.

—Necesidad que, esa cosa... — Suga carraspeo mirando a Nam— Jimin, meta sus manos en todo lo que a este lugar respecta —

— Nos ayuda, y debo decir que gracias a él muchas de las máquinas y tecnologías que tenemos funcionan de maravilla, desde que él está con nosotros —

—Si me lo preguntas todo esto es, espacio perdido, aquí fácil podrían caber dormitorios más decentes para la gente... — es que Jimin no podía entender a Nam, acaso la vida de los árboles no era importante.

—Lamentablemente, los dormitorios no proporcionan comida, solo desechos que no necesitamos y por lo que oí de su gente, los dormitorios que Jimin, ambiento, son del agrado de ellos —poco a poco la actitud pesimista y claro esta demandante de Nam estaba crispando los nervios de los habitantes de la guarida, siendo Jin el más afectado— si me disculpan llevare a Jimin al sector 5 —Mirando a Suga quien entendió.

—Claro — tomo la mano del menor y salío con él, rumbo al sector de generadores.

—Haces mal confiar tanto en esa... —

—Te diré esto solo una vez, así que espero, lo tomes en consideración Namjoon — dijo Suga, mirando al hombre — si la forma que en aquí hacemos las cosas no te gusta, las puertas de la guarida están abiertas para que tú y quién piense como tú puedan irse... —Nam empujó su mejilla interna con su lengua.

—Disculpa... —

—Ya te hemos explicado la función que Jimin tiene en este lugar, así que, si el que él esté aquí y ayude en las funciones de la guarida, no te convence, eres libre de llevarte a tu gente... —

—¿Le dará preferencia a esa cosa antes que a tu raza? — inquirió Kook, molesto.

—En todos estos meses Jimin nos ha demostrado ser leal, y eso más de lo que puedo decir de los de mi raza—

—Hijo de... — Kook dio dos pasos buscando llegar frente a Suga, quería encararlo, pero Nam lo detuvo — no soy tonto, sé bien en que terminara esto, así que les repito, si temen que alguien los lastime, pueden irse cuando gusten —

Les dio una última mirada y salió dejándolos a los dos, con la rabia en sus ojos, Suga no era, como los rumores decían, del fiero guerrero que fundó la última resistencia humana, no había nada, según ellos.

Abrió los ojos y sonrió, esa aura era única.

—¿Dudas de ellos no es así? — se detuvo — ya no tienes tanta fe, algo cambió —

—Son diferentes a los humanos que yo conocía, duros de mente, y de corazón —

—Cuando yo llegue a la tierra, esto era un caos, los humanos más poderosos se ocultaron bajo tierra, dejando a los de menos recursos a su suerte, incluso los usaban para atacarnos, los animales y toda vida vegetal pereció por sus propias armas, no por nosotros —cerró los ojos recordando aquellos momentos — no confíes en los humanos Jimin, duda un poco al menos —

Mordió su labio y salió de aquella celda, con la mente más revuelta que antes, quería confiar, pero Nam y Kook lo hacían dudar.

Nuevamente por la noche se encontró pensativo entre los brazos de Suga, oírlo, suspirar así decía más que las pocas palabras que había oído de él durante el día.

—¿Qué piensas? —

—En, en nada solo... —

— Jimin —

—¿Y si jamás les agrado? —lo separo un poco y busco ver los verdes —¿si jamás logro que vean lo que tú y los demás ven? — tomo su mejilla dejando de paso una caricia, para después dejar un beso en sus labios —Yoonie —

—Si no ven lo especial que eres, es su problema no tuyo, que la opinión de dos personas no altere tu paz —sentía ese revoltijo en el pecho seguido de algo que parecía moverse en su estómago, oír la voz susurrada acompañada de esos ojos negros que lo veían con cariño, movió muchas cosas dentro del rosado —Jin, Kio, Momo y los demás saben lo que vales, y estoy seguro de que esas personas pronto lo harán también — semi mordió su labio y antes de pensarlo siquiera se acercó hasta hacer nula la distancia entre sus bocas, un beso que Suga no se negó, por el contrario, lo volvió húmedo, cargado de ese lindo sentir que crecía por el chico frente a él.

Quito cada prenda, que era la pijama del menor, dejando su tersa piel a sus caprichos, comenzó en sus labios para a besos ir bajando, pasando por esa pequeña barbilla, su largo cuello, hasta llegar a la clavícula de quien apretó las sabanas al sentir los dientes de Suga morder su piel.

Cuando llegó a los botones no se contuvo de apretarlos entre sus dientes.

— Yoonie... — siseo, cerrando los ojos y dejando su cabeza, descansar hacia atrás, apretando los dedos de los pies en el proceso, por la ola de placer que sentía, su pene despertó de golpe, haciendo al mayor sonreír, se daría un festín nuevamente, despertando de paso el suyo de solo imaginarlo.

—No — dijo agitado mirando al mayor — esta vez yo quiero hacerlo — pasó saliva y así cuál gato lo vio moverse, saliendo de su lado para llegar a aquel lugar, respirando sobre su pene, que se erizó, al sentir el cálido aliento.

—Ji, Jimin — lo tomó entre sus manos y luego de una mirada cargada de deseo, comenzó con aquel juego, ese que prometía llevar al mayor a la locura.

Locura que estaba dispuesto a soportar, más si venía de su "alguien especial"

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