MI GUARDAESPALDAS //ZeeNuNew (Terminada)

Capítulo 48

Al igual que en la residencia de Jonathan, no podía salir por ningún motivo. Zee al ser uno de los principales sospechosos de mi secuestro, tampoco podía salir.

Jonathan tenía a todos sus hombres buscándome por toda la cuidad. Max era quien nos mantenía al tanto de todo.

Entendí que Zee era el jefe de aquel operativo, entraban y salían personas de un salón al que no me permitían entrar. No se me permitía entrar. No se me permitía mucho, así que eso me daba más tiempo para planear mi venganza.

Fue aquel encierro lo que me llevó a hacer las pases con Joss. Acepto gustosamente entrenarme después de pasar un día rogándole.

—A mi no me importa hacerlo, joder-dijo irritado-Al que no le hará ni puta gracia es a tu novio.

Zee no es mi novio—dije muy serio.

—Pues deberías aclarárselo, el hombre está algo confundido...

Me da igual Zee. Quiero entrenar, fortalecerse, quiero...

—Quieres matarlo, ya me habían llegado rumores de eso...

Suspire.

Lamento que la misión se jodiera por mi culpa—le dije con sinceridad.

—No se ha jodido del todo, aún tenemos a Max adentro.

¿Qué es lo que saben exactamente?—pregunté curioso.

—Sabemos que los Sumettikul llevan la peor red de trata de personas del país. Trafican con personas de cualquier parte del mundo, pero lo que más se ha visto es que tiene más ingresos con el continente asiático. Se esconden con empresas millonarias y no ponen sus nombre en ninguna parte. Por eso es casi imposible llevarlos a juicio. No hemos dado con los lugares en donde lleva acabo las ventas para atraparlos con las manos en la masa.

Me dolió pensar que mi madre fue víctima de esos desgraciados.

¿Qué puedo hacer para ayudar?—Pregunté entonces—Yo puedo serles útil, viví con el casi dos meses ; se como se mueve, se como es...

Joss estaba a punto de decir algo pero su mirada se desvío a mis espaldas y se calló.

Me giré y vi a Zee apoyado contra el marco de la puerta fulminando con la mirada a Joss.

—¿Qué le has pedido?—preguntó serio.

—Solo charlábamos...—dijo él.

—Te lo deje claro, Sangngern.

Joss asintió y salió de la sala.

No puedes pretender que me quede sin hacer nada—lo enfrente.

—Te quiero fuera de esto.

¡No quiero estar fuera!—exclamé—No lo conoces como yo...

—No hay nada que puedas hacer—se paso la mano por la cara desesperado—A no ser que sepas de algún lugar donde los podemos pillar.

Sus palabras hicieron que recordará aquel club...el lugar que nadie más que Tan nos acompañará.

Puede que exista un lugar...—dije más para mi mismo que para él.

—¿Qué?—pregunto acercándose—Yo retrocedí por instinto.

Me llevo a un lugar para demostrar lo que era capaz y hacer lo que él quería. Hablo de unas mercancías, pero en su momento creí que hablaba de drogas...

—¿Qué lugar? ¿Dónde estaba? ¿Recuerdas como era?

Levante la cabeza y mire muy serio.

Te lo diré si me dejas formar parte de esto.

Apretó la mandíbula y negó con la cabeza.

—Esto no funciona así, gatito.

Me crucé de brazos.

Pues entonces sigue dando pasos en falso—iba a rodearlo pero me tomó del brazo.

Levante la mirada para decirle que me soltara pero no pude. Estaba tan cerca, demasiado cerca.

¿Vas a dejar que te ayude?—pregunté apenas.

Zee se tensó y me soltó.

—No—entonces me dio la espalda y se fue a encerrar a la maldita sala de reuniones.

Al dia siguiente, mientras almorzábamos, Max hizo acto de presencia. Al entrar en la cocina, a penas puedo sostenerme la mirada unos segundos, él sabía perfectamente por qué. De pronto se me fue el apetito al verlo.

—Tienen una grabación, Zee—dijo entonces mirándole con seriedad.

—Eso es imposible—dijo Talay—Me asegure de que todas las cámaras estuvieran apagadas...

—No es del edificio, es de cuando te lo llevaste de Tailandia.

Mire a Zee y supe que era serio cuando se le fue el color de la cara.

—Saint...

Se puso de pie para salir deprisa pero Max lo detuvo.

—Es tarde, Zee. Esta muerto...

Todos nos quedamos en silencio.

—¡¿Qué mierda me estas diciendo?!

—El mismo señor Perpiriyawong mandó hacerlo, cuando se enteró que estabas detrás del secuestro de su hijo. Escuché cuando se lo dijo a Jonathan.

Sentí una presión en mi pecho ¿Mi padre?

—¿Cómo sabes que en verdad ya está muerto?—sentía que el corazón se me encogería al escucharlo tan destrozado.

Se quedaron viéndose mutuamente. Zee luego apartó a Max del salón hasta su habitación.

Quise ir tras él...Me sorprendió por un segundo, que el coraje que sentía por él, se desvaneciera al verlo tan mal.

Pero entonces. Talay me detuvo.

—Déjalo solo, es mejor.

Pero...

—Lo conozco, necesita tiempo.

Me quede mirando la puerta por la que había salido. Sentí asco de tener la misma sangre de un asesino.

Después hubo unos minutos en los que nadie dijo, ni opinó nada. Entonces decidí hacerlo yo.

Yo se donde podemos encontrar a Jonathan—rápidamente me gane la atención de Max, Joss y Talay—Conozco el lugar donde estoy seguro que hace sus malditos negocios.

—¿Dónde está el lugar?—preguntó Joss, confundido.

No recuerdas el nombre de la calle. Pero se como llegar, también recuerdo la fachada y se que si yo voy me dejaran entrar. Jonathan hizo que me registraran cuando lo acompañe.

—¿Queires entrar?—preguntó Max—¿Perdiste la cabeza?

Lo miré desafiándolo con la mirada.

Ninguno de ustedes puede entrar, pero yo si. Y si eso sirve para comprobar que el hijo de puta trágica personas, quiero arriesgarme.

Los tres se miraron unos a otros, supe que lo estaban considerando.

—No creo que sea tan mala idea...—dijo Joss.

—Habrá que prepararlo entonces...—opinó Talay.

—¿Están locos?—interrumpió Max—Zee nunca lo permitiría.

—Zee perdió liderazgo en el mismo momento que su imagen empezó a rolar por todas las redes del país. No puede asomar la puta cabeza fuera de aquí. Él no puede hacer nada.

—Eso no lo decides tú—reprocho Max.

—Pues yo mismo hablaré con Holmes si hace falta.

—No te lo perdonará jamas...

Joss se levantó de la mesa y todos lo miramos.

—No me importa el perdón de Zee, sino meter tras las rejas a todos los que estén implicados en secuestrar, violar, matar o prostituir a una persona.