Capítulo 23

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Jennie y sus amigas se despidieron cariñosamente de los campesinos del clan Kang y se subieron a uno de los carros de los Manobal para regresar a Ayutthaya.

Ella estaba feliz por alejarse de allí, pero su alegría se vio truncada cuando vio aparecer a la mocosa caprichosa a lomos de un impresionante caballo blanco y la oyó vociferar con gesto desagradable sus descarnadas órdenes a los sirvientes.

—Lleven con cuidado mis baúles hasta mí carromato. No quiero que ninguno sufra el más mínimo daño, o lo pagaran. ¡Tú, miserable saco de grano! —gritó a un muchacho— avisa a la princesa que ya estoy preparada y que podemos partir.

—Mírala. Sólo falta que le dé vueltas la cabeza para parecer la niña del exorcista —se rió Rosé, señalándola.

—¿De quién hablan? ¿De la barbie medieval? —preguntó Irene.

—¿De quién sino?—asintió Jennie, molesta por aquella repentina compañía—. No
puedo entender que en vez de quedarse aquí para acompañar a su padre y ayudar a los suyos, se tenga que venir con nosotros para, seguramente, jodenos la existencia.

—Esa es más inútil que una soprano tartamuda —se burló Irene, al ver cómo intentaba, sin resultado, colocarse bien la capa.

En ese momento Lisa apareció a lomos de su caballo oscuro y, tras saludar a Jennie con un movimiento de cabeza, galopó hasta donde estaba Mina para dirigirse a ella con voz amable.

—No te preocupes, tus enseres llegarán intactos; como siempre.

La joven, al verla a su lado, cambió su gesto hosco por uno más dulce, retirándose el pelo de la cara con estilo y glamour. Digno de un comercial del Shampoo.

—Oh, Lisa... Deseo tanto un poco de paz, después de la locura que he vivido estos días —dijo, con una sonrisa embobada—. Estoy agotada, necesito reposar.

—En mi palacio descansarás, te lo aseguro.

Lisa apretó su mano con confianza para transmitirle algo de sosiego, pero se alejó de ella cuando vio que Tae Hyung se acercaba al carro en el que viajaban las extranjeras.

—Quería comprobar que están bien acomodadas —dijo el guerrero acercándose y mirando a Ruby—. Espero que no sigas enfadada conmigo por apostar a mis hombres en tu puerta.

—¿Vienen con nosotras? —preguntó Rosé girandose y encontrando a las guerreras que la habían cortejado antes, saludándola y sonriéndole calidamente. Bajo la atenta mirada de Jisoo.

—Sólo una parte del camino —aclaró éste sin retirar los ojos de Ruby.

Rosé e Irene asintieron y permanecieron en un segundo plano. Estaba claro que el chico tan guapo no estaba allí por ellas.

—Tae, eres tan encantador que no puedo estar enfadada contigo. Discúlpame por mi
reacción en el salón, pero cuando Lisa y tú se...

—Hablando de Lisa —interrumpió él, divertido—. En este instante nos está observando ¿Crees que debo empuñar mi espada?

Sorprendida, Jennie miró en la dirección que él señalaba y un extraño regocijo le recorrió su cuerpo al ver cómo los observaba, mientras la Barbie hablaba y hablaba como una lora sin parar.

Su porte estático delataba tensión y sus ojos, furia y desconfianza.

—Tranquilo, Tae. No creo que Lisa desee perder un buen amigo.

—Quizá por una mujer como tú, sí.

Se quedó atónita por lo que ese hombre dejaba entrever con aquellas palabras.

VOLVERÉ POR TI | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora