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—Sigo sin entender la confianza que le tienes a esas criaturas —rodó los ojos — fácil pueden acabar con todos en un suspiro y tú los tratas como si fueran simples niños, acaso no... —

— Creo que haber explicado el motivo, a menos claro que no lo hayan entendido —

—Pero claro que no entiendo, como puedes poner a dos monstruos antes que a nosotros —

—¿Sabes cómo me volví comandante de la resistencia, Jungkook? — el menor rodó los ojos, no había quien no conociera esta historia — la tome a fuerza porque, según en mi opinión, quien estaba a cargo en ese momento no hacía las cosas como debía, sentía la misma rabia que sientes tú ahora y presionaba de forma constante a mis superiores — lo miró — quería venganza, quería que ellos pagaran por mi dolor —

—Te enfrentaste a todos y tomaste el mando, es lo que se debe hacer cuando alguien es incompetente... —

—¿Y sabes lo que pasó después? — negó — me di cuenta lo difícil que es cumplir los caprichos y deseos de todos, me di cuenta de que mi venganza era nada a comparación con lo que otros habían vivido, que ni así la rabia fuera mucha, no podía poner en peligro al resto solo por el dolor de uno... —

—Los demás te habrían seguido... — Negó.

—Cuando un hombre llegó pidiendo vengar a su hijo, los demás solo hicieron la vista gorda, era su dolor, no el de ellos, los demás estaban bien por qué arriesgarse por alguien que ni conocían... —

—Nam los hubiera obligado —

—Los lleva a morir a la fuerza, que bien, supongo las familias lo aman por eso, por llevar a sus maridos e hijos a morir por su ideal de venganza — sarcástico — lo admiran sí, pero es más el temor que otra cosa... —

—¿Y no es así como debe ser? —

—¿Lo admiras o le temes? —

— Yo lo admiro sin él, no estaría vivo — dio dos pasos y llegó junto al menor.

—¿Morirías por él? — asintió — ¿y él moriría por ti?— sus ojos mostraron duda — dime Kook, tu héroe se dejaría abatir por ti? —y su mente llego rápido el momento donde rodeado de drones vio a Nam esconderse, para salvar su vida, dejándolo a su suerte, salvado por aquel robot que llegó y se puso en frente, el robot de Jimin — eso creí —

—Yo sé que él... —

—Jimin quiere ayudar, a su manera quiere salvar el mundo y a nosotros en el proceso y claro que ayudaré, porque como líder comprendí que tengo que oír las opiniones del resto dejando de lado el rencor, porque si me dejo guiar por él, se acaba todo —

Se quedó pensando en las palabras del mayor, buscando de forma inconsciente en su memoria las acciones que su héroe tenía, todas cuestionables, poniendo en riesgo no solo su vida sino las de las personas que se supone trataba de proteger.

—¿Así está bien? —

—Sí, ahora un poco de agua — escucho voces y camino hasta llegar a la entrada del invernadero, donde Jimin estaba con un pequeño, esos que a pesar del miedo de sus padres buscaban estar junto al rosado — listo, ahora solo debes esperar unos días, verás que una planta aparece —

—¿Y me la podré comer? —con la emoción en sus ojitos.

—Sí, cuando madure podrás llevarla y compartirla con tu círculo — el pequeño lo miró, interrogante.

—¿Círculo? —

— Se refiere a tu familia — los dos menores se giraron notando la presencia de Jungkook — cuando dice círculo se refiere a tu madre y hermana —

—¡Oh, claro que sí! — sonriendo — bueno ya me voy, nos vemos mañana Jimin! —

—Sí, adiós — le gustaba verlos, se le hacía increíble que los humanos tuvieran esa capacidad de tener mini, versiones de ellos —¿necesita algo? —

—Dicen que reparas lo que sea — asintió — esto es valioso para mí, se rompió en batalla y ... — mostrando un viejo radio a pilas, parecido al que Kio tenía — si tú pudieras... —

—Claro que sí — se levantó y limpió sus manos en su ropa, manchándola con tierra, viendo algo adorable — déjame verlo — tomo el radio y cerró los ojos, Jungkook paso saliva, fuera enemigo o no tenía que reconocer que Jimin era único, pequeño a comparación suya, de tez blanca, nariz pequeña, y esos labios rosados que hacían juego con su cabello, desvió la mirada al verse admirarlo — listo, lo modifique un poco para que puedas recargarlo y no tengas que estar siempre dependiendo de las baterías, aunque si no quieres puedo... —

—No tranquilo, así está bien — sonrió, se sentía bien no tener la mirada pesada de Kook sobre él, sino una más amable, más cálida — gracias —

—De nada, siempre que necesites algo solo dime — y esos lindos ojos verdes que parecían ver tu alma, carraspeo un poco y sin decir más se fue, dejando al menor con un sentir lindo, no eran malos, él tenía razón, dentro del corazón de Kook había eso lindo, eso que él quería salvar.

En la cena todo estaba en calma, por primera vez desde su llegada Jungkook se sentó en la mesa con los demás, comió en silencio, pero al menos estaba allí, pensó Suga.

Por la noche estaban los dos juntos, abrazados, dándose esos mimos que al menor le encantaba, sintiendo el tranquilo latir de su pareja, así como Suga siente lo suave de la piel de Jimin bajo sus dedos.

—¿Me dirás que pasa o tengo que esperar? — suspiro.

—Yo... — mordió su labio.

—Sabes que cuentas conmigo, no estás solo en esta batalla— salió de su cómodo lugar para mirarlo, los marrones de Suga, fijos en los verdes de Jimin.

— Vi imágenes en mi mente hace unos días, y según Tae, eso se hará realidad si no logro hacer que madre cambie de parecer — no necesito escuchar que tipo de sueño había sido, con solo ver el pánico de los ojitos de su niño, era suficiente.

—Hasta donde sé y oí, tu madre no es alguien con quien puedas solo hablar—

—Lo sé, pero también sé que si le muestro que su idea está mal, que hay otras formas de conseguir fuerza y energía, tal vez desista de romper el planeta... —Lo tomo de las mejillas y dejo un beso en sus rosados labios.

—Te amo — apretó los labios de forma nerviosa.

—Yo también te amo Suga — dejando un pico — y por ese amor es que quiero regresarte, tú, bueno su mundo — el mayor sonrió.

—Me das felicidad, y eso más suficiente, el mundo lo podemos recuperar juntos— nuevamente esas cosquillas en el estómago hicieron aparición, en ambos, el amor en toda la palabra—¿me dejas hacer eso contigo? — sus ojitos se cristalizaron, su tímida sonrisa se volvió grande.

—Sí, claro que sí —Se fundieron en un beso que pronto los llevó a aquel nivel, donde estar desnudos y sudados, pegajosos, y unidos, era lo mejor para los dos, en aquel mar de suspiros y gemidos, que ninguno callaba, qué más daba que los oyeran o que opinaran, no estaban en condiciones de privarse de la poca felicidad que la vida bajo tierra tenía.

— Suga —suspiro fuerte al sentirlo entrar profundo.

—Solo disfruta —

Volvió sobre sus pasos al oír a la pareja y entró en su habitación, se estiró en la cama y al cerrar los ojos la linda sonrisa del rosado apareció, haciéndolo sonreír.

Es que nadie quería privarse de nada bajo tierra.

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