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Despertó sintiendo la tibieza ajena, esa a la que se podría acostumbrar, giró su cabeza, y sus ojos se vieron de lleno con la hermosa imagen del rosado dormido, con ese lindo puchero que adornaba sus labios además de ese respirar acompasado propio de quien siente paz.

No pudo reprimir las ganas de besarle la frente, así que moviéndose un poco, dejó eso que le habría gustado dejar en los, mas especifico en aquel puchero.

—Hola — susurro, medio dormido.

—Perdón, ¿te desperté? —negó.

—Estaba por hacerlo —sonrió tímido, aún no se creía que ese humano quisiera estar así junto a él, se le hacía mágico —¿cómo estuvo su ciclo? — refiriéndose al sueño.

—¿Tranquilo y el tuyo? —

—También tranquilo, y cómodo —se acercó un poco y escondió su rostro en el pecho de quien lo acuno en sus brazos, acariciando suave la espalda y dejando más de un beso en la coronilla del menor, es que el sentimiento estaba creciendo firme dentro de su corazón —no es una imagen de mi mente verdad? — se alejó un poco —esto, estar a su lado así, ¿no es algo que mi mente crea, es real? —

—Es muy real, tanto que hasta yo estoy algo asustado... — levantó la mirada para ver de lleno los negros del mayor —

—¿Por qué tiene miedo? — lo vio acercarse y dejar un roce suave en sus labios, uno que le quemó hasta el alma, la ternura de Suga era única cuando de Jimin se trataba —Yoonie — susurro, casi sobre los labios ajenos.

—Tengo miedo de que esto sea solo un lindo sueño y que cuando despierte no estés conmigo — con su mano dejo una suave caricia en la mejilla que ya se volvió rosada bajo su tacto —de eso tengo miedo —

Se acercó lento, con algo de vergüenza, presionó los labios del mayor contra los suyos, moviendo sin querer su pierna, tocando eso que estaba despertando en la entrepierna, sacando un suspiro que murió en aquel beso.

—Lo, lo lamento yo... — nuevamente, un beso callaba sus palabras, uno más enérgico, metiendo su lengua, recorriendo todo a su paso, mezclando sus salivas, las manos ya no estaban quietas, recorrían la espalda y costados buscando sentir la piel bajo la ropa, llegando al límite de la pijama, esa que estaba sobrando —Yoonie —

No fueron muy conscientes, dejaron ambos a sus corazones tomar el control, terminando en esa comprometedora situación, Jimin sobre el mayor, besándolo con el mismo desespero.

Masajeaba sin pudor alguno las nalgas del menor, apretándolas, sintiéndose firmes bajo sus manos, mientras su boca jugaba con esos botones, mordiéndolos, para seguido pasar su lengua, sacando suspiros en quien no podía con todo, ni cuenta se dio cuando el mayor lo desnudo.

Menos cuando se desnudó él, solo sentía esa piel suave y caliente bajo la suya, además de eso que estaba rígido entre sus nalgas, el pene del mayor.

—Jimin...—susurro entré el beso, estaba a un centímetro del cielo, y por dios! Que quería entrar en él, pero sabía que el rosado aún no estaba listo, para aquello, corto el beso y rápido cambio de posición, quedando entre sus piernas, haciendo que ambos miembros se rozaran, haciéndolos suspirar — me tienes loco —

—¿Y eso es malo? —estaban agitados, los labios hinchados, sus pieles quemando, las manos inquietas tocando todo a su paso.

—No sé si pueda controlarme mucho más —besando su cuello, dejando esa poco sutil marca.

—¿Quién le pide que lo haga? —cerró los ojos, buscando grabar en su mente cada momento, cada gesto, cada palabra.

Pasó sus pequeñas manos por su cuerpo, hasta llegar a aquella zona, donde sus dos miembros estaban en un roce constante, tomó el suyo y con su mano libre, el del mayor, que se aferró fuerte al cuerpo ajeno para no caer en la locura, cuando el bombeo comenzó, mordió su labio, las manos del menor están cálidas y encajaban perfecto en su hombría.

—Carajo Jimin —ahora su turno de cerrar los ojos, y disfrutar, se correría, eso era un hecho, ese pequeño rosado lo haría correrse de la forma más excitante, que la situación podría darle, entre las manos de quien se estaba volviendo poco a poco alguien único en su vida.

Nuevamente, sus labios se buscaron, las mantas colgaban de la cama, pero ellos no sentían frío, por el contrario, estaban sofocados, respirando por la boca, deseando ese momento no acabará, pero todos sabemos que eso no sucede.

De forma inconsciente comenzó un vaivén, con el rosado sobre él, simulando estar dentro de su cuerpo, afianzó el agarre en la cadera ajena, y antes de poder decir algo, dejó salir todo su semen en un gemido que despertó aún más los sentidos de quien estaba comenzando a amar esta faceta terrícola.

Miro su mano y luego los negros del mayor, se sintió viscoso, pero no era molesto, se lo acercó hasta sus labios, ya antes que Suga dijera algo pasó la lengua, sintiendo ese sabor propio de aquella semilla, el mayor paso saliva, ese pequeño era terrible.

Lo acercó nuevamente y volvió a besarlo, esta vez siendo más tierno, cálido, habían probado otra faceta y sí que la habían disfrutado.

Cuando llegaron al pasillo, ya bañados y vestidos, las miradas delataban un poco sus emociones.

—No, no me mire así —

—¿Por qué no? —recuerdos, sucios recuerdos —te miro como se debe mirar a alguien especial — él era especial para ese humano, sonrió tímido y escondió su rostro en el pecho del mayor que solo lo abrazó, oliendo ese aroma frutas.

—Perdón que interrumpa su burbuja de amor, pero tu amigo despertó —dio un salto y salió de su escondite alejándose un poco de Suga, mismo que miro de mala manera a su amigo —Que, ¿por qué me miras así? —

Abrió los ojos al sentir la presencia del tecnopata del otro lado, sonrió.

—Linda jaula, Jm01 —hablo al aire, sabiendo bien que el pequeño lo escuchaba.

—No es una jaula —soltó el aire en una mueca de sarcasmo —solo quiero que estés cómodo y seguro, nada más —

—Claro —

—¿Qué es lo que buscan en nuestro planeta? —endureció su mirada al oír la potente voz de Suga, levantó su vista al techo.

—Lo que busquemos no es asunto de los terrícolas... —

—Lo es si para conseguirlo deben acabar con todos y todo —

—¿Qué quiere Bloend? —siguió el rosado —¿que necesitan, de este pequeño planeta? —suspiro.

—Ellos —dijo con nostalgia— lo que Bloend busca es... —

—Suga Disculpa, pero tenemos una situación —el mayor miro a Hobi.

—¿Qué ocurre? —sacó el mini monitor de un bolso que traía consigo y lo puso frente a los demás — no puede ser... —

—Pues sí es, amigo mío — sonriendo.

—¿Qué ocurre, general? — miro al rosado y amplió su sonrisa.

—Hay más vida fuera ...—los ojitos verdes se abrieron en emoción —hay más sobrevivientes Jimin —

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