MI GUARDAESPALDAS //ZeeNuNew (Terminada)

Capítulo 27

Quería que Zee viniera, pero conocía su resistencia, él tenía el aguante que muchos envidiarían.

Provocarlo había sido mi objetivo número uno de la semana. Estaba muy molesto con él, no solo por haberme mentido, sino que ahora por su culpa, Jonathan podía observarme cuando quisiera.

Una parte de mí aún deseaba que Zee mandara su trabajo a la mierda y me sacara de aquí. Que pudiéramos escapar juntos...pero nada podía estar más lejos de la realidad.

Entonces solo me quedaba volverlo loco y romper ese muro de autocontrol, no hay nada que deseara más. Era mi venganza por lo fácil que se había rendido, por lo poco o nada que había luchado por mí.

Entró dando un portazo y se detuvo en medio del estudio.

—¿¡Esto es lo que buscas!?—pregunto con las pupilas dilatadas y la respiración agitada—¿Te gusta verme así?

Sí, me encanta verte así.

Apretó los labios y de dos pasos ya estaba delante de mi.

Cerré los ojos cuando su boca chocó con la mía y por un instante me olvide de respirar. Me tomo por la nuca con fuerza y con la otra mano me puso mis manos atrás de mi espalda.

Jadee cuando sentí su erección clavándose en mi estómago.

Zee...—supliqué cuando se separó de mi boca, no sin antes chuparme el labio inferior con fuerza y dirigirse al cuello.

—Cállate—Me ordenó mientras su boca alcanzaba el lugar donde Nat me había hecho el chupetón después de tanto rogarle que me ayudara a darle celos a Zee. Se negó varias veces, pero terminó aceptando con tal de que me callara.

Con mi mejor amigo me había reído por las cosquillas que me causaba en el proceso. Y por el contrario,  la succión de los labios de Zee en mi piel me ponía caliente en segundos.

Me roce con su pantalón casi desesperado por sentir algo que me ayudará a calmar el dolor que sentía mi cuerpo.

—Dile a tu amiguito que si te vuelve a tocar lo mato.

Me soltó cuando vio que me removia inquieto y dio dos pasos hacia atrás, jadeando igual que yo.

—No juegues conmigo, NuNew—dijo al mismo tiempo que su pecho subía y bajaba.

El juego lo empezaste tú—conteste deseando tirarme a sus brazos—¿Qué tal se duerme en el coche?

Zee me fulmino con la mirada. Estaba comportándome como un niño malcriado, pero mi orgullo me animaba a seguir provocándolo.

—Cuando salga por esa puerta este jueguito se acabó. Soy tu único aliado aquí, no lo eches a perder.

Me beso con fuerza una vez más y luego salió por aquella puerta.

En el fondo sabía que tenía razón. Todo se había ido a la mierda ya. Estos días invadiendo las camas de mis mejores amigos no fue lo más genial, pero no podía asimilar que un idiota que intento abusarme, me observará. Además que ya todos en la universidad se dieron cuenta que no era normal que tres hombres me siguieran a todos lados.

Zee estaba irreconocible. Además de que estaba más frío que el polo norte, también se había vuelto más estricto respecto a mi seguridad. Parecía sospechar de todo el que se me acercara.

Dos semanas con este infierno y me estaba volviendo loco. Quedé con Nat en un restaurante, tenía planeado convencerlo para que saliéramos de fiesta esa noche. Al principio se negó de ir pero al final terminó aceptando como siempre.

De regreso a casa le informe a Zee sobre mis planes para esa noche, he de decir que no estába nada convencido de que lo hiciera, pero no cuestiono mucho.